Por David de Caixal : Historiador Militar. Director del Área de Seguridad y Defensa de INISEG. Director del Máster de Historia Militar de INISEG / Universidad Pegaso. Director del Grupo de Investigación del CIIA (Centro Internacional de Investigación Avanzada en Seguridad y Defensa de INISEG-Universidad Pegaso. Membership in support of the AUSA (Association of the United States Army) Miembro asesor de la Sección de Derecho Militar y Seguridad del ICAM (Ilustre Colegio de Abogados de Madrid). Miembro del Grupo de Investigación de INISEG y “The University and Agency Partnership Program » (UAPP) proyecto universitario para la difusión de la Cultura de la Defensa de Estados Unidos.
Desde hace varios años se especula con la posibilidad de que el terrorismo islamista opere en distintos países de América Latina. Desde el Observatorio de INISEG hemos alertado de que hay varias personas de países latinoamericanos y del caribe que están retornando, algunos después de haber participado en la Guerra en Siria.
El 17 de marzo de 2018, Raúl Gutiérrez Sánchez, el economista cubano, fue detenido en Bogota, como miembro del EI. La Policía española, que investigo los pasos del cubano por España, informó a las autoridades colombianas que Gutiérrez llevaba más de 6 meses en un proceso de adoctrinamiento y radicalización en la organización terrorista. Fuente: OCATRY (Observatorio contra la Amenaza Terrorista y la Radicalización Yihadista) www.ocatry.org
Latinoamérica no está exenta de la amenaza terrorista que azota el Medio Oriente y Europa. El Departamento de Estado norteamericano ha lanzado una advertencia respecto de la presencia de ciudadanos de la región que viajan hacia Siria para hacerse miembros del Estado Islámico. Según el reporte de la entidad de Estados Unidos, más de cien personas viajan al Oriente Medio desde Sudamérica o el Caribe desde la fundación del denominado Estado Islámico o ISIS. La investigación no reporta el número de enrolados por países pero sí precisa que algunos viajaron con miembros de sus propias familias. En ISIS hay un total de 27.000 extranjeros en Siria. Son 4.800 quienes viajaron desde Europa y se calcula que unos 400 de América Latina y el Caribe. Los demás llegaron desde diferentes partes del mundo. Latinoamérica es un lugar que puede resultar clave para ISIS. Los grandes eventos deportivos y políticos que se producen hacen que las miradas se vuelquen hacia la región. Por ejemplo, para los Juegos Olímpicos de Río, que tuvieron lugar del 5 al 21 de agosto de 2016, existió una coordinación entre el Departamento de Policía Federal de Brasil y organizaciones de diferentes países como de Estados Unidos para garantizar la seguridad. En el caso de Perú, Hezbolá, uno de los grupos terroristas más activos, tiene presencia en la zona llamada Triple Frontera entre Paraguay Argentina y Brasil y el experto en Terrorismo de INISEG, el Profesor David de Caixal, alertó sobre una nueva «Triple Frontera» ubicada en Perú, Bolivia y Chile donde hay una creciente presencia de centros islámicos. Calculan la conversión de 150 peruanos al chiísmo al sur del país que tendría vínculos con movimientos etno-caceristas y brazos militares indigenistas que se beneficiarían de la financiación. Aún no se ha registrado oficialmente a peruanos enrolados en ISIS. Venezuela es otro país que está en la mira debido a su permisividad hacia Hezbolá que preocupa sobremanera a los países que buscan combatir el terrorismo. El principal negocio es el envío de la droga que puede generar hasta 200 millones de dólares mensuales y que el grupo terrorista lava con la ayuda del Banco Libanés-Canadiense para beneficio propio. La amenaza terrorista en Latinoamérica aumentó el último año, a pesar de que algunos procesos, como la paz que se negocia para Colombia, pudieran dar la impresión de lo contrario. En su radiografía anual sobre el terrorismo mundial, el Departamento de Estado norteamericano advierte que en Suramérica y el Caribe se han detectado algunos movimientos preocupantes: viajes de individuos a Siria para enrolarse en el Estados Islámico, también conocido como ISIS o Daesh, y creciente expansión de Hezbolá. Desde la aparición del Estado Islámico, más de cien individuos de Suramérica y el Caribe han viajado a Oriente Medio para incorporarse a sus filas, de acuerdo con la estimación de Estados Unidos. En su informe, el informe del Departamento de Estado no detalla la cifra por países de procedencia; solo precisa que algunas de esas personas han viajado llevándose a miembros de su familia. Aunque el número es pequeño comparado con el total de 27.000 extranjeros que han engrosado las filas de ISIS en Siria, 4.800 de ellos de procedencia europea, cualquier lobo solitario entrenado directamente por el Estados Islámico supone a su vuelta un indudable riesgo precisa que algunas de esas personas han viajado llevándose a miembros de su familia. Aunque el número es pequeño comparado con el total de 27.000 extranjeros que han engrosado las filas de ISIS en Siria, 4.800 de ellos de procedencia europea, cualquier lobo solitario entrenado directamente por el Estados Islámico supone a su vuelta un indudable riesgo
Foto 1: Ana Paula Echevarria, la colombiana acusada de pertenecer al ISIS. Aparecieron grabaciones donde planeaba llevar a cabo un atentado en Europa. Fue capturada el 7 de noviembre de 2017 en Suiza.
Foto 2: Levi Ribeiro de Jesús, bautizado Muhammad Ali Huraia después de convertirse al islamismo, de apenas 21 años de edad, fue detenido como principal líder del supuesto grupo terrorista desactivado en la llamada “Operación Hashtag” que se saldó con 11 detenidos. Fuente: OCATRY (Observatorio contra la Amenaza Terrorista y la Radicalización Yihadista) www.ocatry.org
Fuente: OCATRY (Observatorio contra la Amenaza Terrorista y la Radicalización Yihadista) www.ocatry.org
Desde hace más de una década, esta zona ha aumentado su relevancia y peligrosidad como el área donde se llevan a cabo múltiples actividades criminales que parecen concentrarse en su gran mayoría en el contrabando, la falsificación y el narcotráfico. La llamada Triple Frontera se constituye por múltiples relaciones económicas, sociales, políticas, laborales y culturales y por la presencia de actores de diversa naturaleza que lo configuran como un espacio transnacional marcado por países que comparten lindes; además, por la extrema porosidad de sus fronteras, hace que compartan problemas colectivos entre sí, como la pobreza, la desigualdad y la inseguridad. Esta última, promovida esencialmente por organizaciones de crimen organizado que se sitúan en la zona y que operan trasnacionalmente. Según el Profesor David de Caixal, Director del Área de Seguridad y Defensa de INISEG, indica que “el ambiente permisivo de la Triple Frontera anima a los carteles criminales y al terrorismo para cooperar en beneficio mutuo y con ello poder financiar sus actividades ilícitas”. En consecuencia, tal como afirma de Caixal, “estas actividades ilícitas son en buena parte monopolizadas por el crimen organizado y han incidido en los niveles de violencia y, por consiguiente, en la seguridad pública”. De esta manera, las características particulares de la zona hacen de esta un epicentro de actividades comerciales ilegales, dadas en un marco de instituciones débiles y corrupción generalizada. Lo anterior se explica, al menos en parte, en que la actividad económica de la zona se concentra en Ciudad del Este –Paraguay– y Foz
de Iguazú, estimando que Ciudad del Este, cuenta con la tercera mayor zona de libre comercio del mundo, después de Miami y Hong Kong; además, posee una infraestructura vial, portuaria, aeroportuaria y bancaria que facilita el intercambio comercial con Puerto Iguazú y Foz de Iguazú. A lo anterior, se suma la generosa legislación fiscal y aduanera en Ciudad del Este. Esta tiene aranceles de importación más bajos; allí, los artículos que ingresan son reexportados a Argentina y Brasil, gracias a la débil aplicación a los derechos de aduana. Esta situación atrae constantemente a comerciantes extranjeros y, por consiguiente, a organizaciones de crimen organizado trasnacionales las cuales “motivadas por la alta rentabilidad de los negocios en la zona y la permisividad institucional, hacen de la zona un centro de operaciones y un punto neurálgico de las actividades ilícitas en Suramérica”. No por casualidad esto favorece a que se cree una relación simbiótica entre grupos terroristas yihadistas y organizaciones de crimen organizado, basada en utilidades mutuas e intereses comunes. Esto produce un fuerte impacto en la seguridad regional, pues facilita los medios logísticos y financieros que hacen posible que los grupos terroristas diseñen y ejecuten acciones que les permitan lucrarse y financiar sus acciones criminales. Por tanto, el comercio ilegal en la zona, junto con las actividades criminales, producen enormes ganancias y distorsiona las relaciones políticas y sociales no solo de Argentina, Brasil y Paraguay, sino de la región en general.
Es preciso resaltar, como lo afirma Fabio Sánchez (2011) que: Debido a la globalización de los mercados financieros internacionales, los grupos terroristas utilizan diversas modalidades para financiarse y ocultar el lucro procedente de diversas actividades delictivas. Algunas de estas organizaciones funcionan como multinacionales, con una logística específica y compuesta por personas, armas e itinerarios definidos (p.25). A su vez, las actividades criminales otorgan poder político, influencia social y conexiones sociales. Considerando que hoy día las organizaciones criminales han identificado que el crimen proporciona una serie de motivaciones que no son necesariamente económicas (acceso a la autoridad, legitimidad), la sociedad encuentra protección en la red criminal en las zonas grises donde no hay presencia estatal. Finalmente, colaboran en la generación de identidad. En este sentido, “los grupos yihadistas se aprovechan de una manera simbiótica del tejido social diluyéndose en el mismo y creando una dinámica social, política y económica que facilita la ejecución de actividades criminales” (Fuente, 2014, p. 14). Es así como las concepciones teóricas de Louis Shelley y John Picarelli, sobre la relación entre el crimen organizado trasnacional y el terrorismo, son de gran utilidad para explicar la presunta relación entre estos dos fenómenos y la Triple Frontera. Los autores afirman que estos dos actores suelen adoptar métodos similares y operan con fines semejantes: funcionan utilizando una estructura en red, redes de células organizadas lo cual les permite tener flexibilidad organizativa, reduce la penetración de la ley y proporciona una mayor eficiencia, además de ello, utilizan todas las formas de tecnología moderna para ejecutar sus operaciones con un nivel de riesgo mínimo (Shelley y Picarelli, 2002)
La Triple Frontera que es uno de los máximos referentes en materia de seguridad transnacional en la región. Uno de los responsables de la expansión de Hezbollah en la zona, sería Assad Ahmad Barakat. Fuente: OCATRY (Observatorio contra la Amenaza Terrorista y la Radicalización Yihadista) www.ocatry.org
Estrategia contra el yihadismo en la triple frontera
Fortalecimiento de los procesos de integración regional a partir de la teoría del constructivismo A lo largo del tiempo, diversas teorías han derivado en el desarrollo de políticas de seguridad y los gobiernos han promovido su implementación. A partir de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, orquestados por Al Qaeda en Estados Unidos, se produjo una fuerte reestructuración en el control de las fronteras, especialmente por parte del gobierno estadounidense para combatir al nuevo enemigo. Los gobiernos de Paraguay, Brasil y Argentina reestructuraron las medidas de seguridad con la creación del Comando Tripartito de la Triple Frontera y el Grupo 3+1, que incluye a los gobiernos mencionados y a Estados Unidos, para reforzar la seguridad en la Triple Frontera. En este marco, para encontrar respuestas teóricas al escenario anteriormente mencionado, se hace una reflexión con base en la teoría del constructivismo y en el referente de la globalización. La teoría del constructivismo permite explicar las reticencias que se interponen para avanzar de manera eficiente y eficaz en la construcción de soluciones integrales para el manejo del control en las fronteras que comparten los Estados de Argentina, Brasil y Paraguay. Entre las premisas de esta teoría, se señala que la percepción de identidades, normas y de la cultura juegan un papel importante en la formulación de las políticas relacionadas con la seguridad. Uno de los factores más determinantes para la formulación de estrategias en la Triple Frontera es el cultural, pues se insiste en considerar a los musulmanes y a los árabes que ingresan por esta zona como un riesgo para la seguridad nacional de los Estados inmersos. Esto ha incidido en el clima antimusulmán y antiárabe que prima en los medios de comunicación y en la adopción de acuerdos multilaterales entre las tres naciones, tal como lo hace la mayoría de gobiernos europeos, con el fin de detectar y contrarrestar la amenaza que representa eventualmente el yihadismo en la Triple Frontera. En definitiva, la teoría plantea que los Estados deben buscar objetivos que no sean necesariamente racionales o utilitaristas y, en su lugar, prolongar sus ideas hacia el exterior con el propósito de alcanzar intereses comunes con otros Estados a partir de la modificación de percepciones disonantes hacia temas claves en búsqueda de beneficios mutuos.
Lo anterior, mediante el proceso de interacción de identidades que moldean las prácticas internacionales. Desde esta perspectiva, el constructivismo se centra en redefinir nuevos intereses e identidades, e institucionalizar nuevas relaciones sociales en el campo de las Relaciones Internacionales y, particularmente, en los procesos de integración de los actores sociales en el mundo internacional. En este marco, fuera de concebir los Estados de Suramérica bajo la lógica de que la amenaza por parte del grupos yihadistas está concentrada únicamente en la región de Medio Oriente, en el continente africano y europeo, se requiere establecer una mayor cooperación entre los gobiernos de la región para incrementar y explorar oportunidades inéditas para la integración regional orientadas al desarrollo de objetivos que apunten, primordialmente, a generar visiones compartidas sobre la seguridad y la defensa en el continente en relación con el nivel de riesgos que plantean en la región los grupos yihadistas. Es preciso generar medidas de prevención para revertir la posibilidad de que se desarrollen procesos de radicalización, ataques terroristas, la concentración de células durmientes y la financiación de grupos yihadistas en el continente americano, mediante el fomento de la interacción de identidades, socialización y aprendizaje mutuo entre los Estados, dejando de lado los cálculos egoístas y, en su lugar, el diálogo se encamine hacia formas de cooperación. Por su parte, la globalización, que está determinada por el aumento de la interdependencia y de la actividad a través de las fronteras, presume la desaparición de las mismas. Esto lleva al des favorecimiento del enfoque tradicional de la racionalidad sobre las amenazas a la seguridad y se implemente la cooperación entre los Estados en el debate de las fronteras.
¿Cómo se puede describir al terrorista que se encuentra en América Latina?
El terrorista con residencia en Latinoamérica, generalmente es de padres libaneses, sirios o de esas zonas aledañas, que llegaron a América buscando nuevas oportunidades o simplemente enviados a profesar la religión del islam. En su mayoría nacidos en los países de América, la generación de terroristas del islam ha sido convertida o recluida para llevar a cabo misiones religiosas y políticas extremas, ya que se les ha inculcado la parte más violenta del corán. La propaganda para reclutar combatientes en la Yihad, sea en Siria o Irak, se encuentra traducida a varios idiomas incluyendo el castellano. Los yihadistas latinoamericanos en Siria e Irak son poco mencionados pero constituyen una fuerza de hombres y mujeres de creciente significación. Los “yihadistas latinos” provienen de Argentina, Brasil, Chile, Trinidad Tobago y México. Otros informes mencionan yihadistas de Colombia y Honduras.
Como para tener una idea, fuentes de la inteligencia francesa han calculado que el dinero que fluye desde América Latina para el Medio Oriente es de entre 60 y 100 millones de dólares cada año. El deseo de diversificar sus actividades es mayor a medida que crecen las arcas de la milicia islámica gracias a esta región empobrecida. Por ello se estima que en los próximos años ese dinero podría duplicarse o lo que es peor triplicarse.
¿Cómo vive el Yihadista en Latinoamérica? Costumbres religiosas, políticas, sociales, entre otras.
Los terroristas en América han sido formados bajo una estricta disciplina predicada en la religión, por lo que han establecido alrededor de 80 “centros culturales” en América Latina donde se predica una versión violenta del islam, que convoca a los gobiernos una preocupación de cómo se están formando a los jóvenes islamistas en aquella región. Se trata de jóvenes perdidos, con un grave conflicto de identidad. A ellos, el yihadismo les ofrece una identidad pura y el calor de pertenecer a una comunidad solidaria y muy unida. En los últimos 2 o 3 años se ha intensificado esta actividad proselitista, mediante elementos de la Guardia Revolucionaria iraní o de su aliada libanesa Hezbollah que llevan adelante tareas de captación, reclutamiento, adoctrinamiento y, finalmente, viajes a la ciudad sagrada de Qom donde culmina el entrenamiento político, religioso y militar. Los elementos así formados regresan luego a sus respectivos países para generar a su vez nuevas “misiones culturales”, a modo de pantalla. El proceso de radicalización no necesariamente requiere de una figura presencial, como un imán en una mezquita, que entable un vínculo cara a cara con el potencial atacante. Hoy las redes sociales son la primera vía de radicalización. Un ejemplo de ello es que el principal comandante de operaciones de EI era checheno: no tenía nada que ver con imanes ni mezquitas, utilizando las redes sociales como principal arma de reclutamiento y difusión de las doctrinas religiosas. La isla caribeña de Trinidad y Tobago, es el país con más yihadistas alistados al Estado Islámico de América Latina, en la actualidad se calcula aproximadamente unos 250 enrolados en sus filas. El interés del Estado Islámico sobre esta Isla no solo se debe a la cantidad de adeptos que está consiguiendo. Su ubicación es estratégica, debido a las fuentes de petróleo existentes.
Foto 1: Abu Mansour al-Muhajir, ciudadano de Trinidad y Tobago, combatiente del Daesh.
Foto 2: Abu Abdullah.
Foto 3: Abu Khalid, joven de familia cristiana que ahora forma parte de ISIS. Fuente: OCATRY (Observatorio contra la Amenaza Terrorista y la Radicalización Yihadista) www.ocatry.org
Foto 4: Abu Zayd al-Muhajir y sus tres hijos.
Foto 5. Abu Sa’d at-Trinidadi
Los islamistas de DAESH se enfocan en la creación de un califato basado en la Unidad de Dios y los principios del profeta, por medio del establecimiento de la Sharía (ley islámica), regida por el Corán y la Sunna (los dichos del profeta, la transmisión oral), es decir procuran llevar conceptos más apegados a los principios religiosos del salafismo (Islam primitivo). Este grupo realiza ataques a objetivos específicos, con mucha violencia, emprendiendo su “guerra santa” contra lo que consideran impuro e infiel, de un modo similar que lo realizan grupos de la misma tendencia, de entre los que se desprende Al Qaeda. La diferencia sustancial quizás es el orden estructural que tiene para conformar algo estable, institucional y no solamente planear ataques y cambiar de sedes constantemente, el proyecto del Califato Islámico es más ambicioso y enfocado que el de otras tendencias islamistas. El último punto desarrollado por DAESH tiene que ver con planear atentados en países occidentales. Se atribuyeron los ataques terroristas de París en noviembre de 2015 y enero de 2016, también se han atribuido ataques contra objetivos rusos en el Sinaí egipcio y han amenazado con realizar otras acciones en grandes ciudades de Occidente, incluyendo dentro de los Estados Unidos. Sin olvidarnos de los atentados de Bruselas y los operativos policiales que en los últimos días han desarticulado nuevas células terroristas preparadas para atentar en París, Roma, Bruselas y Rabat. Analistas en terrorismo como David Rapoport y Alex Schmidt, dividieron las acciones terroristas por época e inspiración (así como modo de operar). Y desde su visión los movimientos islamistas ingresarían en una 4ta ola de calificación que son los grupos inspirados en dogmas religiosos. Ola que comenzó con la Revolución Islámica de 1979. En una lucha por principios religiosos, cualquier guerra que busque debilitar solamente grupos no logrará su objetivo. En el caso del islamismo, se está delante de una guerra que comienza con un adoctrinamiento, promovido por los líderes religiosos de ese pensamiento y que se expande, tanto entre los musulmanes nacidos, como principalmente entre los conversos, por lo que los imanes que enseñan doctrinas salafistas son la principal arma de reclutamiento que tienen hoy los movimientos islamistas, tanto para luchar en el Medio Oriente como para perpetrar atentados en “países infieles al Islam”. Aunque el terrorismo yihadista no ha sido reconocido por los gobiernos sudamericanos como una amenaza real para el continente, sí existe una serie de vulnerabilidades que pueden ser aprovechadas por los grupos yihadistas que actualmente se encuentran operando internacionalmente como Hezbollah, el autodenominado Estado Islámico, Al Qaeda y sus afiliados, entre otros. Por ende, será primordial que, en las expectativas acerca de las estrategias antiterroristas que desarrollan los Estados, se incluya un plan dedicado a la prevención de la radicalización violenta, para eludir la aparición de personas en el continente dispuestos a morir y a matar por la yihad, lo cual muchas veces se escapa a los ojos de las autoridades. La intención será evitar estos movimientos antes de que se produzcan y que los Estados preparen medidas contra los extremismos. Como se ha mencionado a lo largo del documento, este fenómeno representa una gran amenaza terrorista para el continente, pues muchas veces los llamados combatientes extranjeros regresan radicalizados a sus países de origen y pueden cometer atentados, teniendo en cuenta que según la agencia de inteligencia Soufan Group “al menos 76 personas de América del Sur, han viajado a Irak y Siria para unirse a Estado Islámico desde 2011” (Oppeinheimer, 2016). El yihadismo no consiste solamente en la etapa final del lanzamiento de un ataque suicida o de otra especie, sino que incluye también que los combatientes que regresan puedan conspirar para proporcionar apoyo material a terroristas, adquirir experiencia operativa, tener vínculos con extremistas globales, predicar distorsionada mente el islam, reclutar jóvenes para su posterior adoctrinamiento y entrenamiento en campos especiales, recaudar fondos y armar células de apoyo logístico, entre otros. Por tal razón, los Estados deben incluir en su política doméstica y en especial los de Argentina, Brasil y Paraguay la comprensión e identificación del proceso de radicalización violenta y el terrorismo yihadista, con el propósito de obstruir las fuentes que mantienen las redes terroristas y de despojar a estas de una base social de apoyo. Javier Jordán (2009), experto en procesos de radicalización afirma “que es por medio de este proceso que los individuos se incorporan a un sistema de creencias que incluye la voluntad de emplear o apoyar activamente la violencia, con el fin de alcanzar los objetivos del salafismo yihadista”. Según un estudio realizado por el Real Instituto Elcano (2013), el proceso de yihadización es el siguiente:
1. Pre radicalización: experiencia de agravio y deseo de aliviar el problema (“eso no está bien”).
2. Auto identificación con el radicalismo político: introducción de un criterio político/ético/religioso de referencia y experiencia de injusticia (“eso no es justo”).
3. Adoctrinamiento y aislamiento social del grupo: identificación del agresor con un grupo determinado y culpabilizarían de ese grupo (“es culpa de…”).
4. Yihadización y realización o planificación de actos terroristas: Solidificación del compromiso moral, íntimo y personal con el problema, demonización del enemigo y legitimización de la violencia política (“son malvados”).
Así mismo, los Estados, en su política antiterrorista tendrán la responsabilidad de establecer unos objetivos estratégicos que se orienten a trabajar específicamente en los factores que favorecen a que actores no gubernamentales e individuos que apoyen al terrorismo y, por consiguiente, que favorezcan el reclutamiento terrorista de la siguiente manera:
1. Reconocer los elementos que contribuyen al reclutamiento terrorista a nivel nacional e internacional y desarrollar una estrategia a largo plazo para hacerles frente.
2. Investigar los enlaces entre las creencias religiosas y las políticas extremistas, los factores socioeconómicos que favorecen al yihadismo y el apoyo al terrorismo, con el fin de identificar las medidas adecuadas para contrarrestarlo.
3. Desarrollar e implementar una estrategia para fomentar la comprensión de culturas y religiones entre los países sudamericanos y el mundo islámico.
Foto 1: Abdulah El Faisal (nacido Trevord William Forrest) un jamaiquino convertido al Islam, el cual recibió su adoctrinamiento en Trinidad y Tobago y posteriormente en Arabia Saudita. El Faisal fue condenado a 9 años de cárcel en el Reino Unido por alentar a sus seguidores a matar a cristianos y judíos. El Faisal predicaba en la mezquita de Brixton, donde tenía más de 500 seguidores.
Foto 2: Mustafa Muhammad, Presidente del Consejo Islámico de Jamaica, el cual aboga por aplicar la Sharia “Ley Islámica” en la Isla y perseguir o matar a los no musulmanes o aquellos que no se conviertan.
Foto 3: Umar Farouk Abdulmutallab, más conocido como el “calzoncillo bomba” después de un intento fallido de derribar un avión de pasajeros el día de Navidad 2009, con una bomba oculta en su ropa interior, era un fanático seguidor del extremista clérigo jamaicano Sheikh Abdullah El Faisal Fuente: OCATRY (Observatorio contra la Amenaza Terrorista y la Radicalización Yihadista) www.ocatry.org
La posibilidad de que el radicalismo islámico buscara realizar un atentado durante los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, del 5 al 21 de agosto de 2016, motivó una estrecha colaboración entre el Departamento de Policía Federal (DPF) de Brasil y organizaciones antiterroristas de varios países. Según Washington, el DPF trabajó estrechamente con Estados Unidos para «evaluar y mitigar potenciales amenazas terroristas». De momento no se ha detectado ningún plan terrorista específico. Planes para un atentado terrorista en Lima, posiblemente durante la celebración en diciembre de 2014 de la Conferencia Internacional sobre Cambio Climático, han sido desvelados por las autoridades peruanas. En octubre de 2014 fue detenido el libanés Mohamad Ghaled Hamdar, a quien se atribuye militancia en Hezbolá, organización patrocinada por Irán. Había llegado al país un año antes. «El atentado contra un gran evento de la ONU podía tener como objetivo presionar a esta sobre las negociaciones que entonces se estaban manteniendo con Irán sobre su programa nuclear» La detención de Mohamad Ghaled Hamdar puso de relieve movimientos de Hezbolá más allá de su tradicional presencia en la llamada Triple Frontera (zona de confluencia de Paraguay, Argentina y Brasil, donde se preparó el sangriento atentado de 1994 contra la AMIA de Buenos Aires) y en Venezuela. El experto David de Caixal alertó del riesgo de una nueva «triple frontera» (esta vez en la confluencia de Perú, Bolivia y Chile), donde está creciendo la presencia de musulmanes y de centros islámicos. Asegura que en los últimos años se ha detectado la conversión al chiísmo de unos 150 peruanos en la zona sur del país, algo que estaría conectado con el interés subversivo de la Asociación de Reservistas del Tahuantinsuyo (ASPRET), el brazo militar del indigenismo de los Etno-caceristas, que es fuerte en el departamento del Apurímac. La cercanía de la región peruana del VRAEM, epicentro del narcotráfico y de otras actividades ilícitas, ofrecería condiciones de financiación. El informe del Departamento de Estado norteamericano sobre el terrorismo mundial en 2015 destaca que el «ambiente permisivo» de Venezuela hacia Hezbolá, algo ya sobradamente probado, ha ayudado a la expansión de esta organización por Latinoamérica. En una intervención ante el Congreso estadounidense, el exdirectivo de la agencia antinarcóticos norteamericana (DEA) Michael Braun indicó que ese grupo «ha llevado cientos de toneladas de cocaína desde la región andina de Suramérica a Venezuela, desde donde envió la droga» para los mercados internacionales. Cifró en 200 millones de dólares mensuales la suma procedente de esa actividad en Latinoamérica que Hezbolá lava con la ayuda del Banco Libanés-Canadiense.
Fuente: ABC Blog
Fuente: VICE News
Cualquier evento internacional es un blanco para el terrorismo islamista. Y Latinoamérica, la región menos afectada, tampoco queda inmune. Tres décadas después de los últimos ataques yihadistas, en Argentina; la detención de 14 seguidores del Estado Islámico (ISIS) en Brasil disparó las alarmas ante el riesgo de atentado durante los Juegos Olímpicos. Vivían en diferentes puntos del país y se comunicaban con apodos por redes sociales. Cuatro de los diez estados donde se realizaron las operaciones policiales colindan con la Triple Frontera, una de las mayores vías de contrabando en la región. Grupos como Al Qaeda y, en menor grado, el ISIS han tomado el relevo de Hezbollah en la región, refugio predilecto para terroristas a lo largo de la historia. Organizaciones ligadas al terrorismo suní han reforzado su presencia en la zona, aunque el principal interés de las bandas yihadistas se centra en las oportunidades de financiación a través del narcotráfico. Un hervidero que reaviva fantasmas que parecían lejanos. “La amenaza del ISIS es real en Latinoamérica, debido al proceso de auto-radicalización así como al auge de los gobiernos bolivarianos (Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua o El Salvador), que ignoran las reglas legales y la voluntad de trabajar contra los grupos terroristas”, señala Douglas Farah, reconocido experto sobre Seguridad en la región. Para el coronel colombiano Luis Alberto Villamarín Pulido no cabe duda de que “si el ISIS es una derivación de las 150.000 células durmientes que entrenó Osama Bin Laden, algunas llegaron a Latinoamérica”, como desvelan varias investigaciones sobre los planes de Al Qaeda de reforzarse en la llamada Triple Frontera (Brasil, Argentina y Paraguay). El coronel añade que ahora muchos de esos integrantes han pasado a seguir al ISIS. Esta tendencia, sumada a la auto-radicalización, representa una potencial amenaza para Latinoamérica, sobre todo por ataques de ‘lobos solitarios’
Fuente: el Confidencial (Soldados brasileños patrullan ante la playa de Ipanema como parte de la estrategia de seguridad para los JJOO, en Río de Janeiro, el 25 de julio de 2016 (Reuters).
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