CAROLUS AURELIUS CALIDUS UNIONIS
Actualmente, se está allanando el camino para legalizar y normalizar la pedofilia a través de su particular ‘ventana de Overton’. Este proceso sigue un patrón similar al que se utilizó con el aborto.
A los adultos que sienten una atracción sexual, violan, explotan e incluso matan a niños se les suele calificar indistintamente de pederastas o pedófilos. Sin embargo, ambos términos proceden de conceptos griegos distintos y no deberían ser utilizados como sinónimos.
El vocablo pederasta hace referencia a los hombres que desean sexualmente a adolescentes masculinos. La principal diferencia que se ha ido remarcando durante los últimos años es que un pedófilo siente una atracción por personas jóvenes pero no tiene porqué llegar a desembocar en una acción concreta o consumación de dichos deseos. Por otro lado, un pederasta siente la misma atracción que el pedófilo pero en este caso sí que desemboca en un abuso sexual.
Por norma general, todos los pederastas son pedófilos pero no todos los pedófilos tienen porqué ser pederastas.
Según los expertos, la mayoría de las personas con pedofilia odia realmente tener este tipo de deseo y no actúan sobre ellos por razones morales… por norma general quien es pedófilo es perfectamente capaz de darse cuenta de lo que supone para los menores implicados, los daños provocados y el hecho de que se trata de un delito grave tipificado por ley. Su capacidad de decisión no se encuentra alterada, con lo que son plenamente responsables de sus actos.
La pederastia y distintas actividades llevadas a cabo por pedófilos (corrupción de menores, creación, tenencia o posesión de pornografía infantil, etc.) son punibles por ley, considerándose plenamente imputables a la mayor parte de estos individuos.
Lo terrible, lo realmente preocupante es que, al paso que vamos la pederastia acabará siendo normalizada y después legalizada, dejará de ser algo malo para adentrarse en el sofisticado mundo de los nuevos derechos humanos de segunda generación; todo ello siguiendo el esquema de la “ventana de Overton”.
El momento de la legalización de la pederastia, teniendo en cuenta los pasos que algunos de sus partidarios están dando, debemos pensar que no está muy lejano, desgraciadamente.
Habiendo llegado hasta donde hemos llegado, es bueno saber cómo y por qué estamos como estamos, si es que pretendemos ponerle remedio. Veamos un poco de la historia y nombres destacados entre quienes han intentado transformar la pedofilia y la pederastia en un estándar sexual cada vez más aceptado. Algunos incluso buscan legitimar la pedofilia a escala internacional, apoyados por organismos como la ONU, que pretenden consagrarla, algo que no nos debe extrañar porque en los últimos 50 años ha promovido la ideología de género, el homosexualismo social, la imposición del aborto y la eutanasia a nivel global… ¿por qué no la pedofilia y la pederastia?
Thorstad afirmó que, antes de la creación de NAMBLA, ya trabajaba legalmente en Estados Unidos desde su prevalente posición de presidente en la Alianza de Activistas Gais (GAA), una organización que reunía a numerosos grupos LGBT. En 1976, dos años antes de la fundación de NAMBLA, la GAA financió una conferencia sobre el amor entre hombres y niños. Desde entonces, esta organización, desde Estados Unidos, trabaja en la expansión para cubrir todo Occidente, donde la liberalización sexual ha permeado en todos los niveles, permitiendo que participen de esta parafilia todos los que lo deseen. Pero precisamente los que cuentan con más poder, político o financiero, son los que accederán a entornos e información más selectiva, porque este tipo de depravación es cara.
Otro caso notorio es el de Jeffrey Edward Epstein, conocido por la red de explotación sexual de menores en su mansión de la isla de Palm Beach, y en la que estaban implicadas figuras prominentes del mundo de la política, el arte y las ciencias. En 2005, la policía de Palm Beach, Florida, comenzó a investigarlo tras la denuncia de un padre que acusó a Epstein de acosar a su hija de catorce años. Finalmente, en 2008 fue condenado, y en 2019 tuvo que enfrentarse a nuevos cargos por liderar una red de tráfico de menores. Sin embargo, el juicio no se llevó a cabo debido a su controvertido suicidio en prisión el 10 de agosto de 2019.
El suicidio de Epstein ha sido objeto de dudas, ya que antes de su muerte, redactó una lista de visitantes a su mansión, revelando nombres destacados de la sociedad estadounidense. Esta lista fue parcialmente desclasificada, y el activista AntiNAMBLA, en su perfil de X, resumió los nombres que aparecían, incluyendo figuras como Bill Clinton, el príncipe Andrés, Stephen Hawking, Alan Dershowitz, Thomas Pritzker, Oprah Winfrey o la modelo Naomi Campbell, entre otros.
Actualmente, las diversas organizaciones «globalistas», los promotores del «nuevo orden mundial» (coincidentes a su vez con quienes promueven la «agenda 2030») están allanando el camino para legalizar y normalizar la pedofilia y la pederastia utilizando el esquema de la ventana de Overton. Este proceso sigue un patrón similar al que se utilizó con el aborto, el homonomio y, más recientemente, la eutanasia: 100% sentimentalismo y 0% razón argumentada, todo bien apalancado desde la propaganda mediática. El último paso será la cancelación social, la sanción administrativa y la cárcel por delito de odio para aquellos que se atrevan a afirmar públicamente que las relaciones sexuales con niños es una perversión enfermiza.
No está de más subrayar que la pederastia ha sido un instrumento muy eficaz para atacar, desprestigiar a la Iglesia Católica durante las últimas décadas… en efecto que un sacerdote abuse de un menor que le ha sido confiado, material o espiritualmente, resulta especialmente repugnante, Ahora bien, el clero apenas representa un 0,2% del total de la pederastia. O sea, es absolutamente marginal. Así que la campaña continuada emprendida por quienes se hacen llamar progresistas y de izquierdas ha resultado exagerada “ad nauseam”. Claro que, quienes emprendieron la campaña de calumnias, difamaciones, mentiras, etc. sabían aquello “difama, calumnia que algo queda… pues, cuando el río suena, agua lleva”.
Como quienes emprendieron la campaña canallesca contra la Iglesia Católica han considerado que ya se han cumplido las metas que se propusieron, ya no se esconden y no recurren al circunloquio, a enmascarar lo que piensan, es por ello que Irene Montero en septiembre de 2022 acabó decidiendo hablar sin tapujos (y no fue desautorizada por nadie del gobierno social-comunista), defendiendo abiertamente la pederastia, cuando dijo aquello de que los niños tienen derecho a acostarse con quien libremente decidan… y a partir de ahí, la pederastia terminará convirtiéndose en un “derecho humano”.
El primer paso será legalizar la pedofilia (que al fin y al cabo es “la teoría”) y después la pederastia (práctica)… aunque es evidente que Irene, la consorte de Pablo Iglesias, y quienes comparten sus mismas ideas y acciones, pretende llegar hasta el final de forma acelerada.
No piensen que todo ello es una extravagancia, una ocurrencia más de la lumbreras Irene Montero, la que logró leyes que rebajan las penas de los agresores sexuales y viloladores, o que permiten a los menores hormonarse y cambiar de sexo mediante cirugía, o… No, nada más lejos de la realidad, todo ello ha sido premeditado, con alevosía, en la sombra y posiblemente con nocturnidad…
Ya años atrás una diputada comunista chilena, de nombre Camila Vallejo, hizo una proclama en la misma dirección, cuando afirmó que “la pedofilia es un derecho a recuperar…”, también manifestó por entonces que “el feto es un parásito en el vientre de la mujer“.
Pero, ni la una ni la otra son las primeras personas de izquierda en manifestarse claramente a favor de la pederastia, del abuso y de la corrupción de menores.
¿Han oído hablar de un tal Daniel Cohn-Bendit, uno de los principales líderes de la revolución de mayo del 68?
Aclamado por muchos como un gran liberador aún hoy. Lo que no dicen es que fue y sigue siendo defensor de la pederastia. La izquierda, quienes se hacen llamar progresistas se cuidan mucho de silenciar que Daniel Cohn-Bendit escribió un libro en 1975 en cuyas sus páginas relata sus experiencias con menores. Es demencial y asqueroso. Sin embargo, eso no le impidió ser eurodiputado entre 1994 y 2014, aunque se sabían sus ideas aberrantes y delictivas.
¿Por qué? Pues, muy sencillo, llamemos a las cosas por su nombre: las ideas de Daniel Cohn-Bendit estaban muy extendidas y eran defendidas por muchos “liberadores sexuales” en los años 60-70 del siglo XX.
Muchos que hoy se llevan las manos a la cabeza cuando los supuestos abusadores son sacerdotes católicos, han aclamado a este tipo de personajes y no quisieron ver a dónde podían llevar sus postulados de liberación. Esos mismos progresistas nunca hablan de que la pederastia es un problema dimensiones muchísimo mayores (los casos de pederastia entre el clero católico apenas representan el 0,2 por ciento del total), esos mismos progresistas procuran ocultar que la mayoría de los casos de abuso a menores se dan en el entorno familiar.
Y, faltaría más, tampoco nos cuentan que detrás de estas repugnantes barbaridades están las ideas de hombres como Daniel Cohn-Bendit que fueron y siguen siendo aclamados como grandes revolucionarios.
En la época de la revolución sexual estas ideas eran aceptadas y divulgadas por muchos, por gente que todo lo “pornificaba” y llegaban a defender la pedofilia -y la pederastia- como orientación sexual. Ahora, las indecentes y malvadas Camila Vallejo e Irene Montero han recogido el testigo y nos hablan de la revolución sexual como un gran avance para la humanidad, a pesar de que cualquier persona decente y sensata sepa sobradamente que entre sus peligrosos alcances está la destrucción de muchas familias, la promiscuidad, la normalización de la infidelidad, cosificación de las personas, y… un largo etc. cuyo objetivo último es la destrucción de nuestra forma de vida, la destrucción de la civilización judeocristiana grecolatina.
Y, mientras tanto, cuando les convenga seguirán diciendo que el principal problema es la Iglesia Católica, por culpa del celibato, aunque la realidad, la tozuda realidad sea otra… claro que, podemos obviar y evadirnos de la realidad, pero no podemos evadirnos de las consecuencias de obviar la realidad.
Debemos tener presente que el pensamiento de algunos de los líderes progresistas, como Daniel Cohn-Bendit era una defensa clara y rotunda del mal, y en la actualidad, por desgracia estas terribles ideas las mantienen algunos de sus herederos, como Irene Montero.
Los MAT (que es como ahora se hacen llamar los pederastas, que es la traducción de las siglas Personas Atraídas por Menores) ya están siendo admitidos por la mayoría de grupos LGTBI que consideran que la pedofilia no es un delito sino otra opción sexual más.
La izquierda está haciendo presión sobre los medios de información, creadores de opinión y manipulación de masas, para que los pedófilos no sean tratados como delincuentes ni como enfermos mentales sino como personas libres que tienen una opción sexual diferente.
En Holanda los pederastas están organizados políticamente y, de hecho, su agrupación política es un partido completamente legal, el Partido del Amor Fraternal, la Libertad y la Diversidad (PNVD), fundado hace más de un lustro, pretende rebajar la edad de consentimiento sexual de los 16 a los 12 años, legalizar la posesión de pornografía infantil y la zoofilia. Un partido legal que quiere una ley para declarar legales las relaciones con menores ¡de 12 años!
Wikipedia define a los MAT como “el movimiento activista pedófilo, referido por algunos partidarios como el «movimiento del amor hacia los niños», es un movimiento social que abarca una variedad amplia de opiniones y aboga por la aceptación social de la atracción romántica y/o sexual de los adultos hacia los niños y por específicos cambios en las leyes criminales y respuestas culturales que conciernen a la conducta denominada pederasta. Actualmente se criminaliza la práctica de esta conducta por considerársela como un trastorno o patología sexual -y manifiesta que sus metas son-:
La derogación de las leyes de edad de consentimiento, a efectos de eliminar de la legislación el uso de la edad como un criterio válido para identificar el abuso sexual infantil o, como una medida provisional, la disminución progresiva de esa edad.
El parlamento francés, La Asamblea Nacional de Francia, ya abrió la puerta hace algunos años a la aprobación de una nueva legislación sobre los abusos sexuales a menores que implica, de facto, una legalización encubierta de la pederastia y la posibilidad de que los adultos que tienen relaciones sexuales con niños no sean procesados por violación si la víctima no puede probar la “violencia, amenaza, coacción o sorpresa”. Este proyecto de ley conocido como la ley Schiappa, provocó la indignación en todo el país y la movilización de grupos padres que acusaron al Gobierno de traicionar a los niños franceses.
Afortunadamente, en el parlamento francés se impuso la cordura y, lejos de permitir la pedofilia, endureció las penas contra el abuso sexual a menores de edad.
La Ventana de Overton: como conseguir legalizar cualquier cosa, aunque sea una terrible aberración; como LA PEDERASTIA.
La Ventana de Overton es una teoría política que describe con escalofriante exactitud cómo se puede cambiar la percepción de la opinión pública para que, las ideas que antes se consideraban descabelladas, aberrantes, algo absurdo e impensable, tabú, acaben siendo aceptadas transcurrido cierto tiempo.
En principio, teóricamente, ningún tabú escaparía a la eficacia de esta técnica. Por lo tanto, se podría cambiar de modo radical -desde la raíz- la valoración que la sociedad, por poner algunos ejemplos, tiene actualmente de la eutanasia, el incesto, el bestialismo, la pederastia o el canibalismo. Para ello no se llevaría a cabo un lavado de cerebro directo, sino una serie de técnicas avanzadas, cuyo desarrollo pasaría inadvertido para la sociedad.
Para mostrar de qué manera esta teoría explica cómo se pueden lograr los efectos deseados, conviene que nos centremos en un tabú concreto.
Examinemos por ejemplo LA PEDERASTIA que, seguro que es uno de los que la mayoría de la gente considera absolutamente inadmisible.
¿Cómo hacer posible que la gente considere aceptable corromper y abusar de menores? ¿Qué camino hay que recorrer para conseguir un cambio en las conciencias, desde la fase de aversión-repulsión hasta la de conformidad plena?
Pues, aunque les parezca mentira, tal aberración sería posible de conseguir, siguiendo rigurosamente las cinco etapas que a continuación se describen:
PRIMERA ETAPA: DE LO IMPENSABLE A LO RADICAL
En este primer paso, la aprobación de LA PEDERASTIA es todavía algo impensable. La práctica corromper y abusar de menores se encuentra en el nivel más bajo de aceptación de la ventana de posibilidades de Overton (muy estrecha aún, por no decir cerrada a cal y canto), puesto que la sociedad lo considera una acción repugnante y absolutamente reñida con la moral pública. Es decir, la ventana está cerrada y de momento no se mueve.
Para modificar esta percepción —y amparándose en la libertad de expresión—, se trasladaría esta cuestión al ámbito científico, sugiriendo que para los científicos no deberían existir asuntos tabú. En ese caso, podría realizarse un simposio por ejemplo, sobre culturas ancestrales en las que, supuestamente la pedofilia y la pederastia eran una cuestión corriente e incluso consideradas sublimes, para obtener declaraciones autorizadas, de «expertos» sobre la pedofilia y la pederastia, forzando así la transición de la actitud negativa e intransigente original de la sociedad a una actitud más positiva y abierta.
Simultáneamente, se fundaría un grupo de activistas pro-pederastia, favorables a la pedofilia y a la pederastia, aunque sólamente exista en alguna «red social» de Internet o posea una web específica, con el objetivo de poder ser citado, hablar de su existencia, por numerosos medios de información y manipulación de masas. Con esto ya se habría logrado el objetivo de la primera fase: eliminado el tabú, se consigue que la cuestión originalmente inaceptable empiece a hablarse de ella, a discutirse.
SEGUNDA ETAPA: DE LO RADICAL A LO ACEPTABLE
En esta segunda etapa ya se persigue abiertamente la aprobación de la pederastia. Para que ésta pueda ser aceptada hay que seguir divulgando las conclusiones de los «científicos», e insistir en lo oportuno que es no tener prejuicios sobre el asunto, calificando de intransigentes a quienes se nieguen a adquirir conocimientos sobre el mismo.
Los que se resisten deben empezar a ser vistos como fanáticos que se oponen a la ciencia y a la ilustración, si alguna persona se niega a hablar de ello será considerado un hipócrita intolerante. Mientras se condena públicamente a los intolerantes, es necesario crear un eufemismo, con la intención de que se pierda el significado directo del término original y sus connotaciones negativas, sustituyendo así la expresión original «pederastia» por «Personas Atraídas por Menores», subrayando que la pedofilia y la pederastia no son delitos sino otras opciones sexuales más. Paralelamente se crearía un precedente, histórico, mitológico, o inventado, que sirviera de referencia y pudiera ser utilizado como prueba de que la pederastia es perfectamente legítima.
El uso combinado de medios de información, creadores de opinión y manipulación de masas y grupos de presión convertiría en aceptable, más pronto que tarde, el hecho de que haya personas que incluyen en sus conductas habituales la corrupción y el abuso de menores.
Sería de suma importancia hacer hincapié en que en la Grecia Clasica raro era el adulto que no tenía relación con un joven, adolescente, de forma habitual…
TERCERA ETAPA: DE LO ACEPTABLE A LO SENSATO
Para convertir en sensato lo que en un principio era totalmente inaceptable, lo siguiente sería proponer que la pederastia -y la pedofilia- sea un derecho de todo hombre libre. Un lema apropiado podría ser el siguiente: «un hombre libre tiene derecho a decidir a quién ama, independientemente de la edad de la persona amada».
Al mismo tiempo, seguiría siendo absolutamente necesario arrinconar a quienes piensan diferente, es decir, a cuantos todavía impugnan la consolidación de este pretendido derecho. Una forma de conseguirlo, sería acusando a quienes se opusieran, de radicales, ultras que odian a quienes se aman libremente, de retrógrados y extremistas que arrojarían a la hoguera, si pudieran, no sólo a los pedófilos y pederastas, sino a los miembros de cualquier minoría.
A su vez, pretendidos expertos y personajes conocidos del mundo de la información, creadores de opinión y manipulación de masas insistirían en que a lo largo de la historia humana la pederastia era una práctica común y muy extendida, sin que esto produjera extrañeza en aquellas sociedades…
Como hemos advertido, el objetivo de esta tercera etapa es que la pederastia sea considerada una costumbre razonable, algo «normal».
CUARTA ETAPA: DE LO SENSATO A LO POPULAR
A continuación se debe poner toda la maquinaria del poder al servicio del ideal supremo. En este instante, los medios de información, secundados por gente famosa y autoridades, hablan abiertamente de la pederastia. La pederastia y los pederastas se convierten entonces en un asunto predilecto de la industria del entretenimiento. El fenómeno asoma por primera vez en películas, letras de canciones comerciales, novelas y espectáculos televisivos. De repente, se produce también el ensalzamiento, la apología de personajes relevantes que en la historia practicaron la pederastia (como, por ejemplo los emperadores romanos Trajano, Adriano…), sirviendo de modelo a las multitudes.
El fenómeno pronto se vuelve imparable y multitudinario. Además, para reforzar su imagen positiva, los pederastas son presentados ante la opinión pública como víctimas de una sociedad represora, que les impide satisfacer sus apetitos, y amar libremente a quienes ellos deseen.
QUINTA ETAPA: DE LOS POPULAR A LO POLÍTICO
El ideal ya está al alcance de la mano. En esta última etapa, la ventana de posibilidades de Overton, totalmente cerrada al principio, aparece ya a escasos centímetros de abrirse de par en par.
El arreón definitivo consiste en preparar la legislación para legalizar el fenómeno. Los partidarios de la legalización de la pederastia, del abuso y de la corrupción de menores, incorporados en grupos de presión, se consolidan en el poder y promueven encuestas y estudios de opinión con el fin de mostrar un alto porcentaje de partidarios de la legalización del fenómeno. Y de forma automática, como la fruta madura que cae por sí sola del árbol, se acaban estableciendo en la conciencia colectiva nuevos e incontestables dogmas: «se prohíbe la prohibición de la pederastia y de la pedofilia»; «amar a menores y adolescentes es un derecho»; «quienes se oponen a la pederastia incurren en un delito de odio»…
Como vemos, el movimiento de las ventanas es una estrategia perfectamente definida. Hemos contemplado el arco completo, pasando del rechazo absoluto a la pederastia (como uso totalmente ajeno a la moral pública) a su legalización y aprobación popular y política.
Decíamos al principio que la Ventana de Overton es una teoría política que describe con escalofriante exactitud cómo se puede cambiar la percepción de la opinión pública para que las ideas que antes se consideraban descabelladas sean aceptadas a lo largo del tiempo. Y hemos descrito cómo es posible.
Las ‘ventanas de posibilidades’, inicialmente descritas por Joseph Overton, pueden extrapolarse a cualquier fenómeno y es especialmente fácil de aplicar en una sociedad tolerante en la que la llamada libertad de expresión se ha convertido en la deshumanización y donde ante nuestros ojos se eliminan uno tras otro todos los límites que protegen a la sociedad del abismo de la autodestrucción.
El aborto, el «matrimonio homosexual», la posibilidad de que los homosexuales puedan adoptar a menores, los vientres de alquiler, la eutanasia, la «perspectiva de género»… Todos estos asuntos, tabúes hasta hace pocos años, han pasado el filtro de la ventana de Overton o están en estos momentos en alguna de las etapas descritas.
Supongo que, algunos de los que hayan llegado hasta este párrafo, habrán llegado a la conclusión de que entre los gravísimos alcances de esta diabólica estrategia de manipulación de masas, está la de provocar una fractura social casi irrecuperable. Siendo su corolario más dañino, sin embargo, la degradación de la sociedad mediante la «normalización» y legalización de aberraciones de todo tipo, que llevan aparejadas renuncias a cuestiones que la mayoría considerba irrenunciables, que acaban, como hemos visto, siendo asumidas por una mayoría de la población y acaban siendo consideradas «naturales», o «derechos humanos».
Y, si quieren saber más, échenle un vistazo a alguno de los libros que les recomiendo a continuación:
Pedofilia y pederastia (Ed. Sanz Torres), de Javier Urra Portillo. Según la OMS, uno de cada cinco menores sufre abuso sexual antes de los 17 años. En Europa, EEUU y Canadá, un 20% de los niños y niñas han sido abusados sexualmente. “Si fueran las víctimas de alguna enfermedad, estaríamos hablando de una pandemia”, afirma Vicki Bernadet, fundadora de la Fundación Vicki Bernadet contra el abuso sexual infantil. Pero la realidad es muy distinta: “El abuso sexual infantil no está en la agenda política ni social”. Y yo añado: legalizar la pedofilia, sí.
Crímenes sexuales. Psicopatología del delito (Sekotia), de Blanca V. Navarro y Alicia Romero Fernández. Todavía estamos a tiempo de poder decir que la pedofilia es un delito y nada mejor que dos psiquiatras forenses para explicarnos esto y otros delitos aberrantes. El libro, enfocado a los criminólogos y profesionales relacionados con el mundo criminal, es explícito y no deja dudas a lo que tras este tipo de agresiones supone para las víctimas de cualquier edad y condición, cuanto más a un menor.
Código moral para combatir la pedofilia (OmniScriptum), de David F. Camargo Hernández. Para algunos expertos se trata de una parafilia, otros la consideran una enfermedad incurable, que debe ser tratada antes de que quienes la padecen cometan algún delito. El código pretende despertar conciencia, especialmente en aquellos pedófilos que viven en la sombra y que desean algún tipo de tratamiento, pero que no lo buscan por miedo o vergüenza de que se entere la familia y el grupo social al que pertenecen.
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