CARLOS AURELIO CALDITO AUNIÓN
La probabilidad de que nos toque ‘El Gordo’ de la Lotería de Navidad es apenas de una entre cien mil.
“Las loterías son un impuesto del gobierno al desconocimiento de las matemáticas”, Thomas Jefferson, tercer presidente de Estados Unidos (1801–1809)
El Ministerio de Hacienda del gobierno de socialistas, comunistas, etarras y separatistas dispara sus ingresos gracias a Loterías del Estado mientras Sánchez persigue el juego online, la Sociedad Estatal de Loterías y Apuestas del Estado (Selae), el gran empresario estatal de los juegos de azar, facturó casi 10.000 millones de euros en 2022; siendo con mucha diferencia, la más rentable del entramado de empresas públicas que controla el Gobierno central.
El éxito comercial de las loterías y apuestas que vende el Estado es evidente: de los 9.000 millones que ingresó por ventas en 2018 se pasó a los 9.687 millones de euros que se embolsó en 2022, el 30% de lo que factura se traduce en beneficio neto para el Ministerio de Hacienda, más de 12.196,3 millones en los últimos cinco años, a pesar de la pandemia del covid19. Para el presente año, 2023, el Gobierno de Pedro Sánchez ha previsto unos beneficios netos de 2.472 millones.
Nos aproximamos a marchas forzadas a la Navidad, ya están muchas calles de pueblos y ciudades de España con adornos navideños, ya se ven anuncios por doquier invitando a preparar los encuentros familiares, las comidas y cenas de empresa, ya se han puesto a la venta en todas las superficies comerciales, da igual el tamaño, adornos navideños, flores de pascua, polvorones, mantecados… y, cómo no, las Loterías de Navidad y del Niño.
Raro es el español que no compra lotería, raro es quien no la comparte con amigos y familiares; rara es la asocición de vecinos que no imprime participaciones, también los sindicatos, los partidos políticos… «todo quisqui»… Pues bien, ¿Cuánta gente se pregunta qué hay detrás de esos ilusionantes sorteos, organizados por el gobierno? ¿Alguien se plantea que el principal objetivo de esas loterías, como las restantes que tienen lugar a lo largo del año, es recaudar dinero y que las loterías son una forma de impuestos? Y, más todavía ¿Cuántos han llegado a la conclusión de que tanto las loterías de Navidad y el Niño, como los sorteos semanales son estafas piramidales, al estilo Ponzi?
Si analizamos las diversas loterías verán quienes están leyendo estas líneas que, hablar de estafa no es una exageración. Para empezar, vamos a hablar de las principales loterías que se organizan en España y en las que participan e invierten los españoles:
Euromillones. Es una lotería organizada a escala europea en la cual participan los «operadores de juego» de los países que se encargan de la misma. El primero de los sorteos de esta lotería internacional tuvo lugar el viernes 13 de febrero de 2004 en París. Las probabilidades de ganar el EuroMillones son de 1 entre 139.838.160.
Lotería Nacional. Es uno de los juegos de azar más populares en España con una tradición de cientos de años, concretamente fue creada el 25 de noviembre de 1811 y fue concebida como un medio de aumentar los ingresos del Estado procurando no producir quebranto de los contribuyentes. El primer sorteo se realizó el 4 de marzo de 1842 en Cádiz. En la actualidad se llevan a cabo dos sorteos cada semana, el jueves y el sábado —ambos con las mismas probabilidades de conseguir premio—. Las probabilidades de ganar la Lotería Nacional son de 1 entre 18.000.000.
La Primitiva. Consiste en elegir un total de 6 números entre 1 y 49 con el fin de acertar la combinación ganadora. Los días del sorteo de la Primitiva son los jueves y los sábados. Las probabilidades de ganar La Primitiva son de 1 entre 13.983.816 y de 139,8 millones acertando el reintegro. El Gordo de La Primitiva consiste en elegir 5 números entre el 1 y el 54 (en la primera matriz de pronósticos) y 1 número entre el 0 y el 9 (en la segunda matriz de número clave). En este caso las probabilidades de ganar son de 1 entre 31.625.100.
La Bonoloto. Se sortea 6 veces por semana con sorteos independientes, de lunes a sábado. Las probabilidades de ganar la Bonoloto son de 1 entre 13.983.816 y de 139,8 millones acertando el reintegro, al igual que en La Primitiva.
La Quiniela. Las probabilidades de ganar la Quiniela son de 1 entre 14.348.907.
La Once. Esta entidad organiza varios sorteos, como el Sorteo Combo, el Sorteo 7/39, el Super Once, Los Rascas y los Triplex. Ahora bien, el más importante de todos ellos es el Cupón de la ONCE ya que fue el primer sorteo que celebró la organización el 8 de mayo de 1939. Las probabilidades de ganar el Cuponazo de la ONCE son de 1 entre 13,5 millones.
Una vez vistas las posibilidades de que a uno le toque algún premio de las diversas loterias que se organizan en España a lo largo del año, pasemos a las loterías de Navidad y del Niño. En ambos sorteos las probabilidades de ganar el primer premio son las mismas, concretamente de 1 entre 100.000. Y es que en los bombos de ambos sorteos hay un total de 10.000 números.
La diferencia principal entre ambas es que en la Lotería de Navidad los premios son más elevados, mientras que en la Lotería de el Niño hay más posibilidades de ganar cualquier premio ya que se les da mayor importancia a los reintegros. En el caso de la Lotería de Navidad se reparten un total de 15.304 premios —lo que nos da unas posibilidades de ganar -alguna cantidad- del 15,3%— mientras que en la del Niño se reparten 37.920 premios —con una posibilidad del 38% de ganar algo.
Para que nos hagamos una idea, comprando un décimo existe sólo un 5% de posibilidades de que nos toque algún premio y si pretendemos ganar el Gordo, debemos saber que se reduce hasta el 0,001%, es decir, una entre cien mil. En el caso de comprar dos décimos con números diferentes la probabilidad de ganar el gordo subiría a dos entre cien mil y así sucesivamente.
Números bonitos, feos, terminaciones que «dan suerte». Son muchas las supersticiones y manías que los españoles tienen a la hora de elegir los décimos. Sin embargo, la realidad es que hay dos bombos, el de números que tiene 100.000 bolas y el de premios que tiene 1.807, y todas tienen la misma probabilidad de salir.
Que toque el reintegro (último número que coincide con el del Gordo) es más sencillo, y la posibilidad asciende hasta un 9,99% si compramos un décimo. Aunque si de verdad queremos guiarnos por las probabilidades, desde el punto de vista de las matemáticas, deberíamos jugar a la Lotería del Niño.
En este sorteo se triplica la cantidad de premios destinados a los reintegros, 37.812 números entre los 100.000 de cada serie, de manera que en «el Niño» se destina casi un 30% de lo recaudado a los reintegros mientras que en Navidad esta cifra baja hasta el 10%. Así, la probabilidad de ganar algo en «El Niño» es de 7,82% mientras que en la Lotería de Navidad es del 5,30%.
Después de ver las posibilidades que existen de «ganar algo» participando en la Lotería de Navidad y de «El Niño», veamos la probabilidad de perder lo que se apuesta: en la Lotería de Navidad es casi del 85 por ciento, y un 10 por ciento más de no ganar nada. Sólo hay escasamente un 5,30 por ciento de probabilidad de ganar realmente algo en el sorteo.
Por otro lado, participar en el sorteo del «Niño» en enero es más rentable, ya que en esta lotería la probabilidad de ganar algo es del 7,82 por ciento, frente al 5,30 por ciento de Navidad. Y, por supuesto, es más rentable que las loterías semanales en las que el porcentaje es del 5,84 por ciento, o que invertir en la Primitiva que es el 1,86 por ciento… Esto explica la creencia popular de que «el Niño toca más».
En las loterías de Navidad y Primitiva se dedica un 10 por ciento al reintegro, mientras que en la lotería del «Niño» y las loterías semanales se dedica casi un 30 por ciento. En el sorteo del «Niño», se triplica la cantidad destinada a los reintegros, y por tanto, un mayor número de jugadores al menos reciben la devolución de lo jugado.
En cuanto a si es posible aumentar nuestras posibilidades de ganar un premio, lo conveniente es diversificar, ya que si, por ejemplo, se compran diez décimos diferentes en lugar de comprar diez décimos del mismo número, existe una probabilidad del 81 por ciento de que al menos uno de los diez décimos pueda obtener cuando menos un pequeño premio o el reintegro.
La primera loteria de titularidad estatal en España, de la que se tiene constancia, se remonta al reinado de Carlos III. El 30 de septiembre de 1763. Carlos III importó una tradición procedente de Nápoles, reino en el que vivió gran parte de su vida, antes de suceder a su padre Felipe V en el trono de España. La lotería napolitana, a su vez, estaba inspirada en la que existía mucho antes en la ciudad de Génova. La república genovesa sorteaba, desde mediados del siglo XVI los cinco principales puestos del senado entre los 90 senadores electos. Para ello tomaba 90 bolas de madera y marcaba cinco, nombrando en orden a cada uno de los senadores y extrayendo una bola por nombre hasta llegar a las cinco marcadas.
Los genoveses cruzaban apuestas sobre sus favoritos, convirtiendo un evento político en una especie de quiniela deportiva. Esta proporción noventa a cinco parece ser el germen de las primeras loterías de números que sustituyeron a aquel divertimento político y se extendieron por el resto de ciudades italianas dándose a conocer como el ‘lotto di Genova’.
La Lotería Nacional creada en España durante el reinado de Carlos III era un juego donde supuestamente cualquiera podía participar y ganar premios, pero en realidad era un impuesto encubierto cuyo objetivo era aportar nuevos ingresos a las arcas reales.
[…] He tenido por oportuno, y conveniente establecer en Madrid una Lotería […] para que se convierta en beneficio de Hospitales, Hospicios y otras Obras Pías y públicas, en que se consumen anualmente muchos caudales de mi Real Erario”. Real Decreto del 30 de septiembre de 1763.
La que hoy se conoce como Lotería Nacional nació aproximadamente un siglo después, en Cádiz en 1811, por iniciativa de Ciriaco González Carvajal, para aportar fondos a la Hacienda Pública que había quedado resentida por la Guerra de la Independencia. La Real Lotería Nacional de España fue creada por instrucción de 25 de noviembre de 1811. Concebida como «un medio de aumentar los ingresos del erario público sin quebranto de los contribuyentes», tiene lugar en Cádiz el primer sorteo el 4 de marzo de 1812. Circunscrita en principio a Cádiz y San Fernando, salta después a Ceuta y a toda Andalucía, conforme avanzaba la retirada de los ejércitos napoleónicos. El 28 de febrero de 1814 se celebra el primer sorteo en Madrid, desde entonces sede de la Lotería Nacional de billetes. Los billetes se fraccionaron en cuartos – en lugar de en décimos –, cada uno de los cuales tenía un importe de diez reales.
En 1818 la Lotería Nacional decide realizar un sorteo especial coincidiendo con la Navidad. Este puede considerarse el precursor del actual Sorteo extraordinario de Navidad. Sin embargo no fue hasta 1839 cuando este sorteo se decidió realizar de forma regular; y hasta 1897 no recibió su nombre actual. En la década de 1880 aparece un segundo sorteo especial que ha perdurado hasta la actualidad: el Sorteo Extraordinario del Niño….
Llegados al siglo xx se produjo un aumento de la demanda y el gasto ciudadano en loterías y juegos de azar, lo que conllevó la creación de nuevos juegos y sorteos. En 1924 se celebra por primera vez el Sorteo a beneficio de Cruz Roja de Lotería Nacional, que se mantiene hasta la actualidad.
En 1946, el Patronato Nacional de Apuestas Mutuas decidió crear un juego basado en las apuestas futbolísticas. El fútbol ya se encontraba asentado como un deporte con un gran número de aficionados y había peñas futbolísticas que realizaban apuestas de forma informal, por lo que se decidió crear un sorteo que tuviera como base este deporte: La Quiniela. La primera Quiniela nació en la temporada 1946-47 con un precio de 2 pesetas por boleto. En aquel entonces el juego consistía en una apuesta clásica de resultados de fútbol: El apostante debía acercar el resultado exacto de cada uno de los siete partidos que figuraban en el boleto. Para la temporada siguiente se decidió simplificar el formato, creando el actual sistema 1X2, en el que sólo era necesario acertar si ganaría el equipo local (1), el visitante (2) o si acabaría en empate (X).7 En sus primeras temporadas no se denominaba de manera oficial «Quiniela», ya que simplemente se hablaba de «Apuestas mutuas deportivas». La palabra «quiniela» era un término popular que se utilizaba para referirse a los juegos de apuestas en general, por lo que la costumbre popular acabó por convertir en oficial el nombre del juego. Un 45% de la recaudación se dedicaba a obras de caridad, otro 45% a premios y reservaba el otro 10% para la gestión del sistema.
Trasa la muerte del General Franco y la llegada de la democracia a España, las autoridades decidieron reorganizar la estructura empresarial de los juegos de azar de titularidad estatal. En 1984 el Gobierno de España fusionó el «Patronato de Apuestas Mutuas Deportivas Benéficas» (responsable de la Quiniela) y el «Servicio Nacional de Loterías» (responsable de la Lotería Nacional), creando el Organismo Nacional de Loterías y Apuestas del Estado (ONLAE), en cuya figura jurídica deriva la empresa pública actual.
Un año después, en 1985 el gobierno decide recuperar el formato de lotería activa en la que el jugador escoge de forma activa los números por los que quiere apostar, para lo cual se inspira en la histórica Lotería Real de Carlos III. Debido a que se recuperaba el formato de la lotería tradicional, el juego adquirió el nombre de Lotería Primitiva.
El éxito de este juego llevó a que en 1988 se decidiese crear una réplica de menor tamaño de este sorteo, con billetes a un precio más accesible y premios inferiores: Bonoloto. De igual forma, en 1993 se decidió crear otra versión del sorteo con billetes de mayor importe pero premios muy superiores a los de La Primitiva, al que se le dio el nombre de El Gordo de la Primitiva.
En el año 2000 el gobierno cambió la figura jurídica de la sociedad de loterías, constituyéndose como la Entidad Pública Empresarial Loterías y Apuestas del Estado. Cuatro años después, Loterías alcanzó un acuerdo con otros operadores de lotería de Europa para constituir la primera lotería de paneuropea: Euromillones.
El año 2005 trajo consigo la integración en loterías de los primeros juegos de apuesta hípica. El Congreso de los diputados había aprobado un año antes la reapertura del Hipódromo de la Zarzuela, que llevaba clausurado desde 1996. Para ayudar a la financiación del hipódromo, se instó a que Loterías creara juegos específicos. Se crearon dos juegos: Lototurf y Quíntuple Plus. El primero se trata de una lotería de azar que incluye la apuesta a un caballo como complemento, mientras que el segundo se trata de una apuesta hípica más tradicional.
El mismo año se creó el Quinigol, una variante de la Quiniela inspirada en el formato original del juego, en el que se deben predecir el resultado exacto de los 6 partidos que se proponen en cada jornada, decidiendo para cada equipo se marcará 0, 1, 2 o más (M) goles. En 2011 el gobierno de España anunció la privatización parcial de Loterías mediante la salida a bolsa del 30% de la entidad, que debería haber ocurrido el 19 de octubre. Sin embargo, la operación fue suspendida de manera indefinida…
La ilusión de todos los días
Pues sí, si hay a alguien al que le toca la Lotería a diario es a Hacienda. Cada uno de los 365 días del año, las arcas del Estado ingresan más de 1 millón de euros gracias a los diferentes premios de los sorteos de Lotería en los que participan los contribuyentes españoles.
Las ganancias de los juegos de azar tributan en España desde el año 2012. Fue entonces cuando Hacienda decidió fijar un porcentaje a los premios de las loterías y apuestas organizadas por la Sociedad Estatal Loterías y Apuestas del Estado (SELAE) a partir de una cantidad mínima. Ese mínimo exento ha ido subiendo desde 2018. En 2020 es del 20% para los premios de más de 40.000 euros, por lo que las cuantías menores a esta cifra están exentas de tributación.
De esta forma, los afortunados que logren el premio Gordo esta Navidad —donde se reparten 400.000 euros al décimo— deberán compartir buena parte del dinero con Hacienda. En concreto, los agraciados ganarán 328.000, mientras que el fisco se quedará con los 72.000 euros restantes. La Agencia Tributaria tendrá el detalle de retenerles previamente el dinero del premio para no tentarles a gastarlo.
Loterías y Apuestas del Estado es el principal operador del sector en España, con una cuota de mercado de aproximadamente el 40 % y alrededor de 600 empleados. A partir de 2010 se situó en todos los ejercicios como la empresa estatal más rentable del país, aportando a las arcas del Estados miles de millones de euros anuales.
Es llamativo que desde la llegada del Gobierno de Sánchez e Iglesias a Moncloa, el Ejecutivo social-comunista (apoyado por etarras y separatistas) haya emprendido una agresiva campaña contra las casas de apuestas, bajo el argumento de que incentivan la ludopatía, pero hayan dejado fuera a Loterías y Apuestas del Estado. Con el hasta hace poco ministro de Consumo, Alberto Garzón, a la cabeza, el Gobierno ha limitado la publicidad de estas compañías privadas de apuestas (tanto en horario como en forma), pero no ha dudado en regar con 38,5 millones de euros a Loterías para que castigue con el dinero de todos a los medios que no son afines.
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