CARLOS AURELIO CALDITO AUNIÓN.
Estimado Señor:
Permítame que me tome nuevamente la libertad de dirigirme a Su Majestad, para intentar darle consejos (ya lo hice este último verano y estoy seguro de que llegó a tener conocimiento de mi carta), pues, es bien seguro que está rodeado de gente de valía, de consejeros que, de lo que pretendo hablarle saben más que yo, y debo suponer que, bien que lo tendrán informado.
No obstante, me permito dirigirle otra nueva carta ya que, al parecer, quienes están cerca de Su Majestad, no son plenamente conscientes de que día a día, paso a paso, España marcha por el camino de convertirse en un país inviable, de un estado fallido. También cabe la posibilidad de que estén ocultándole la realidad de España a Su Majestad, a la manera del cuento de «El Rey desnudo» («Lo que sucedió a un rey con los burladores que hicieron el paño«, del Infante Don Juan Manuel o si prefiere una versión más actualizada, la de “El traje nuevo del emperador” de Hans Christian Andersen)… Claro que, por otro lado cabe que Su Majestad y sus más cercanos colaboradores estén participando de una representación de «El retablo de las maravillas» de Miguel de Cervantes y estén embobados, narcotizados a la vez que temerosos, o algo semejante…
Tal como decía una eminente filósofa, Ayn Rand, podemos negar la realidad pero, tarde o temprano, tendremos que hacernos cargo de las consecuencias.
Majestad, por si no ha sido aún alertado por sus consejeros y asesores, me voy a permitir alertarlo de que tenemos un grave problema: España está sufriendo el mal gobierno de una coalición de partidos totalitarios y liberticidas (socialistas, comunistas, separatistas y etarras). Cualquier analista político diría que “huele muy profundamente a peligro”.
Majestad me dirá que con los bajos niveles de adhesión ciudadana que tiene Pedro Sánchez, con su cada vez mayor desprestigio y el de sus ministros, será muy difícil avanzar por su parte, así como para sus secuaces y aliados hacia la captura del poder total, incluso si recurren al uso de excusas como la alarma social, o supuestas demandas-reivindicaciones de una gran mayoría de españoles. Pero ellos, con sus tácticas de propaganda (en la que hay que reconocer que son especialmente habilidosos), saben que pueden lograrlo todo. No olvide Su Majestad que casi todos los medios de información, creadores de opinión y manipulación de masas siguen disciplinadamente las directrices del gobierno socialcomunista, en su labor de adoctrinamiento… Su objetivo es torcer nuestra capacidad para evaluar los hechos y, así, neutralizar a la oposición en aparentemente «suave» lucha por el poder.
Majestad, el gobierno social-comunista de Pedro Sánchez (apoyado por estalinistas, separatistas y etarras) están dando, «suavemente», un golpe de estado. El gobierno de Pedro Sánchez tiene como objetivo destruir nuestro actual Estado de Derecho, mediante un golpe de estado, para cambiar nuestro actual ordenamiento jurídico.
Majestad, el gobierno social-comunista de Pedro Sanchez está dinamitando la Constitución Española de 1978, y destruyendo el principio de seguridad jurídica mediante iniciativas tales como las que me permito relacionarle a continuación:
1.- A través de la infame “Mesa de Negociación” con los separatistas catalanes que pretendieron romper España por el nordeste que no muestran el menor arrepentimiento y advierten que lo volverán a intentar a la menor ocasión. A tales individuos les han sido concedidos indultos a la carta; y por acuerdos entre ellos y el gobierno de Pedro Sánchez se van a modificar las figuras de sedición y malversación de caudales públicos, se ha pactado no aplicar las diversas sentencias de los tribunales que obligan a enseñar en castellano-español en Cataluña al menos el 25% del tiempo. También anuncian, tanto los separatistas como el gobierno de Pedro Sanchez que, en fechas próximas pactarán un posible referéndum, una amnistía para los golpistas y la posibilidad de la «autodeterminación».
2.- El gobierno de Pedro Sánchez viene aprobando por el procedimiento de decretos-leyes y leyes-exprés, normas que tienen como único objetivo cambiar nuestro ordenamiento jurídico y lo hace sin los preceptivos informes del CGPJ y del Consejo de Estado.
3.- Otro asunto, que no hay que echar en olvido, ni guardar en el baúl de los recuerdos, es el arresto domiciliario al que se obligó a los españoles durante la pandemia, así como multitud de limitaciones y restricciones de derechos constitucionales, absolutamente abusivas e innecesarias, que el Tribunal Constitucional acabó declarando ilegales, y respecto de lo cual el gobierno no ha asumido ninguna responsabilidad.
4.- El gobierno social-comunista de Pedro Sánchez, con el apoyo entusiasta de sus cómplices y colaboradores, aprobó una Ley de Memoria Democrática que permite multar y encarcelar a aquellos españoles que piensan de manera diferente; a la vez que profanar tumbas.
5.- El gobierno social-comunista de Pedro Sánchez cede continuamente al chantaje de los nacionalistas y separatistas y concede privilegios a algunas regiones españolas, que niega a los españoles que viven en el resto de España, fomentanto la desigualdad de derechos y obligaciones.
6.- El gobierno social-comunista de Pedro Sánchez riega con subvenciones públicas (con dinero de todos los españoles) a Fundaciones, ONGs controladas por el PSOE, Podemos, separatistas y etarras.
7.- El gobierno social-comunista de Pedro Sánchez utiliza al Sindicato UGT, adscrito al PSOE, para saquear recurso públicos, tal como en el caso más escandaloso: los EREs de Andalucía.
8º.- El gobierno social-comunista de Pedro Sánchez manipula y controla un Poder Judicial con total descaro, hasta tal punto que varios Magistrados, en situación de «servicios especiales» forman parte del gobierno social-comunista y posteriormente se podrán incorporar a la carrera judicial.
9º.- El gobierno social-comunista de Pedro Sánchez utiliza los principales medios de comunicación para criminalizar a la oposición. Habiéndolos comprado previamente con enormes cantidades de dinero que salen los impuestos que pagamos los españoles.
10.- El gobierno social-comunista de Pedro Sánchez ha conducido (hasta este momento) a más de trece millones de españoles a una situación de extrema pobreza.
Y, mientras todo ello, y mucho más, va sucediendo, el gobierno social-comunista de Pedro Sánchez logra presentar a los ciudadanos, a los que narcotiza mediante las diversas televisiones que actúan siguiendo sus directrices, una falsa realidad, una realidad distorsionada, un mundo al revés; al mismo tiempo que logra que la supuesta oposición se quede sin discurso, ante el estupor, el desamparo de los buenos españoles…
Mientras todo esto sucede, los españoles decentes no se sienten representados en las instituciones, se sienten como si no hubiera nadie que los defienda. Los españoles decente tenemos un problema, un gravísimo problema: en España no existe una verdadera oposicón al gobierno totalitario y liberticida de Pedro Sánchez que esté dispuesta a dar la batalla mediática y cultural. La supuesta oposición no tiene el necesario impetu para defender la democracia, fortalecer las instituciones y exigir los cambios que en estos momentos son imprescindibles en España, pues sus líderes, oligarcas y caciques están instaladoos en una vida fácil, en una situación de confort, que los empuja a no servir a los españoles, sino a servirse de ellos. Al parecer, la supuesta oposición practica la «política del avestruz», sus dirigentes introducen la cabeza en la tierra para así no verse obligados a ponerse en el lugar del prójimo, prestar atención al dolor, al sufrimiento ajeno, conocer su situación y, obviamente reaccionar.
Majestad, la supuesta oposición al gobierno social-comunista de Pedro Sánchez no posee esa actitud mental imprescindible para sacar a España de la crisis profunda en la que está inmersa.
Los malos gobernantes que nos han tocado en suerte, el desgobierno de Pedro Sánchez, está poniendo en riesgo la supervivencia de España como Nación, así como la Monarquía. Majestad, estoy seguro de que coincide conmigo, y con multitud de españoles en que el gobierno social comunista de Pedro Sánchez es el mejor ejemplo a escala mundial de ineptitud, y que su impericia, su mal hacer, su negligencia, su arrogancia… están consiguiendo que en España no sólo se viva con miedo al presente sino con una profunda desconfianza ante un futuro que amenaza ruina.
Majestad (como ya le dije en otra anterior carta), somos muchos los españoles, ya es posiblemente un clamor popular, que consideramos que España está necesitada de una política quirúrgica de urgencia. Sí, España necesita que, un “cirujano experimentado” emprenda una profunda regeneración, regeneración que debería ir más allá de pequeñas reformas que, se limiten a apuntalar el sistema, sin ir a la raíz de los problemas; e incluso, ya metidos en faena, España está urgentemente necesitada de iniciar un periodo “reconstituyente”…
Permítame, Majestad, que tenga otra osadía más, y le solicite, le ruegue que dé un paso al frente, y ejerza de Jefe de Estado, con contundencia y sin complejos. Puede, Señor, estar seguro de que los españoles se lo agradeceremos infinito. Majestad, es evidente que, Pedro Sánchez y compañía no tienen intención de echarse a un lado y menos de dimitir, es imprescindible que, Su Majestad, como Máxima Autoridad del Estado intervenga para que se les destituya, y para que el Congreso de los Diputados nombre a un gobierno de salvación nacional, integrado por gente decente, preparada, experimentada.
Majestad, le vuelvo a reiterar que padecemos una situación de absoluta “emergencia nacional”, y que es imprescindible que Su Majestad, nuestro rey, Felipe VI, dé un paso al frente, y ejerza de Jefe de Estado, con contundencia y sin complejos. No dude, Señor, de que será enormemente aplaudido y apoyado por la mayoría de la población española; pues, sin duda alguna, España necesita un “golpe de timón”, un cambio de rumbo, sin complejos, frente al desbarajuste que sufre la Nación Española, un caos de tal magnitud que cada día es más necesaria, urgentísima, una profunda –radical- respuesta democrática, una política regeneracionista, dejando a un lado insensateces, indecisiones o actitudes timoratas…
Su Majestad es la única esperanza que le queda a España para ser salvada como nación, y para que retomemos el buen camino y finalmente nos homologuemos con los regímenes políticos más avanzados y las naciones más prósperas de nuestro entorno cultural, político, económico.
Llegado ese momento, será imprescindible replantearse la organización de la administración del Estado, dar por finalizado el experimento del “estado de las autonomías”, re-centralizar las competencias que nunca debieron haberse transferido a los gobiernos regionales, recuperar el mercado único, en un estado unitario, crear una única oficina gubernamental de contratación de bienes y servicios, y un largo etc.
Pero, también será el momento de tener en cuenta que, la Historia de la Humanidad, y especialmente la contemporánea, ha demostrado sobradamente que la vida de las personas, de las naciones, de los pueblos, no ha mejorado en ningún sistema colectivista, intervencionista, con planificación centralizada de la economía; sino que han sido la causa principal de la miseria, la pobreza, el hambre… y también la guerra. Y, por supuesto, en los regímenes políticos colectivistas, socialistas, siempre ha habido quienes se aprovechan de tal sistema: la burocracia gobernante – los parásitos del parasitismo – un puñado de miserables, de mediocres, charlatanes, embusteros… que, incapaces de competir en un mercado libre, extorsionan, exprimen a los ciudadanos (gozando asombrosamente, en muchos casos de un inmerecido prestigio) y se permiten una vida de lujo y despilfarro, a costa del sudor de los pobres y, en muchos casos, a costa de la sangre de los ricos, y no tan ricos.
Ellos son quienes abandonan a sus conciudadanos en las situaciones difíciles y los condenan a la hambruna, a la pobreza, a la miseria, o incluso al genocidio, o a una mortandad nunca conocida (como sucedió durante el “estado de alarma” y continúa sucediendo…); ellos son a los que nunca se verá renunciar a su poder, renunciar a sus enormes privilegios; ellos son las personas por las que los demás estamos siendo sacrificados.
Permítame la osadía de preguntarle, Señor:
¿A qué está esperando Su Majestad, Don Felipe VI para salir a la palestra, ejercer de Jefe del Estado y emprender las acciones que sean necesarias para destituir al gobierno negligente y criminal que, además de a una gravísima crisis de salud pública nos ha llevado a la ruina y puesto en serio riesgo la supervivencia de la Nación Española?
Atenta y respetuosamente:
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