Mi padre fue campesino… y yo un revolucionario… y mi nieto es funcionario…
Mario González
Cada vez resulta más evidente que el modelo de socialdemocracia de la PPSOE no funciona. No lo hace porque la red de seguridad que le da soporte ha crecido tanto que ahora nos asfixia. Los derechos se han disparado sin contrapartida de obligaciones hasta el punto de confundirse con los deseos. Y eso está matando a la iniciativa individual. Una mayoría experimenta el paulatino retroceso de su capacidad adquisitiva porque, ahora, todo cuesta demasiado. Algo muy relacionado con la creciente intervención de los poderes públicos.
FUENTE: https://magazine.imaginaciontalento.com/la-iniciativa-individual/
Quieren hacernos dependiente de Papá Estado
Paralelamente, la iniciativa individual decrece. No es que la gente no quiera progresar, sino que cada vez resulta más difícil hacerlo. Una prueba la tienes en que, ahora, los chavales quieren ser funcionarios. El mercado educativo produce un ciudadano dependiente, manipulable y, sobre todo, cobarde. El mercado laboral, después, tampoco premia a los que se esfuerzan por medrar, antes al contrario, están mal vistos. Ese mercado ahogado a base de regulaciones -muchas veces estúpidas- nos aboca a productos peores a un precio cada vez más caro.
Y eso mata nuestra capacidad adquisitiva. Quieren igualarnos a todos por abajo y hacernos dependientes de Papá Estado, es decir, de Papá PPSOE. En esta atmósfera, nadie quiere asumir riesgos y una parte grande espera que le toque la lotería de la redistribución sin comprar ni siquiera el boleto. Triunfa la Ley del Mínimo Esfuerzo y así no vamos a ninguna parte.
El futuro está –lo ha estado siempre- en la iniciativa individual. En el hambre por trabajar y facilitar productos y servicios que mejoren la vida de los ciudadanos. No obstante, el personal se mueve cuando sabe que el esfuerzo vale la pena. Este modelo socialdemócrata, por el contrario, no solo no premia, sino que obstaculiza la iniciativa individual. La solución está en parar y volver a la casilla de salida. La solución pasa por recuperar los incentivos individuales desde la igualdad de oportunidades, no de resultados. ¿Quiénes deben tomar las decisiones, los individuos o los políticos? Respóndete tú mismo y obra en consecuencia.
Cuando deciden los políticos crece el gasto público y los colectivos improductivos. El político solo piensa en su reelección y se preocupa, por encima de todo, de dos colectivos: los funcionarios y las clases pasivas. Ambos, por sí solos, podrían solucionarle la papeleta. Es blanco y en botella. Por eso, las pensiones son una especie de estafa piramidal –cómo les duele que digan esto a los de la PPSOE- que dispara el gasto y la deuda pública. Te engañan hablándote de tú bienestar cuando, en realidad, están pensando en el suyo.
La iniciativa individual se encoge y la riqueza se esfuma
Los españoles, inveteradamente, han sido individualistas. Sus círculos de seguridad están en la familia y los amigos (se habla de «Familia de Bienestar«). No obstante, eso también nos hace inmovilistas. Queremos estar cerca de los nuestros a toda costa. La PPSOE quiere regularlo todo, hasta lo más nimio, acechando a la propiedad privada. Sin libertad ni seguridad jurídica, la iniciativa individual se encoge y la riqueza directamente se esfuma.
Estamos, pues, yendo en la dirección equivocada. Nadie conoce mejor las oportunidades que las personas involucradas en cada sector e interesadas en cada operación. No obstante, el político de turno –que, por cierto, normalmente no ha trabajado antes en su vida- quiere decirte lo que debes hacer, cómo hacerlo, lo que debes pagar, lo mucho que te interesa tributar, etc… El político es el maestro Ciruela. Además, te niega las condiciones necesarias para trabajar de verdad porque todo está intervenido. La seguridad, real y jurídica, brillan cada vez más por su ausencia y, en esas condiciones, la iniciativa individual se pone en modo hibernación.
España lleva dos décadas perdiendo fuelle respecto de la UE (con el siglo nuestro PIB per cápita alcanzaba el 97% del de la UE, pero en 2022 cayó al 86% y bajando). Este es el resultado de la creciente colectivización y de la asfixiante regulación que impone la PPSOE. Necesitamos abrir un nuevo periodo de desregulación, de libertad, de seguridad jurídica y de iniciativa individual. Solo así podremos competir con el resto del mundo. Si seguimos castigando el esfuerzo, el ahorro, la inversión y la iniciativa individual entraremos, en este siglo XXI, en el tercermundismo. Lo único bueno será que podrás olvidarte del Domund.