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Para salir del atolladero al que nos han conducido los izquierdistas-globalistas es necesaria una derecha socialmente conservadora y económicamente liberal

El capitalismo, la economía de mercado no es una religión. La economía de mercado es una herramienta, como lo son una grapadora o una tostadora. Hay que ser un tonto para adorarlo. El sistema de economía de mercado fue creado por seres humanos para el beneficio de los seres humanos. No hemos venido a este mundo a servir a los mercados. Todo lo contrario. No vale la pena tener ningún sistema económico que debilite y destruya a las familias y atente contra el derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad.

Cuando escribo estas líneas, acaba de suceder hace unos días, el último domingo, un hecho histórico en Italia:

Una alianza conservadora con un toque populista derrotó de forma aplastante a los tecnócratas, izquierdistas, globalistas que habían estado arrasando el país durante los últimos años.

El anterior primer ministro, el exbanquero de Goldman Sachs Mario Draghi, puso en funcionamiento uno de los confinamientos por motivo del Covid-19 más restrictivos e inhumanos (limitando y suprimiendo derechos y libertades indivuales) que, junto con el apoyo de sanciones económicamente suicidas contra Rusia, han dejado a Italia en una situación económica catastrófica.

Será Giorgia Meloni, líder del partido Hijos de Italia, de derechas, la que sustituya al banquero al frente del gobierno de Italia. Meloni será una novedad para Italia: la primera mujer primera ministra. No esperen, lógicamente, que la izquierda lo celebre: su nombre es mencionado en los principales medios de comunicación y de manipulación de masas, haciendo referencia a Mussolini con intenciones algo más que maliciosas, difamatorias.

Irónicamente, la victoria democrática de Meloni y el resto de la derecha italiana probablemente se debe en gran medida a una de las líderes más antidemocráticas de Europa: la comisaria de la Unión Europea, Ursula von der Leyen que, como el resto de los burócratas, oligarcas y sátrapas de Bruselas, ninguno ha sido elegido mediante comicios democráticos.

En vísperas de las elecciones italianas, la no elegida von der Leyen advirtió a los italianos de que si daban su voto a los partidos “equivocados” serían castigados. Cuando se le preguntó sobre el aumento de la oposición política en Italia en vísperas de las elecciones, advirtió a los votantes italianos: “veremos el resultado de la votación en Italia. Si las cosas van en una dirección difícil, y he hablado de Hungría y Polonia, tenemos las herramientas”.

En otras palabras, su mensaje a los votantes italianos fue “sí, pueden votar, pero si votan de una manera que yo no apruebo, serán castigados”.

Los italianos se apresuraron a votar de una manera para ella inaceptable… Será interesante ver lo que sucede a continuación y ver cómo actúan los burócratas y oligarcas de la Unión Europea, a los que nadie ha elegido «democráticamente».

De momento, para empezar, la derecha liberal-globalista y la izquierda extrema y -también- globalista han amenazado sin rodeos al futuro gobierno de Italia, de que estarán vigilantes y mirarán con lupa cada movimiento que haga el gobierno de Giorgia Meloni, y especialmente lo concerniente a la defensa de lo que algunos han dado en llamar «derechos humanos»: el aborto, la eutanasia, el matrimonio homosexual, y un largo etc. de la agenda femiestalinista degenerada.

No obstante, otra enseñanza que nos dejan las últimas elecciones italianas es que, las élites gobernantes de la UE (que, insisto, nadie ha elegido) ven a los estados miembros: no como países soberanos sino como protectorados. Giorgia Meloni lo sabe sobradamente, como lo saben también miles de italianos y de españoles, y de franceses… la democracia italiana, como la del resto de los países de la UE, se ha vuelto tan limitada que ya no importa quién gane las elecciones. Lejos de los titulares estridentes que circulan por los medios de información y manipulación de masas, el aspecto más destacado de las elecciones italianas fue la escasa participación: 64%, la más baja en la historia de Italia. Esto significa que un tercio de los italianos ha renunciado a la democracia. Este número está destinado a crecer en Italia y el resto de la UE, los burócratas y oligarcas de la UE han vaciado a Europa de democracia.

Retomemos los «nuevos derechos humanos» que pretenden imponer los oligarcas de Bruselas. En Europa y en el resto del mundo occidental, hemos llegado a tal situación que, conversar acerca de estos asuntos es súmamente difícil, por no decir imposible; y los principales medios de información, creadores de opinión y manipulación de masas evitan por todos los medios a su alcance que se hable de todos ellos, al mismo tiempo que engañan sobre cuestiones raciales, el sexo y el género, y otros temas que se han convertido en valores sagrados para los progresistas (y muchísimas personas educadas tanto de izquierda como de derecha)… es enormemente preocupanta la creciente brecha cultural entre las élites occidentales y el común de los mortales, entre las personas con formación universitaria y el resto de la población. Hablo de la gente corriente, la gente decente que apenas o nada se siente identificaca con ninguna de las opciones políticas que concurren a las elecciones, gente que considera que hay cuestiones que son irrenunciables, por las que se debe luchar, gente que considera que hay que hacer lo posible para preservar y promover los valores tradicionales… Pero, claro que, la única forma de promover y preservar los valores tradicionales es convencer a la gente de que merecen ser preservados. 

Además de todo lo anterior, es importante señalar que, las políticas de reducción de impuestos y de recortes presupuestarios que pueden haber sido apropiadas para impulsar la economía en décadas atrás, ya no tienen sentido en la actualidad, años después, cuando el auge de la globalización y la desaparición de multitud de trabajos industriales manuales ha conducido, inevitablemente a un enorme aumento de la desigualdad, de la miseria, de la pobreza, tanto en los hogares de altos ingresos, como en los de las clases medias y bajas.

Nos enfrentamos a desafíos sin precedentes, a escala nacional e internacional. Nuestra economía nacional ha entrado en recesión (también la de otros países, aunque esto no sea un consuelo, sino todo lo contrario) y está luchando por recuperar su equilibrio después de la crisis económica derivada de la crisis sanitaria ocasionada por el covid19. Cientos de miles de pequeñas y medianas empresas se han visto obligadas a cerrar durante los últimos años, dejando de producir bienes y servicios y despidiendo a sus trabajadores. La inflación está en un máximo histórico. También lo está el gasto público. Nuestra deuda nacional ahora supera el 117% del Producto Interior Bruto. La inmigración ilegal está en niveles récord, aumentando la carga sobre las redes públicas de seguridad social y los centros de enseñanza (aparte de otros subsidios y ayudas diversas) habiendo llegado a ser un gasto inconmensurable y que no nos podemos permitir, al mismo tiempo que aumenta el número de españoles que viven en situación de pobreza y escasez… Los crímenes violentos están en aumento, también el abuso de drogas y de alcohol, siendo cada vez mayor el número de ciudadanos que mueren por sobredosis…  La globalización sigue aumentando la interdependencia económica en todo el mundo. Rusia está en guerra con Ucrania. Las tensiones de los EEUU con China cada día es más alta. Y, mientras todo esto ocurre, la UE se está suicidando económicamente y sus dirigentes nos conducen a un crudo invierno…

Para encarar, hacerle frente a una determinada situación, es imprescindible hacer un diagnóstico exhaustivo, lo más preciso y completo posible; pues es la única manera de poder enunciar unos objtivos realistas y poder alcanzarlos. Por supuesto, todo ello formaría parte de un proyecto, un plan a realizar en un periodo te tiempo concreto y contando con recursos humanos y materiales para llevarlo a cabo.

Bien, pues el primer error que se puede cometer es afirmar que España vive una situación idéntica a la de Italia y que la correlación de fuerzas, los grupos políticos con presencia en las intituciones que pueden tener posibilidades de auparse al gobierno, cuando tengan lugar las próximas elecciones generales, son equiparables u homologables a los italianos.

Para empezar, en Italia hace ya mucho tiempo que no existe un partido similar al PSOE, tampoco otro de características similares al gazpacho estalinista-globalista de Podemos; y por otro lado, los italianos no tienen la desgracia que sí padecemos en España de poseer grupos políticos separatistas o filoterroristas. Y, por el otro lado, la supuesta derecha liberal-conservadora italiana, tampoco posee muchas semejanzas con los grupos que se puden denominar de ese modo en España.

En Italia no existe ningún grupo político semejante al PP, hoy presidido por Alberto Núñez Feijóo, un grupo de gente que se hace llamar de centro, cuando en realidad es claramente socialdemócrata y, además de haber abrazado el feminismo de género y demás ideologías globalistas, cuando asume el poder acaba traicionando a sus electores, tal como ocurrió cuando se aupó Rajoy a la presidencia del Gobierno de España. Y, si hablamos de VOX, no se puede olvidar que, pese a las proclamas más o menos patrióticas que realizan sus oligarcas nacionales y caciques regionales (haciendo sonar el himno de España y envolviéndose en la bandera nacional), son más de lo mismo, un grupo desgajado del PP que, cuando Rajoy gobernaba, callaban cobardemente ante sus continuas traiciones e incumplimientos. Ni siquiera abrieron la boca cuando Rajoy entregó las diversas televisiones a la izquierda globalista, o cuando blanqueó a los terrorista etarras, o cuando financió, consintió y permitió que quienes quieren romper España por el nordeste, dieran impunemente un golpe de estado.

VOX, a pesar de su retórica patriótica (para regalarles los oídos a sus seguidores) es un grupo más de los muchos que en España se reparten cuotas y territorios de influencia, para saquear a los españoles y vivir de sus impuestos… Sí, Abascal y sus secuaces son los que son, aunque hayan logrado engañar a Giorgia Meloni, Orban y compañía y los hayan convencido de que son de los suyos.

Desde las páginas de VOZ IBÉRICA hemos reclamado, propuesto e incluso suplicado que los buenos españoles, los españoles decentes den un paso al frente y empujar para que, tal como ha ocurrido en Italia, se cree un bloque de derechas y se promueva su refundación, de manera que ya que no lo van a hacer motu proprio, los Abascal, Feijóo y demás oligarcas que dicen ser no socialistas sean apartados y dejen paso a personas preparadas, expertas en gestión de recursos ajenos, con probada eficacia.

Porque, no se trata sólo de desalojar al Gobierno social-comunista de Pedro Sánchez y de acabar con la capacidad de influencia que poseen los separatistas y etarras; no, hay que ir más allá, e ir más allá no lo va a hacer el PP, y tampoco VOX. Para que realmente se produzca en España el cambio que los españoles decentes reclaman, la derecha debe ir unida, o como mínimo agrupada en una gran coalición, a las próximas elecciones.

Y ese gran bloque, esa derecha unida y refundada, debe presentarse con un proyecto, no de mínimos, sino de máximos. Un proyecto de gobierno que promueva una profundísima regeneración que vaya más allá de pequeñas y temerosas reformas, un programa de gobierno que no se limite a apuntalar el sistema sin ir a la raíz de los problemas; todo ello pese al pequeño margen que pudiera estar dispuesta a permitir Bruselas.

Esa gran bloque o coalición de derechas tendría que marcarse, también, como principal objetivo poner a España en el camino de lograr un desarrollo sólido y perdurable (“sostenible” lo llaman ahora) y también, recuperar la sensatez y actuar en sintonía con los intereses de la gente corriente, y por supuesto promover la salud de las instituciones “democráticas”, y evitar/erradicar situaciones de dependencia asistencial, de clientelismo-servilismo, “estómagos agradecidos”, servidumbres más o menos voluntarias.

Es gran coalición de derechas debería emprender, sin aplazamientos las acciones necesarias para acabar con la situación de absoluto desprecio hacia el orden legal que se viene practicando en España desde hace ya demasiado tiempo, por parte de quienes nos mal-gobiernan, que consideran que la ley es apenas un traje que se ajusta a su gusto y medida.

Ni que decir tiene que ese bloque de derecha unida debería hacer todo lo posible para que, se deje de usar de forma arbitraria el presupuesto, para no despreciar de ningún modo la legalidad vigente, no boicotear la seguridad jurídica, no espantar las inversiones sino recibirlas con los brazos abiertos y debería, también, abrir a España al comercio exterior y, por supuesto, no distorsionar las estadísticas para engañar a los españoles.

Acciones tales, con españoles decentes y sabios al frente de un nuevo gobierno, nos pondrían en el camino de un mayor nivel de bienestar y de un mayor crecimiento,.. y además sería un gobierno “previsible” que, acabaría infundiendo más confianza. Esto último iría acompañado de un plan de rescate para recuperar a quienes a lo largo de varias décadas han sido expulsados o han desertado y han decidido no implicarse en «política». España está actualmente necesitada de gestores talentosos, no de charlatanes demagogos que nunca han trabajado ni tenido la responsabilidad de pagar una nómina.

España está necesitada urgentemente de un plan de choque, con la valentía suficiente y la altura de miras que exigen los terribles momentos por los que actualmente atraviesa nuestra Patria… la única esperanza que le queda a España es que un grupo de “hombres sabios y buenos” desaloje de las instituciones a la pandilla de bandidos que nos mal-gobiernan, y conduzca a España a un periodo realmente constituyente, de ruptura con las formas caciquiles y oligárquicas como forma de gobierno, y acabemos finalmente homologándonos con los regímenes políticos más avanzados y las naciones más prósperas de nuestro entorno cultural, político, económico.

Estamos asistiendo a la crisis política, institucional y económica más profunda desde la «Transición»… Y la única alternativa es impulsar un movimiento ciudadano -una gran coalición patriótica- que lleve al restablecimiento de la legalidad constitucional, un único bloque que, agrupe a TODA LA DERECHA ESPAÑOLA.

Esa nueva derecha de la que vengo hablando, debe tener un proyecto claro, rotundo en el que se prevea la reforma de todo lo que, necesita ser reformado en el estado del bienestar, que en España es mucho.

Esa nueva derecha española no debe tener ningún reparo, ningún complejo en cuestionar, y llegado el momento enfrentarse al consenso socialdemócrata, al acuerdo, más o menos tácito, respecto de que los derechos individuales pueden ser violados en nombre del “bien común”, del “interés colectivo”, como vienen sucediendo desde hace casi tres años, con las múltiples restricciones de derechos y libertades, con el pretexto de combatir el coronavirus…

Salvo que se ponga en marcha un único bloque que agrupe a TODA LA DERECHA ESPAÑOLA, tendremos socialdemocracia para rato, feminismo de género para rato, despilfarro para rato, separatismos para rato… Sí, es imprescindible un único bloque de españoles decentes, que agrupe a TODA LA DERECHA ESPAÑOLA si lo que se pretende es algo más que desalojar a los socialistas, comunistas, etarras y separatistas de las instituciones. Es imprescindible un único bloque de españoles decentes, que agrupe a TODA LA DERECHA ESPAÑOLA si lo que se pretende es que no vuelva a repetirse una decepción, un fraude de la magnitud del que llevó a cabo el PP de Mariano Rajoy hace una década.

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Carlos Aurelio Caldito Aunión

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