Para vencer a quienes pretenden destruir España es imprescindible un líder que sea leal a los españoles, una persona decente, íntegra, generosa… y que tenga vocación de servicio.
CARLOS AURELIO CALDITO AUNIÓN.
Existe una gran parte de españoles cuyo mayor deseo es que alguien o algunos emprendan las acciones necesarias para regenerar España, sacarla de la situación de podredumbre que ha invadido todas las instituciones y ha acabado también invadiendo nuestras vidas. Cada vez son más los españoles que exigen acciones enérgicas para expulsar la corrupción y a los corruptos lo más pronto posible.
Pero tan loables deseos son difíciles de conseguir teniendo en cuenta el grado de corrupción que afecta a todos los poderes del Estado y también a lo que se ha llamado habitualmente «el cuarto poder»: los medios de informacion, creadores de opinión y manipulación de masas.
Desgraciadamente, España ha llegado a tal grado de encanallamiento que será muy difícil y tarea de mucho tiempo desencanallar lo que en estos momentos está sumamente encanallado. Tarea que, para empezar exige que algún desencanallador dé un paso al frente con un programa de gobierno serio, realista, con objetivos definidos, temporalizado, y en el que se deje bien claro con qué medios humanos y materiales se contaría y qué procedimientos se utilizarían.
En estos momentos, en España son imprescindibles personas decentes, con afán y vocación de servicio y que posean una trayectoria exitosa y probada experiencia en la gestión de dineros ajenos, esos son los líderes que España necesita. Por supuesto, estamos hablando de personas que no les mientan a los españoles y que no les ofrezcan remedios engañosos o imposibles, que no creen falsas expectativas, que no nos vuelvan a conducir a nuevas frustraciones.
Hemos llegado a tal momento, a tal situación en España que es de locos y de necios pensar que el PP y el PSOE vayan a emprender algún día acciones para regenerarse ellos mismos y mucho menos para hincarle el diente a la corrupción generalizada, perseguir y castigar a los corruptos y crear resortes legales para diisuadirlos pues, tanto uno como otro partido son agrupaciones creadas exprofeso para delinquir, para saquear a los españoles, para ocupar las diversas instituciones con procedimientos claramente mafiosos, tal cual haría cualquier cártel criminal. Por supuesto, más de uno que haya llegado hasta aquí me dirá que los demás partidos pecan de lo mismo, son antidemocráticos, autoritarios, no practican nada que pueda llamarse democracia interna, no dan participación a sus afiliados y adherentes en la toma de decisiones y sus cuentas son opacas; y así es, la partidocracia española funciona de ese modo. Así que, podemos perder toda esperanza de que alguna agrupación mafiosa de las que se hacen llamar partidos políticos vaya a emprender alguna iniciativa para destruir el estatu quo actual. Todos los aparatos, todos burócratas de las diversas organizaciones políticas funcionan como los capos de cárteles mafiosos, tratando de conservar o acrecentar su capacidad de influencia mediente el control de territorios y cuotas en las diversas instituciones, para saquear a los españoles y parasitar de la gente productiva, mientras subvencionan y subsidian a gente improductiva, paniaguados, para comprar y conservar su apoyo en los sucesivos comicios que se convocan periódicamente en España.
Después de todo lo que ha ido sucediendo en España en las últimas décadas, es de estúpidos tener esperanzas de que las cosas cambien. Los miembros de los diversos partidos con presencia en las instituciones saben perfectamente que, si ellos quisieran, poseen resortes suficientes para empezar a cambiarlas; pero, para ello deberían sacudirse la autocensura, la hipocresía, el miedo, y tantas servidumbres más de las que les imponen los oligarcas de sus partidos. En suma, deberían dejar de ser hipócritas y empezar a ser valientes, a poseer la ambición y la voluntad necesarías para hace de España un país mejor y dejar de ser tristes empleados del partido, dejar de escudarse en la «obediencia debida», asintiendo siempre a lo que digan Feijoo, Sánchez, Abascal, etcétera.
Ni que decir tiene que, actuar en esa dirección supondría dejar de ponerse de lado y silbar frente a los problemas, y dejar, también, de tomar decisiones en función exclusiva de las encuestas o estudios de opinión del momento para evitar suscitar antipatías en el electorado, tratar de resolver los problemas que realmente afectan a España y a los españoles y abordarlos seriamente…
Es imprescindible abordar con coraje, con lealtad a los ciudadanos, con afán de servicio, decentemente problemas como la corrupción, aunque puedan quitar votos; es necesario poner en marcha un proyecto de gobierno que suponga un giro real que aplique la cirugía de choque de la que España está necesitada, y no aquello del «gatopardismo» de «cambiar todo -aparentemente, propagandísticamente- para que nada cambie» como se ha venido haciendo en el último medio siglo en España.
Evidentemente, el proyecto regenerador del que vengo hablando debe de estar alejado por igual del populismo como de la demagogia. Dos riesgos que han sido fomentados, tanto por el PSOE como por el PP por su actitud ante la corrupción y el reparto partitocrático de las instituciones, desde las cajas de ahorro hasta los órganos con funciones -supuestamente- de control y fiscalización, incluidos el Defensor del Pueblo, o el Tribunal de Cuentas, o el Poder Judicial.
Veamos, a continuación, algunas características que deberían tener quienes encabecen ese bloque español de derechas, esa derecha unida y refundada de la que vengo repitiendo que es necesaria para vencer y desalojar a los enemigos de España de las instituciones (características que por desgracia no están presentes en quienes dirigen las agrupaciones políticas que dicen no ser de izquierdas, incluso los que se envuelven en la bandera de España, hacen sonar el himno nacional y corean eslóganes patrióticos):
- AMOR A LA PATRIA, evidentemente hablo de un profundo sentimiento de amor a España y el orgullo de formar parte de ella, de su pueblo, territorio, historia, tradición, cultura y de formar parte de proyecto común.
- EJEMPLARIDAD
- ESPÍRITU DE SACRIFICIO: Disposición que impulsa a aceptar sin reservas y con ejemplaridad las penalidades y privaciones que implica el cumplimiento del deber y, si preciso fuera, la entrega de la propia vida, por amor a la patria y en servicio a los demás. El espíritu de sacrificio antepone el cumplimiento del deber a las comodidades, los intereses y las aspiraciones personales.
- . ESPÍRITU DE SERVICIO: Disposición permanente para anteponer siempre el bien común, al propio, dando a nuestra vida un sentido de compromiso desinteresado en beneficio de los demás. El espíritu de servicio es uno de los componentes principales de la vocación política, cuyo fin último es servir a España. Exige abnegación en el cumplimiento del deber y se manifiesta en una actitud permanente de disponibilidad y compromiso. Se ejerce sin esperar nada a cambio y la recompensa que se recibe es la satisfacción del deber cumplido.
- LA EXCELENCIA PROFESIONAL El buen político, el político decente debe de estar moral, física, intelectual y técnicamente preparado para ser eficaz en su trabajo, adaptándose a la evolución constante de la sociedad. La formación de un político no acaba nunca; le exige mantener a lo largo de toda su vida el interés y el esfuerzo para mejorar. El buen político no puede ser conformista ni limitarse a cumplir lo mínimo a lo que está obligado por razón de su cargo. Su propia iniciativa y su afán de superación deben impulsarle a actualizar y perfeccionar sus conocimientos, destrezas y capacidades.
- EL HONOR .
- . LA LEALTAD
- SENTIMIENTO DEL DEBER.
Estos valores deben ser especialmente cuidados, tenidos en cuenta por cualquiera que aspire a la excelencia y por supuesto al liderazgo.
Dentro de los partidos políticos están los cargos electos, también los miembros del aparato burocrático de la organización, pero también los afiliados y simpatizantes. Quienes dicen ser adherentes, cotizantes, partidarios de un partido que está integrado y liderado por personas decentes, por patriotas, buenos españoles, también poseen una enorme responsabilidad dado que los ciudadanos con los que se relacionan tienen conocimiento de su afiliación y su comportamiento -más o menos coherente, honesto, decente- también influye en la opinión que otras personas puedan tener del partido, además de poder tener capacidad de influencia en la atracción o pérdida del voto.
En fin, para los que hayan llegado hasta éste último párrafo, los invito a seguir leyendo hasta el final:
Habrá algunos que afirmarán que ellos son la derecha genuina (negándoles a los demás tal etiqueta) y que añadirán que “su partido es ese bloque de derechas”, que el bloque de derechas ya existe, que son ellos…
Destaco esto porque realmente es importante, y puede ser un freno para la unidad de la derecha en un solo bloque. Los que afirman tal cosa son gente desinformada, tendente a mediocre, que desconoce por completo el funcionamiento interno del partido al que dicen pertenecer, y por supuesto, no tiene ni pajolera idea de su “programa electoral”, ni de su funcionamiento interno, ni de su financiación… y también desconocen que su partido es antidemocrático (tanto el PP como VOX), que impide la democracia interna, cualquier forma de participación de sus afiliados-cotizantes en la toma de decisiones, y que quienes deciden en todo, y especialmente respecto de quiénes van en las listas de candidatos de su partido, no son los afiliados sino un grupo de “notables”, oligarcas y caciques, que se van sucediendo en los cargos de gestión a lo largo del tiempo, y cuyo único interés es colocarse ellos y sus familiares y amigos, para seguir año tras año, legislatura tras legislatura, viviendo de nuestros impuestos.
Claro que, si le cuentas esto a alguno de los hooligans de PP y VOX os dirán que, su partido no es “así”, que esa característica define a los otros, y también a los partidos de izquierda… Algunos, para justificar su apoyo o pertenencia a un partido antidemocrático, en el que los afiliados son simples siervos, aplaudidores a los que sólo utilizan para hacer bulto en los mítines, repetir y corear las ocurrencias del líder, y en último extremo para que intenten arrastrar a potenciales votantes a los colegios electorales; acaban diciendo que, bueno que, muy bien, pero que los otros partidos son más antidemocráticos que el suyo, y que, además, así se evita que se infiltre gente con malas intenciones que, acaben desviando al partido de la ortodoxia, del buen camino…
En fin, que con los hooligans de los partidos que, dicen ser de derechas, o no ser de izquierdas, poco o nada se puede contar para emprender la construcción de un BLOQUE DE DERECHAS, que agrupe a todos los buenos españoles, los españoles decentes, para que en los próximos comicios haya una sola candidatura de derechas y así poder derrotar a quienes quieren destruir nuestra Patria: los socialistas, los comunistas, los separatistas y los etarras.
Si, tal como es previsible, las élites extractivas, los parásitos de los diversos partidos optan por boicotear la creación del BLOQUE DE DERECHAS del que venimos hablando, habrá que empezar por denunciarlos públicamente, para que se sepa y sus incautos y cándidos seguidores les retiren su confianza.
Es urgentísimo sustituir a esos parásitos de los diversos partidos que dicen ser de derechas, que afirman defender la vida (desde la concepción hasta la muerte natural), la libertad individual y la propiedad, la economía de libre mercado, la democracia representativa, la monarquía parlamentaria, la separación –estricta- de poderes, etc.) por ciudadanos decentes y de probada ética, y también probada experiencia de gestión en la empresa privada, dispuestos a servir en lugar de servirse del ciudadano y eliminar esos partidos políticos actuales, convertidos en escuelas de parasitismo y de depredadores, que sólo viven de atiborrarse de privilegios y poder, mientras succionan la felicidad, la vida, el bienestar y la esperanza.
Y ya, para terminar, es necesario que os subraye que el BLOQUE DE DERECHAS que necesita España, en el que se agrupen todos los españoles decentes, para acabar con la terrible situación que sufrimos los españoles, habrá de dotarse de una organización que posea mecanismos a través de los cuales se pueda ejercer “la desconfianza”, mecanismos de fiscalización eficaces, de manera que quienes ostentan el liderazgo sean disuadidos de llevar a cabo acciones de amiguismo, nepotismo y cuestiones similares, o tratar de perpetuarse sine die en el cargo.
Así que, forcemos a Alberto Núñez Feijoo y a Santiago Abascal a hacerle un último servicio a España y a los españoles, y si no promueven cuanto antes ese congreso de unificación de la derecha española del que vengo hablando, forcémoslos a apartarse, a echarse a un lado… es la única manera de empujar para que la derecha española acabe refundándose en un solo BLOQUE DE DERECHAS y haya una única candidatura de derechas en las próximas elecciones generales.
Si de veras, tal como proclamáis sin cesar en las múltiples manifestaciones, concentraciones, y demás muestras de rechazo al Gobierno de Pedro Sánchez desde hace un mes, os empuja el amor a España y el deseo de servir a los españoles, demos ya el paso, de nosotros depende, y si es preciso, pasando por encima de quien se oponga.
Pues, ánimo y para delante.