Mis resonancias marianas en el Rosario.
MARIANO CABANILLAS
1.- Introducción.
Por mi especial devoción a María me causó una fuerte alegría la confesión de devoción al Rosario del Papa Francisco expresada con estas palabras: “El Rosario es la oración que acompaña siempre mi vida, también es la oración de los sencillos y de los santos, es la oración de mi corazón”.
También tengo siempre presente las palabras del Papa San Juan Pablo II, eminentemente mariano: “El Rosario me ha acompañado en los momentos de alegría y en los de tribulación. A él he confiado tantas preocupaciones y en él siempre he encontrado consuelo”
En parecidos términos se han pronunciado también otros Pontífices contemporáneos que constituyen para mí un grato recuerdo: Pio XII, Pablo VI y Benedicto XVI.
Todos nos exhortan a que saboreemos el Evangelio a través de los misterios del Rosario (gozosos, dolorosos y gloriosos). A los que Juan Pablo II añadió los luminosos´.
En otra ocasión escribí sobre el tema del Rosario, pero fueron tan fuerte las vivencias que
rovocaron en mí las palabras pronunciadas por D. Antonio Cerro en la Novena de la Virgen de la Medalla Milagrosa, de las que tomé buena nota, que ahora en el mes de Mayo. quiero compartir con vosotros/as mis resonancias referidas al broche de oro de esta oración: Las letanías.
2.- El significado de las letanías.
EL término Letanía viene del griego “letaneia” que significa “súplica”. Al principio estas súplicas eran dialogadas ente los sacerdotes y los fieles y se rezaban sobre todo en las procesiones. Las las letanías lauretanas del Santo rosario fueron proclamadas por Clemente VIII
A mí me recuerdan mis tiempos de niño y también de mayores como los hijos no dirigíamos a nuestra madre terrenal cuando queríamos conseguir algo de ella con gestos cariñosos (lisonjas, caricias, abrazos, besos ….)
En casa, para evitar la monotonía cuando rezamos diariamente el rosario siempre tenemos presente una foto de nuestra Madre, María, y con gran sentimiento filial miramos fijamente en la larga lista de invocaciones “piropos cariñosos”, “títulos significativos” o “confesiones orales de verdades marianas”. Al recitar las Letanías recuerdo lo que nuestra Madre nos decía en el canto del Magnificat “Desde ahora me felicitarán todas las generaciones”. A la lista clásica de las invocaciones, al final siempre añadimos las tres que nos aconsejó nuestro Papa Francisco, teniendo presente el grave problema de la migración: “Socorro de los migrantes” “Madre de la misericordia” y “ Madre de la esperanza».
En cuanto a la respuesta a cada invocación, aún recuerdo el tiempo en que las letanías se decían en latín, en mi “época de niño y joven en El Seminario y cuando en vacaciones llevaba yo la dirección en mi parroquia de Campillo de Llerena. A todas las invocaciones se respondía “ora pro nobis”. Su traducción más literal es “reza por nosotros” pero la más usada es “ruega por nosotros”. Ambas ponen de manifiesto el gran poder intercesor de nuestra Madre.
3.- Mis resonancias a la letanía.
Todas las invocaciones son hermosas pero por razones personales y de brevedad, mis resonancias van dirigidas a las que más me interpelan en mi vida espiritual. Si no me falla mi cálculo, las Letanías del Papa Francisco son 55 invocaciones y yo os comunico las resonancias de las siguientes:
-Santa María.- Esta primera invocación la hago con voz fuerte para llamar la atención de mi Madre para que me escuche en la cadena de piropos y peticiones que vienen a continuación.
Al llamarle Santa recuerdo las palabras del Ángel a Ella que se consideraba una pobre y humilde esclava le descubre el Ángel los motivos de su santidad. Estas fueron sus palabras: “Ave, María, llena de gracia el Señor está contigo “.
Sobre el nombre María, cuando lo pronuncio siento una especial alegría, porque mi nombre parece reflejo de mi espiritualidad. Desde niño intento vivir la máxima mariana “A Jesús por María”. Hace un tiempo leí esta frase del Arzobispo D. Francisco Cerro , citando al Primado de España: “La devoción a María nos ayuda a no perdernos lo mejor de la vida: a Jesucristo”. Estas palabras a corroborar la Máxima que aprendimos de niño: “A Jesús por María”.
Me lleno de gozo y de alegría cada vez que pronuncio el nombre “MARÍA”
-Santa Madre de Dios. Esta es la grandeza de María, la respuesta su Fiat. En Ella “la Palabra se
hizo carne” y “Dios habitó entre nosotros”.
-Madre de la Iglesia.– Esta invocación la tomo siempre como consecuencia de la anterior. Siendo Madre de Dios, de Jesús, Cabeza del Cuerpo Místico es Madre de todos sus miembros. Desde la cruz, en su agonía Jesús nos lo confirmó con estas palabras: “María, ahí tienes a tu hijo”. En el discípulo amado estábamos representados todos.
-Virgen fiel.- La respuesta al Ángel en el anuncio de la Encarnación “ He aquí la esclava del Señor. Que El haga conmigo como dices” se convirtió en su FIAT vital´´.
Ideal de santidad (Speculum Iustitiae): “Espejo”: quiero tener siempre en mi memoria esta máxima: A Jesús por María”. Ella es el gran modelo para vivir mi fe. Ella con su vida nos muestra la importancia que tiene la oración para vivir nuestra fe. A Ella, el Ángel le anuncia la gran noticia der la Encarnación de Dios mientras estaba orando. Su respuesta fue de entrega total. Recuerdo aquí una frase que leí una vez de Sta. Teresa de Calcuta: “Sin oración no hay fe, sin fe no hay amor, sin amor no hay entrega y sin entrega no hay ayuda a los seres desgraciados”. Para mí en esta frase queda definida la vida de María y este es mi compromiso profundizar en la oración como diálogo con Dios: Hablar y escuchar., para después obrar, cumpliendo el consejo de María: “Haced lo que Él os diga”.
-Causa de nuestra alegría. Nadie tiene más razones para encontrarse alegre que un cristiano. Santa Teresa nos decía: “tristeza y melancolía no las quiero en la casa mía. Este sentir también lo recoge el Papa Francisco: “La verdadera santidad es alegría porque un santo triste es un triste santo“. Esta alegría es la que pedimos que nos contagie nuestra Madre como Lo expresó en su canto del Magnificat: “Se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador”.
-Consuelo de los migrantes.– Esta invocación incorporada por el Papa Francisco es una llamada para unirnos con él en la oración en este problema tan enorme de la inmigración y pedir el consuelo de nuestra Madre en este grave problema que ella también sufrió. A esta invocación añadió dos más: Madre de la misericordia y Madre de la esperanza.
-Refugio de los pecadores.– María sólo tú fuiste Inmaculada , los demás somos pecadores, pero acudimos a Ti como Madre para que nos acoja al sentirnos pecadores y nos impulses para acudir al Sacramento de la Penitencia. En este Sacramento se une la alegría de sentirse perdonados y saberse amados por Dios.
-Consoladora de los afligidos.- Esta invocación me lleva a recordar el himno u oración de Salve. Al parecer, la compuso precisamente un afligido, el beato Herman Contractus, monje Benedictino que tenía parálisis cerebral y era ciego en 1054.. Sin embargo en el año 1897en una excavación realizada en Egipto se encontró un papiro datado en el 250 de nuestra era una oración anterior a la Salve , que también muchos la conocemos y rezamos que doce así:
” Bajo tus entrañas misericordiosas nos refugiamos, Madre de Dios, nuestras peticiones no nos desprecies en el apuro, sino del peligro , líbranos, sólo tú Santa , la Bendita”
– Auxilio de los cristianos.- Con esta invocación quiero recordarle a la Madre que acudimos a ella como sus verdaderos hijos que necesitamos de su protección. Esta invocación tiene un especial recuerdo para mí porque en el año 1992 tuve el entrañable honor de ser el Pregonero de Maria Auxiliadora en su Parroquia de Badajoz, invitado por los Sacerdotes Salesianos que la regentaban. La imagen, con que me obsequiaron encabeza estas líneas, la conservo con mucho cariño en mi hogar. Mi resonancia es de renovar mi confianza plena en María “Vida, dulzura y esperanza nuestra” y pidiéndole “Vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos“.
El final de los grupos de invocaciones es la advocación de Reina. No podía ser de otra forma. Ella acompañó a Jesús, a quien engendró, en todos los momentos de su vida, muchas veces a distancia, por su humildad, siempre estuvo allí y aprendió de Él su acción misericordiosa con los leprosos, los hambrientos, los pobres, los pecadores….lo siguió en sus momentos de Alegría como el domingo de Ramos y también en su Pasión y Cruz, siempre recordando su Fiat, por eso también Jesús la anexionó a su triunfo exaltándola como Reina por encima de toda criatura.
De este grupo sólo me referiré a tres invocaciones:
– Reina de todos los Santos.- Esta invocación no sólo me llena de esperanza, sino también del compromiso por mi fe de ser santo aquí en la tierra , a lo que todos estamos llamados desde nuestro Bautismo. A veces por nuestra condición de pecadores nos parece la santidad una meta inalcanzable, pero el Papa Francisco en varias ocasiones ha insistido en lo contrario, y también incidió en esta afirmación nuestro Arzobispo con ocasión del día de los Santos y nos señaló el camino: “Hemos de dar testimonio de Cristo en todas partes y dar razón de nuestra esperanza en la vida eterna, en la situación en la que el Señor nos ha colocado”
– Reina de la familia .- Con esta invocación no pido sólo su protección sobre mi propia familia sino sobre todas las familias del mundo haciéndome eco de la oración con la que cierra el Papa Francisco su Exhortación apostólica “Amoris laetitia”( La alegría del amor”) , de la que recojo sus dos primeras estrofas: “Jesús, María y José/en vosotros contemplamos/el esplendor del verdadero amor,/a vosotros ,confiados nos dirigimos./.Santa Familia de Nazaret,/haz también de nuestras familias/lugar de comunión y cenáculo de oración/auténticas escuelas del Evangelio/y pequeñas iglesias domésticas.”
– Reina de la Paz.- Al llegar a esta invocación lo primero que es en esta frase del Papa Francisco: “quien hable de paz y no la hace entra en contradicción”. Y, a continuación , me uno particularmente a su constante oración por la paz en Ucrania.
A.M.D.G. et BMV.- Mariano Cabanillas .