Por David de Caixal : Historiador Militar. Director del Área de Seguridad y Defensa de INISEG. Director del Máster de Historia Militar de INISEG / Universidad Pegaso. Director del Grupo de Investigación del CIIA (Centro Internacional de Investigación Avanzada en Seguridad y Defensa de INISEG-Universidad Pegaso. Membership in support of the AUSA (Association of the United States Army) Miembro asesor de la Sección de Derecho Militar y Seguridad del ICAM (Ilustre Colegio de Abogados de Madrid). Miembro del Grupo de Investigación de INISEG y “The University and Agency Partnership Program » (UAPP) proyecto universitario para la difusión de la Cultura de la Defensa de Estados Unidos.
La guerra híbrida y las amenazas híbridas son cosas diferentes
Uno de los principales obstáculos para pensar con claridad sobre los desafíos híbridos es el problema del lenguaje. Los términos que combinan «híbrido» con las palabras «amenazas», «guerra«, «actividad«, «operaciones» y «tácticas» a menudo se usan indistintamente sin definición, mientras que conceptos como «guerra de la zona gris«, «competencia sin guerra» y «guerra política moderna «, aunque son útiles por derecho propio, se combinan con demasiada frecuencia en la literatura académica, las publicaciones sobre políticas y los principales medios de comunicación.4 Esta sección aborda el problema del lenguaje aclarando y distinguiendo entre dos términos clave: guerra híbrida y amenazas híbridas.
Guerra híbrida y desinformación. Fuente BBC News
¿Qué es la guerra híbrida?
En 2005, el teniente general James Mattis[1], entonces comandante general del Comando de Desarrollo de Combate del Cuerpo de Infantería de Marina[2], y Frank Hoffman del Centro de Amenazas y Oportunidades Emergentes de Quantico[3] argumentaron que era probable que los futuros adversarios «mezclaran y combinaran» formas y modos de guerra para compensar convencional del poder militar estadounidense en el campo de batalla. Las raíces de su concepto surgen de un período de reflexión que siguió a la llamada revolución en los asuntos militares que siguió a la Operación Tormenta del Desierto[4] en 1991. Los teóricos militares occidentales se centraron en dos grandes ideas que amenazaban con socavar su tecnología en el dominio del campo de batalla. El primero fue la amenaza que plantean los futuros adversarios que combinan tipos de guerra (incluidas las herramientas no militares) para abrumar a través de la complejidad. El segundo era el problema de los adversarios «no trinitarios» que aparentemente no podían ser derrotados en términos «clausewitzianos[5]» a través de una estrategia convencional de campaña militar que culminó en una batalla decisiva. Mientras tanto, los practicantes militares en otros lugares buscaron hacer valer esos temores diseñando nuevas formas de guerra que aprovecharon la complejidad y apuntaron a las vulnerabilidades occidentales, y actores no estatales como al-Qaeda y Hezbollah enjuiciaron campañas que pusieron a estos principios en la práctica. De esta forma, como una descripción de las formas en que el conflicto armado se estaba volviendo más complejo y desafiante, el concepto se incorporó en varios enfoques de la estrategia de seguridad internacional en ese momento, por ejemplo, en EEUU y el Reino Unido. Sin embargo, en el discurso dominante, la guerra híbrida ha adquirido una dimensión mucho más amplia concepción. Un ejemplo lo usa para describir la gran estrategia revisionista que emplea «un conjunto de herramientas completo que va desde los ataques cibernéticos a la propaganda y la subversión, el chantaje económico y el sabotaje, el patrocinio de fuerzas de poder y el expansionismo militar progresivo«. También ha sido comandado por quienes buscan un lenguaje ágil para describir el arte de la estrategia del Kremlin. Todo esto va un poco más allá de las ideas de Mattis y Hoffman sobre el carácter evolutivo del conflicto armado. Como sugiere generosamente un analista sueco, el término guerra híbrida ha «viajado mucho en definición«. Un momento clave en el viaje del término guerra híbrida fue la anexión de Crimea por parte de la Federación de Rusia en 2014. La combinación de «negable» Fuerzas especiales, milicias locales, la presión económica, la desinformación y la explotación de las divisiones sociales utilizadas para presentar un hecho consumado a Ucrania y Occidente fue algo inesperado. Esa estrategia, aparentemente tomada de un libro de jugadas soviético obsoleto, pero empleando medios modernos, también fue difícil de describir. En reacción, se aplicó la etiqueta de guerra híbrida y se mantuvo, otra razón por la que la etiqueta híbrida se volvió ampliamente utilizada fue la afirmación popular de que un artículo de 2013 del jefe del estado mayor ruso, Valery Gerasimov, describía la estrategia que se utilizó más tarde para anexar Crimea, que Se parecía mucho a un enfoque híbrido de medios militares y no militares. Aunque muchos analistas han desmentido este mito desde entonces, la afirmación obtuvo suficiente credibilidad para ganar tracción general. Por lo tanto, está claro que el término guerra híbrida no es simplemente una reacción a la anexión de Crimea. Es un intento más sofisticado y duradero de comprender y articular el carácter cambiante de la guerra. Es importante porque si se entiende correctamente, permitirá el desarrollo de una fuerza futura capaz de disuadir y derrotar a los adversarios potenciales que buscan nuevas formas de ganar. Como lo expresaron Hoffman y Mattis en 2005:
Nuestra superioridad convencional crea una lógica convincente para que los actores estatales y no estatales salgan del modo tradicional de guerra y busquen alguna capacidad de nicho o alguna combinación inesperada de tecnologías y tácticas para obtener una ventaja.
El presidente estadounidense Bush visita las tropas en Arabia Saudita el día de acción de gracias de 1990 Fuente: https://www.bush41.org/?id=957
La guerra híbrida es un desafío que probablemente persista. El entorno estratégico contemporáneo presenta a los adversarios potenciales una variedad de medios nuevos y más rentables para emplear en combinación, que van desde operaciones de información en el ciberespacio hasta la proliferación de tecnología de misiles y defensa aérea barata. Esta es la razón por la que Estados Unidos espera un aumento continuo en las futuras guerras híbridas y por qué el Reino Unido sugiere que «reconocer y responder de manera efectiva a la guerra híbrida será cada vez más importante». Por lo tanto, se puede ver que la principal utilidad del término guerra híbrida es describir el carácter cambiante de la guerra contra adversarios violentos durante un conflicto armado, en el que «los adversarios emplean combinaciones de capacidades para obtener una ventaja asimétrica«. Aunque en el discurso dominante, el término se ha utilizado con cierta elasticidad para describir la gran estrategia revisionista (Rusia acciones en particular), el concepto original sigue siendo válido y útil cuando se considera el desarrollo de fuerzas de defensa para disuadir y derrotar a futuros adversarios.
¿Qué son las amenazas híbridas?
Hoffman también fue uno de los primeros en utilizar el término amenazas híbridas en referencia a su propio concepto de guerra híbrida. Sin embargo, el término ha evolucionado desde entonces a través del uso, proliferando en los últimos años en los documentos de estrategia de seguridad euroatlántica en particular. Por ejemplo, la OTAN tiene una «Estrategia contra las amenazas híbridas«, la Unión Europea ha desarrollado un «manual de estrategias» para contrarrestar las amenazas híbridas y el Centro de excelencia europeo contra las amenazas híbridas se lanzó en Helsinki en 2017. En el Reino Unido se publicó en 2015, en la prestigiosa revista (Defensa estratégica y Security Review), las «amenazas híbridas» se clasificaron como un riesgo de «nivel uno» para la seguridad nacional y los «ataques híbridos» a los aliados como un riesgo de «nivel dos«. Si bien estas interpretaciones difieren algo en el contenido, lo que tienen en común, es menos de lo que tiene que ver con la guerra híbrida de Hoffman y más con la antigua sabiduría de Sun Tzu[6] de que «someter al enemigo sin luchar es el colmo de la habilidad».
A raíz del conflicto ucraniano la OTAN ha decidido emprender una tarea ambiciosa: desarrollar un conjunto de herramientas para disuadir y defenderse contra adversarios que libren una guerra híbrida. Fuente: https://www.nato.int/docu/review/2014/Also-in-2014/Deterring-hybrid-warfare/ES/index.htm
Todos ellos describen esencialmente la gran estrategia revisionista no violenta en la política internacional contemporánea. Describen el uso de medios múltiples y ambiguos para atacar las vulnerabilidades de la sociedad para lograr objetivos gradualmente sin desencadenar respuestas decisivas. Como ha dicho Michael Mazarr[7]: “No dispuestos a arriesgarse a una escalada importante con un aventurerismo militar absoluto, estos actores [revisionistas] están empleando secuencias de pasos graduales para asegurar el apalancamiento estratégico. Los esfuerzos permanecen por debajo de los umbrales que generarían una poderosa respuesta estadounidense o internacional, pero no obstante son contundentes y deliberados, calculados para ganar tracción medible con el tiempo” Estas estrategias buscan difuminar y explotar varias distinciones que sustentan el uso occidental de la fuerza, como como los que se encuentran entre la paz y la guerra; combatientes amigos y enemigos; conflicto internacional y no internacional; y agresión, uso de la fuerza y conflicto armado. Los agresores híbridos pueden aprovechar cualquiera de estas áreas grises para eliminar o impedir la capacidad de la víctima para responder de manera decisiva, de ahí el término «zona gris». Este desafío se enmarca en un contexto de «competencia estratégica interestatal» y «mayores esfuerzos sin llegar al conflicto armado” Además de ser una descripción del arte de gobernar de la Rusia actual, este tipo de estrategia también se utiliza en diversos grados para la influencia regional de China (que explota la opinión pública, la guerra psicológica y la guerra legal en el Mar del Sur de la China) e Irán (que utiliza una variedad de medios militares y no militares y de poder para influir en el conflicto sirio y en todo el Medio Oriente), entre otros. Como ha señalado el teniente general James Dubik[8], miembro principal del Instituto para el Estudio de la Guerra, y profesor invitado en el Máster de Terrorismo y Geoestrategia Internacional de INISEG-Universidad Pegaso “En los casos de las acciones de China en el Mar de China Meridional, las de Rusia en la península de Crimea y el este de Ucrania, y las de Irán en Irak y más allá, revisionista las acciones en la zona gris parecen estar dando sus frutos Toda estrategia es contingente. La estrategia exitosa surge como producto de los objetivos del actor, las fortalezas y debilidades de su adversario y el carácter del entorno estratégico.
Las amenazas híbridas no son diferentes.
Han surgido de la necesidad de que los actores revisionistas contrarresten las fortalezas y apunten a las vulnerabilidades de las potencias del «statu quo», incluida la moderación para tomar medidas decisivas y utilizar la fuerza incorporada en el régimen de derecho internacional establecido después de la Segunda Guerra Mundial. . El relativo éxito de los esfuerzos para normalizar el uso del diálogo sobre la violencia en la política internacional, respaldados por el poder duro para hacer cumplir las reglas, ha obligado a los actores revisionistas a utilizar estrategias híbridas para lograr objetivos sin desencadenar respuestas decisivas o armadas. Como dicen los biólogos evolutivos, «Todo está en todas partes, pero el entorno lo elige«. Teniendo esto en cuenta, hay tres factores contextuales clave que ayudan a explicar el aumento de las amenazas híbridas, entendidas como una gran estrategia revisionista no violenta que utiliza múltiples medios para atacar las vulnerabilidades en toda la sociedad:
■ El equilibrio cambiante del poder global y regional, lo que significa que más actores están más motivados para desafiar el status quo;
■ Interdependencia compleja dentro de la economía política global, lo que significa que más estados son cada vez más vulnerables a otros en más formas;
■ Convergencia tecnológica, lo que significa que más actores tienen más medios disponibles para hacer más daño. Las tendencias en los tres factores apuntan a un probable aumento de las amenazas híbridas futuras, ya que más actores revisionistas tienen más acceso a medios que pueden atacar más vulnerabilidades y hacerlo de manera más rentable. Además, a medida que las potencias militares occidentales redoblan sus esfuerzos para asegurar una ventaja tecnológica a través de modernización (como la Tercera Estrategia de compensación de EEUU), los actores revisionistas tendrán más motivos para refinar las amenazas híbridas para neutralizar estos logros, incluso a través de amenazas no convencionales a la generación y despliegue de fuerzas militares en primer lugar. Para lograr tal compensación de sus propios agresores híbridos apuntan a los tres elementos de la “notable trinidad” de Clausewitz[9] —que él relacionaba con el pueblo, el gobierno y los militares— y las complejas dependencias entre los tres que sustentan la capacidad de cualquier estado para ejercer el poder. Si bien esta idea claramente no es nueva, un asalto tan frontal a la sociedad a través del pueblo, el gobierno y el ejército generalmente se ha reservado para las confrontaciones más intensas de la historia. Sin embargo, las tendencias descritas anteriormente sugieren que la intensidad de este tipo de confrontación — a medida que un número creciente de actores revisionistas motivados obtienen más acceso a medios que pueden atacar más vulnerabilidades, de manera más rentable — es poco probable que disminuya en el futuro cercano. Para resumir la primera parte de este artículo, los términos guerra híbrida y amenazas híbridas significan cosas diferentes. La guerra híbrida describe un cambio en el carácter de la guerra (es decir, contra adversarios violentos durante un conflicto armado), mientras que las amenazas híbridas emanan de una gran estrategia revisionista no violenta que busca ganancias mientras evita las represalias mediante la explotación de la zona gris entre la paz y la guerra. Sin embargo, estos dos términos y conceptos se combinan comúnmente. Este tipo de confusión y elasticidad conceptual dificulta la comprensión de la naturaleza distinta del desafío y aún más difícil desarrollar una contraestrategia. Como ha dicho Antulio Echeverría[10], este problema «Ha nublado el pensamiento de los responsables políticos y ha obstaculizado el desarrollo de contraestrategias sólidas».
Cómo lograr claridad conceptual
Para aclarar cualquier confusión conceptual y evitar el pensamiento nublado, en este tema trataremos los pormenores, para analizar en que nos basamos para la distinción en el discurso trazado anteriormente entre la guerra híbrida y las amenazas híbridas para establecer algunos fundamentos conceptuales más firmes. Al basarse en ellos, se puede considerar la necesidad de contrarrestar cada desafío y determinar la contribución de las fuerzas de defensa, incluidas las implicaciones para la política, estrategia y capacidad de defensa. A continuación, la sección siguiente aborda esta cuestión examinando las distintas implicaciones de cada desafío. La sección anterior trazó brevemente el linaje del término guerra híbrida para demostrar su utilidad principal al describir el carácter cambiante de la guerra contra adversarios violentos durante un conflicto armado. También mostró cómo el término amenazas híbridas describe un desafío distinto (pero relacionado): el uso de medios múltiples y ambiguos para atacar las vulnerabilidades en toda la sociedad para lograr objetivos gradualmente sin desencadenar respuestas decisivas. Si bien el primer concepto puede ayudar a caracterizar los enfoques contemporáneos de la guerra como se ve en el Medio Oriente y el este de Ucrania que emanan predominantemente de actores no estatales, el último concepto también puede ayudar a analizar los enfoques de estados revisionistas como Rusia, China e Irán. Es importante destacar que ambos fenómenos probablemente se convertirán en parte del entorno estratégico futuro a medida que los actores revisionistas más motivados obtengan acceso a medios que pueden atacar más vulnerabilidades de manera más rentable sin recurrir a un ataque armado. Teniendo en cuenta que tanto las amenazas híbridas como la guerra híbrida describen distintos desafíos a la seguridad nacional que probablemente perdurarán y persistirán, se propone la siguiente distinción conceptual, basada en los hallazgos anteriores:
■ Las amenazas híbridas combinan una amplia gama de medios no violentos para atacar las vulnerabilidades en toda la sociedad para socavar el funcionamiento, la unidad o la voluntad de sus objetivos, mientras degradan y subvierten el status quo. Este tipo de estrategia es utilizada por actores revisionistas para lograr gradualmente sus objetivos sin desencadenar respuestas decisivas, incluidas respuestas armadas.
■ La guerra híbrida es el desafío que presenta la creciente complejidad de los conflictos armados, donde los adversarios pueden combinar tipos de guerra y más medios no militares para neutralizar el poder militar convencional.
A finales de enero de 2013, el General Gerasimov, Jefe del Estado Mayor General ruso, pronunció un importante discurso ante la Academia de Ciencias Militares. El texto sería publicado una semana más tarde bajo el título “El valor de la ciencia radica en la anticipación” (Gerasimov 2013) y, según la valoración mayoritaria en Occidente, constituye el documento fundacional de la llamada “Doctrina Gerasimov” sobre la guerra híbrida. Fuente: https://www.defensa.com/analisis-gesi/doctrina-gerasimov-sobre-guerra-hibrida-segunda-entrega
Cabe señalar que ambos desafíos tienen la misma causa básica: actores revisionistas y adversarios que encuentran la manera de neutralizar el poder estatal convencional en el logro de sus objetivos. Pero cada estrategia está diseñada para apuntar a distintos componentes de la capacidad del estado para proteger la seguridad nacional. Volviendo al lenguaje de Clausewitz, las amenazas híbridas apuntan principalmente a la voluntad del pueblo y la capacidad de toma de decisiones del gobierno, mientras que la guerra híbrida apunta principalmente a la efectividad de las fuerzas armadas para llevar a cabo operaciones exitosas. Por lo tanto, cada uno exige diferentes contramedidas y cada uno tiene distintas implicaciones para la política, la estrategia y la capacidad de defensa en todos los niveles de la guerra.
Fundamentalmente, cada desafío representa una brecha en la capacidad de las fuerzas de defensa de muchas naciones para responder a los desafíos contemporáneos que probablemente perdurarán y se intensificarán. Las políticas de defensa existentes a menudo abordan los desafíos del conflicto de baja intensidad, la guerra irregular, el conflicto convencional e incluso la guerra nuclear, pero tienen respuestas menos convincentes a las amenazas híbridas y la guerra híbrida. Esto se debe a que estos desafíos no se han abordado específica y sistemáticamente de la misma manera. La separación propuesta aquí, por lo tanto, pretende ser analíticamente progresiva y útil para los responsables de la formulación de políticas, ofreciendo bases firmes sobre las cuales considerar cómo contrarrestar tanto las amenazas híbridas como la guerra híbrida. El artículo hará esto en la siguiente sección, antes de pasar a determinar las implicaciones de este entendimiento para las fuerzas de defensa.
Los elementos criminales en la estructura de una amenaza híbrida, crean una capacidad de apoyo en las operaciones del adversario. Moisés Naím[11], un periodista internacionalmente renombrado y antiguo editor en jefe de la revista Foreign Policy[12], describe los delitos internacionales actuales como tácticas que los elementos criminales emplean en una guerra habilitada por la globalización, incluyendo el contrabando de drogas y armas, el tráfico de personas y el lavado de dinero. Las ganancias criminales de estos actos crean los fondos para el entrenamiento y equipamiento de las fuerzas híbridas. Esta situación presenta un grave problema para el Ejército de EUA en un ambiente operacional. Las acciones de los elementos criminales son problemas civiles que el gobierno de un país anfitrión necesita abordar. Sin embargo, si las acciones criminales apoyan los esfuerzos combinados de las fuerzas regulares e irregulares, los mismos exigen una respuesta militar. A fin de evaluar las futuras implicaciones, constantemente se desarrolla y revisa un modelo realista de amenaza híbrida futura. Los recientes conflictos, tales como las guerras en Irak y Afganistán, tienen distintos elementos de la guerra híbrida. Sin embargo, las acciones de Hezbolá en la segunda guerra de Líbano en 2006 representan un ejemplo de una futura amenaza híbrida que abarca la esencia de la misma. Al comienzo del conflicto, las Fuerzas de Defensa israelíes[13] (IDF, por sus siglas en inglés) atacaron al sur de Líbano en respuesta al fuego de cohetes realizado por Hezbolá contra Israel, así como el secuestro de soldados de las IDF. El Gobierno de Israel firmemente consideró que su avanzada tecnología de guerra convencional, junto con la superioridad de potencia de precisión de fuego, rápidamente abrumaría a las fuerzas de Hezbolá y pondría fin al conflicto en una conclusión decisiva. Las IDF desarrollaron una estrategia impulsada por la tecnología, en gran parte centrada en el poderío aéreo y basada en la explotación de los presuntos puntos débiles y las limitadas capacidades de guerra de Hezbolá. Sin embargo, las tácticas de Hezbolá rápidamente cambiaron el carácter del conflicto de guerra convencional a guerra híbrida, al negar, de hecho, los avances tecnológicos de las IDF. Hezbolá desarrolló una estrategia que combinó las tácticas y capacidades de guerra convencional con las operaciones de la guerra de guerrillas. En cierto aspecto, las acciones de Hezbolá eran una divergencia de las operaciones irregulares, históricamente asimétricas, y cambiaron a su favor las tácticas convencionales. Estas tácticas incluyeron la defensa del terreno de posiciones defensivas fortificadas con armas y equipamiento de la guerra convencional. Por otra parte, Hezbolá personificó una “fuerza guerrillera de la era de la información” la cual usa métodos militares asimétricos atípicos de actores no estatales del pasado. Estos métodos incluyeron versiones tecnológicamente más avanzadas para los francotiradores, las emboscadas, el fuego indirecto de hostigamiento y el uso de civiles, incluyendo casas, como escudos en un ataque.
El Batallón «Herev» – compuesto en su totalidad por soldados drusos israelíes – celebró en 2014, los 40 años desde su creación e incorporación al ejército israelí. La unidad ha completado recientemente una marcha final con el fin de recibir sus boinas, por la cual caminaron de pueblo en pueblo en el norte de Israel, cerca de las zonas que serán responsables de defender. Luego de un día y 60 kilómetros de caminata, los soldados con orgullo pueden llamarse a sí mismos parte de esta inigualable unidad. Fuente: http://porisrael.org/2014/11/11/fuerzas-de-defensa-de-israel/
En vista de que era la fuerza más débil en el conflicto, Hezbolá se dio cuenta de que no podía destruir a las IDF, ni quebrantar la voluntad israelí a través de grandes enfrentamientos de fuerza contra fuerza. En su lugar, a nivel estratégico, Hezbolá usó una metodología de guerra alineada a la estrategia de coerción a través del castigo de Robert Pape[14]. En la teoría de relaciones internacionales contemporáneas, la coerción se basa en persuadir a un adversario a que suspenda o modifique sus acciones por medio de un ajuste en el análisis de costo/beneficio de su campaña actual. En esencia, Hezbolá intentó presionar al Gobierno de Israel al castigar al pueblo israelí con ataques de cohetes. De muchas maneras, esto fue un recordatorio de algunas de las campañas de bombardeos estratégicos de previas guerras, pero con otras medidas para lanzar municiones reales. Los cohetes de Hezbolá[15] sirvieron de instrumento para infligir dolor coercitivo a fin de infundir temor y quebrantar la voluntad de pueblo israelí. Desde el punto de vista de un marco operacional, Hezbolá usó sus fuerzas terrestres como una operación de preparación eficaz para establecer las condiciones de su decisiva operación de ataques con cohetes en el territorio soberano israelí. Además, las fuerzas terrestres prolongaron el conflicto en tiempo y espacio, lo que obligó al pueblo israelí a sufrir más ataques de cohetes. Las fuerzas terrestres de Hezbolá establecieron una defensa de área en profundidad para proteger sus emplazamientos de cohetes e interrumpir una percibida invasión terrestre de las IDF.
Ayudaba Turquía a los terroristas de Gaza a lanzar cohetes contra Israel? Fuente: https://unitedwithisrael.org/es/ayudaba-turquia-a-los-terroristas-de-gaza-a-lanzar-cohetes-contra-israel/
Hezbolá construyó complejos sectores defensivos convencionales con posiciones defensivas fortificadas, instalaciones de sostenimiento subterráneos, áreas de enfrentamiento, sitios de emboscada y puntos de fuego de mísiles antitanques guiados (ATGM, por sus siglas en inglés). Si bien el objetivo principal de estas estructuras defensivas era mantener el control del terreno, a nivel táctico, las emboscadas irregulares con armas de pequeño calibre y los ATGM apoyaron una estrategia indirecta de coerción al infligir más dolor al pueblo israelí a través de las bajas militares sufridas por las IDF. Las iniciativas estratégicas, operacionales y tácticas de Hezbolá impidieron una victoria rápida y decisiva por parte de Israel. Los ataques coordinados prolongaron la campaña el tiempo suficiente para permitir una estrategia de coerción de castigo a través de ataques con cohetes para lograr el estado final deseado de un impase. El Gobierno y el pueblo de Israel se cansaron de sufrir bajas y de sus iniciativas fracasadas para neutralizar los ataques con cohete de Hezbolá. Además, el reportaje mediático del conflicto publicó imágenes de bajas civiles libaneses y el apoyo internacional diluido de las operaciones ofensivas israelíes. El 12 de agosto de 2006, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas unánimemente aceptó una resolución que exigió el fin de las hostilidades en el sur de Líbano. El 13 de agosto, en medio de continuos ataques con cohete y un creciente número de bajas de las IDF, Israel se presentó a la mesa de negociación y, con el tiempo, aceptó el acuerdo de cese al fuego. El conflicto resultó en un impase, donde Hezbolá logró una victoria psicológica, considerada por Hezbolá una “Victoria Divina”, debido a que tanto evitó la derrota como avergonzó a los israelíes. La importancia duradera de dicho conflicto es “la combinación de la milicia chiita de tácticas militares convencionales con las actividades guerrilleras y terroristas lo que pareció representar una metodología de guerra innovadora la cual podría completamente transformar la guerra en el siglo XXI”.
Hezbolá no luchó una verdadera guerra de guerrillas, ni una verdadera guerra convencional. Más bien, luchó algo considerado en medio de las dos. El fenómeno de la guerra híbrida, si bien no es una nueva forma de guerra en la historia, presenta un asombroso desafío para el futuro Ejército de EUA. Lo que cambia el juego relacionado con la futura amenaza híbrida es que este tipo de guerra probablemente adoptará las mejores capacidades de las fuerzas tanto convencionales como irregulares para crear una nueva forma, verdaderamente híbrida. “Probablemente, las guerras del futuro implicarán una distinción cada vez más ambigua entre lo convencional y lo irregular; de hecho, estas formas se convertirán en una sola”. La amenaza híbrida se transformará en una combinación de fuerzas regulares e irregulares con la inclusión de elementos criminales. Se desvanecerán las líneas entre los tres elementos y llegarán a ser indistinguibles. La misma unidad será capaz de rápidamente hacer la transición en las operaciones y tácticas que se extienden en todo el alcance de las operaciones militares. Una fuerza híbrida utilizará las capacidades de guerra convencional para ganar combates simétricos en puntos decisivos en un conflicto y, luego, se desvanecerán en medio de la población para continuar una campaña prolongada de tácticas asimétricas de operaciones de estado estable. Además de las operaciones simétricas y asimétricas, las actividades criminales concurrentes presentarán otras amenazas. Es difícil crear un modelo bien elaborado y detallado de la futura amenaza híbrida, ya que toda guerra híbrida será distinta. La evolución de la amenaza y su carácter verdaderamente “híbrida” siempre crearán nuevos enemigos con los que el Ejército de EUA tendrá que luchar, con base en los actores que participan.
[1] James Norman Mattis (Pullman, 8 de septiembre de 1950) es un militar estadounidense con rango de general, prestando servicio en el USMC (United States Marines Corp). Fue Secretario de Defensa de los Estados Unidos desde el 20 de enero de 2017 hasta el 31 de diciembre de 2018. Anteriormente fue comandante del Comando Central de Estados Unidos (USCENTCOM) y se desempeñó como comandante de la 1.ª División de Marines durante la invasión de Irak y como comandante de la Fuerza de Tareas 58 en la Guerra de Afganistán.
[2] El Mando Central de los Estados Unidos (United States Central Command, USCENTCOM), ubicado en la Base Aérea MacDill, Tampa, Florida, es un comando unificado de seguridad responsable de los intereses de Estados Unidos en 27 naciones que se extienden desde el Cuerno de África a través de la región del Golfo Pérsico, en Asia Central. USCENTCOM es uno de los nueve comandos unificados en el Departamento de Defensa de Estados Unidos. El comando se activó en enero de 1983 como la sucesora de la de Fuerza de despliegue rápido de tarea conjunta. Este organismo de defensa mantiene una presencia significativa hacia adelante en el AOR compuesta de tropas de combate de los cuatro servicios, está compuesta de elementos del Ejército de los Estados Unidos, la Infantería de Marina de los Estados Unidos, la Marina, Fuerza Aérea y Comando de Operaciones Especiales de los Estados Unidos.
[3] The Center for Emerging Threats and Opportunities (CETO) is an internal Marine Corps think tank dedicated to developing new ideas and concepts in direct support of the Commanding General Marine Corps Warfighting Laboratory (CG MCWL)/ Director of the Marine Corps’ Futures Directorate under the Deputy Commandant for Combat Development and Integration. This support covers the full spectrum of combat development-related missions and tasks, to include the assessment of future threats and adversaries and associated geographic, environmental, economic, and demographic conditions that may influence the development of future warfighting concepts, experimentation, and required capabilities in the areas of Doctrine, Organization, Training, Materiel, Leadership and Education, Personnel, and Facilities. CETO was established in November 2000 at the direction of the Senate Armed Service Committee’s Subcommittee on Emerging Threats and Capabilities out of a growing concern for the wide range of security challenges the United States will face in the 21st century. CETO reports to CG MCWL through the Chief of Staff and routinely provides direct support to MCWL’s functional divisions. Its primary products are major studies, formal papers, reports, assessments, briefings, seminars and conferences.
[4] La guerra del Golfo (2 de agosto de 1990 – 28 de febrero de 1991) fue un conflicto bélico librado por una fuerza de coalición autorizada por las Naciones Unidas, compuesta por 34 países y liderada por Estados Unidos, contra la República Iraquí en respuesta a la invasión y anexión iraquí del Estado de Kuwait. Esta guerra también fue llamada (por el líder iraquí Saddam Hussein) como «la madre de todas las batallas», y comúnmente conocida como Operación Tormenta del Desierto por el nombre operacional estadounidense de la respuesta militar.También se le ha denominado posteriormente como la primera guerra del Golfo para diferenciarla de la guerra Irán-Irak (1980–1988) y la guerra de Irak (2003–2011)
El inicio del conflicto comenzó con la invasión iraquí a Kuwait, el 2 de agosto de 1990. Los siguientes meses EE. UU. y el resto de miembros de la Coalición enviaron tropas y armamento a Arabia Saudí mientras los iraquíes se fortificaban en sus posiciones. La guerra para expulsar a las tropas iraquíes de Kuwait comenzó con un bombardeo aéreo y naval el 17 de enero de 1991, que continuó durante cinco semanas. Esto fue seguido por un asalto terrestre el 24 de febrero. Esta fue una victoria decisiva para las fuerzas de la coalición, que liberaron a Kuwait y avanzaron hacia el territorio iraquí. La coalición cesó su avance y declaró un alto el fuego 100 horas después de que comenzara la campaña terrestre. El combate aéreo y terrestre se limitó a Irak, Kuwait y áreas en la frontera de Arabia Saudita. Irak lanzó misiles Scud contra objetivos militares de la coalición en Arabia Saudita y contra ciudades israelíes.
[5] El concepto de guerra absoluta fue un constructo filosófico desarrollado por el general y teórico militar prusiano Carl von Clausewitz. Este concepto fue mencionado en la primera mitad del primer capítulo de su libro más famoso, De la guerra. En él, Clausewitz explica que la guerra absoluta es una abstracción filosófica —una «fantasía lógica»— que es imposible en la práctica ya que esta no es dirigida ni restringida por motivos o preocupaciones políticas, ni es limitada por las restricciones prácticas del tiempo o del espacio. Él llamó a la guerra restringida por estas influencias moderadoras del mundo real, guerra real. En su explicación sobre la guerra absoluta, Clausewitz definió a la guerra como «un acto de violencia con el objetivo de forzar a nuestro oponente a cumplir nuestra voluntad». Sin embargo, la guerra en sí no contiene aspectos inherentes en cuanto a la moral o a la política. Estas condiciones (por ejemplo, las leyes de la guerra) son puestas en la guerra por quienes la luchan, y existen porque la inteligencia de las naciones civilizadas involucradas ejerce una mayor influencia en cómo pelean sus guerras que su instinto primitivo de hostilidad. La guerra absoluta puede verse como un acto de violencia sin compromiso, en la cual sus partes luchan hasta los extremos naturales de la guerra; es una guerra sin los «injertos» moderadores, ya sea políticos como morales. En De la guerra, Clausewitz explica qué compone la guerra absoluta:
[6] El arte de la guerra es un libro sobre tácticas y estrategias militares, escrito por Sun Tzu («Maestro Sun», también llamado Sūnzǐ), un famoso estratega militar chino. Se trata de un antiguo tratado militar chino que data del final del periodo de las primaveras y otoños (aproximadamente del siglo v a. C.). La obra consta de 13 capítulos, cada uno dedicado a un aspecto de la guerra y cómo se aplica a la estrategia y tácticas militares. Durante casi 1500 años fue el texto principal de una antología que se formalizaría como los siete clásicos militares del emperador Song Shenzong en 1080. El arte de la guerra sigue siendo el texto de estrategia más influyente en la guerra de Asia Oriental y ha influido en el pensamiento militar oriental y occidental, así como en las tácticas de negocios y en la estrategia legal, entre otros campos. Este libro contiene una explicación detallada y un análisis del ejército chino, desde las armas y la estrategia hasta el rango y la disciplina. Sun Tzu también subrayó la importancia de los agentes de inteligencia y el espionaje para el esfuerzo bélico. Debido a que Sun Tzu ha sido considerado durante mucho tiempo como uno de los mejores tácticos y analistas militares de la historia, sus enseñanzas y estrategias formaron la base del entrenamiento militar avanzado durante los siguientes siglos. El libro fue traducido al francés y publicado en 1772 (reeditado en 1782) por el jesuita francés Joseph-Marie Amiot con el título de Art Militaire des Chinois. En 1905, el oficial británico Everard Ferguson Calthrop intentó realizar una traducción parcial al inglés bajo el título The Book of War. La primera traducción anotada al inglés fue completada y publicada por Lionel Giles en 1910.1 Líderes militares y políticos como el revolucionario comunista chino Mao Zedong, el daimio japonés Takeda Shingen, y el general militar estadounidense Norman Schwarzkopf se han inspirado en el libro.
[7] Michael J. Mazarr is a senior political scientist at the RAND Corporation. Previously he worked at the U.S. National War College, where he was professor and associate dean of academics; as president of the Henry L. Stimson Center; senior fellow at the Center for Strategic and International Studies; senior defense aide on Capitol Hill; and as a special assistant to the Chairman of the Joint Chiefs of Staff. His primary interests are U.S. defense policy and force structure, East Asian security, nuclear weapons and deterrence, and judgment and decisionmaking under uncertainty. Mazarr holds a Ph.D. in public policy from the University of Maryland.
[8] Lieutenant General James M. Dubik (U.S. Army, Ret.) is a Senior Fellow at the Institute for the Study of War and a Professor at Georgetown University’s Security Studies Program. General Dubik has extensive operational experience in Iraq, Afghanistan, Japan, Korea, Thailand, Bosnia, Haiti, Panama, Honduras, and in many NATO countries. His last job on active duty was as Commanding General of the Multinational Security Transition Command-Iraq (MNSTC-I) and the NATO Training Mission-Iraq during the Surge of 2007–2008. He is a member of the U.S. Army Ranger Hall of Fame and a distinguished member of the U.S. Army 75th Ranger Regiment. General Dubik taught Philosophy at West Point and Campaign Theory and Practice at the U.S. Army School of Advanced Military Studies, Fort Leavenworth, Kansas. He has completed an MIT fellowship program for national security studies as well as executive programs in national security at Harvard’s JFK School of Government and Syracuse University’s Maxwell School of Citizenship and Public Affairs. He is the author, most recently, of Just War Reconsidered: Strategy, Ethics, and Theory.
[9] Carl Philipp Gottlieb von Clausewitz (Burg, ducado de Magdeburgo, 1 de junio de 1780-Breslavia, Silesia, 16 de noviembre de 1831) fue un militar prusiano, uno de los más influyentes historiadores y teóricos de la ciencia militar moderna. Es conocido principalmente por su tratado De la guerra, en el que aborda a lo largo de ocho volúmenes un análisis sobre los conflictos armados, desde su planteamiento y motivaciones hasta su ejecución, abarcando comentarios sobre táctica, estrategia e incluso filosofía
[10] Dr. Antulio Echevarria has been the Editor of the US Army War College Quarterly Parameters since February 2013. Prior to that, he was the Director of Research for the US Army War College. Dr. Echevarria is the author of Military Strategy: A Very Short Introduction (Oxford 2017); Reconsidering the American Way of War (Georgetown, 2014); Clausewitz and Contemporary War (Oxford 2007); Imagining Future War (Praeger Securities International, 2007); and After Clausewitz (University Press of Kansas, 2001). He has also published extensively in scholarly and professional journals on topics related to military history and theory and strategic thinking. Dr. Echevarria is a graduate of the US Military Academy, the US Army Command and General Staff College, and the US Army War College, and was a Visiting Research Fellow at Oxford University. He holds M.A. and Ph.D. degrees in history from Princeton University, and is currently working on a book on the American way of thinking about war for Cambridge University Press.
[11] Moisés Naím (Trípoli, 5 de julio de 1952) es un escritor y columnista venezolano. Es miembro del Carnegie Endowment for International Peace, un think tank en Washington con el cual ha estado vinculado profesionalmente desde 1993. Durante 14 años estuvo al frente de la revista Foreign Policy y desde 2011 dirige Efecto Naím, un programa semanal de televisión sobre asuntos internacionales que se transmite en decenas de países por la cadena de televisión colombiana NTN24. En 2011 recibió el Premio Ortega y Gasset, el galardón más importante del periodismo español. Ha tenido también una carrera en el servicio público de su país como ministro de Fomento (Comercio e Industria) de Venezuela, Director del Banco Central de Venezuela y Director Ejecutivo del Banco Mundial.
[12] Foreign Policy es una revista bimestral estadounidense sobre política internacional y temas globales. Existe una edición en español bajo el nombre de Foreign Policy en español. Foreign Policy fue fundada en 1970 por Samuel P. Huntington y Warren Demian Manshel como una revista trimestral. Bajo la dirección de su redactor jefe Moisés Naím y durante el periodo 1996-2009, Foreign Policy pasó de ser una publicación académica a convertirse en una revista bimestral orientada al público general. El 29 de septiembre de 2008, Washington Post Co. anunció la compra de Foreign Policy a Carnegie Endowment for International Peace, y desde 2009, la publicación se encuentra bajo la dirección de su editor jefe Susan Glasser. En mayo de 2009 la publicación realizó una importante remodelación de su sitio web
[13] Las Fuerzas de Defensa de Israel, es el nombre genérico para las fuerzas armadas israelíes. Las Fuerzas de Defensa de Israel cuentan con las tres armas de los principales ejércitos del mundo: la Fuerza Aérea (Heyl Ha’Avir), la más avanzada de la región; una pequeña pero eficaz Marina de Guerra (Heyl Ha’Yam); y la Fuerza de Tierra compuesta por Infantería, Blindados, Ingenieros de Combate, Logística e Inteligencia, en el que sirven conjuntamente soldados profesionales con reservistas y reclutas cumpliendo con su servicio militar, además de la Guardia de Fronteras (conocida como «Magav» o Mishmar HaGvul). Funcionan bajo un mando unificado, encabezado por el Jefe de Estado Mayor (Ramatcal), cargo ocupado actualmente por el Teniente General Aviv Kochavi, como responsable ante el Ministro de Defensa. El Jefe de Estado Mayor es nombrado por el gobierno, por recomendación del primer ministro, hoy Benjamín Netanyahu, y el Ministro de Defensa, a la fecha Benjamin Netanyahu, por un período de tres años que usualmente se prolonga por un año adicional. Con un pequeño ejército permanente y activo de 187.000 soldados profesionales y personal de carrera, las Fuerzas de Defensa de Israel se basan sobre todo en sus reservas de 565.000 soldados, llamadas de forma regular para entrenamiento y servicio. Cuando se movilizan las reservas en tiempos de guerra, el ejército puede sumar hasta 752.000 soldados combatientes, número considerable tratándose de un país con solo ocho millones de personas y cuya movilización puede tomar entre 24 y 72 horas.
[14] Robert Anthony Pape Jr. (Erie, Pensilvania, 1960) es un autor estadounidense conocido por sus trabajos en asuntos de seguridad internacional, especialmente en poder aéreo y terrorismo suicida. Graduado summa cum laude y Phi Beta Kappa en la Universidad de Pittsburg, en 1982. Ph.D. en la Universidad de Chicago en 1988. Enseñó relaciones internacionales en el Dartmouth College desde 1991 hasta 1996 y estrategia de poder aéreo en la Escuela de Estudios Avanzados de Poderío Aéreo de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos (1996 a 1999). Desde 1999 ha enseñado en la Universidad de Chicago, donde es profesor asociado de Ciencias Políticas. Define su trabajo actual como «el efecto del cambio tecnológico en conflictos y cooperación entre las grandes potencias y la teoría y práctica del terrorismo suicida» Sus investigaciones preliminares sobre el terrorismo suicida fueron presentadas en el American Political Science Review en 2003. Luego Pape fundó y actualmente dirige el Proyecto Chicago sobre Terrorismo Suicida, apoyado por la Corporación Carnegie, el Pentágono, la Universidad de Chicago y el Laboratorio Nacional Argonne.
[15] El jueves 29 de agosto de 2019, las FDI revelaron las identidades de tres oficiales de alto rango del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán que estaban involucrados en el intento de Hezbolá de desarrollar y adquirir misiles guiados de precisión en el Líbano. Un misil guiado de precisión es un proyectil equipado con un sistema de navegación avanzado que le permite alcanzar su objetivo con una precisión de unos pocos metros. El grupo terrorista Hezbolá, dirigido por Hassan Nasrallah, ha amenazado continuamente con lanzar cohetes hacia Israel desde el Líbano. Si Hezbolá adquiriera misiles guiados con precisión, tendrían la capacidad de atacar directamente a civiles, ciudades y pueblos israelíes, e incluso a activos estratégicos nacionales. Irán y Hezbolá siguen intentando llevar al Líbano al conflicto con Israel. Sus intentos de construir armas desde los centros de población urbanos, esconder armas en hogares y cavar túneles de ataque desde ciudades del sur del Líbano hacia las ciudades del norte de Israel, amenazan no sólo vidas israelíes, sino la vida de los libaneses mediante el emplazamiento de armas en las zonas urbanas donde viven civiles.
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