CAROLUS AURELIUS CALIDUS UNIONIS
Algunos medios de información dan noticias de que el presidente del Gobierno de España se ha reunido con los miembros del Comité Ministerial Árabe-Islámico sobre Gaza, un día después de reconocer formalmente el Estado de Palestina. El Comité está formado por los ministros de Asuntos Exteriores de Arabia Saudí, Autoridad Palestina, Egipto, Jordania, Catar, Turquía, Indonesia, Nigeria y los secretarios generales de la Liga Árabe y la Organización de Cooperación Islámica.
El presidente del Gobierno ha trasladado a los miembros del Comité Ministerial que España ha tomado la decisión de reconocer al Estado de Palestina con el objetivo de contribuir a la consecución de la paz, la búsqueda de la justicia y la defensa de un orden internacional basado en normas…
Bien, pero… ¿Qué significa ese «reconocimiento» llevado a cabo por Peter Pan Sánchez y sus secuaces?
Si buscamos la palabra «reconocer» en los diversos diccionarios de la Lengua Española, habla de que tal vocablo significa: examinar, inspeccionar, investigar, observar, explorar, contemplar, tantear, considerar, mirar, ver, vigilar, admitir, verificar, acatar, aceptar, asentir, acordarse y un largo etcétera. ¿Tiene algo que ver el acto realizado por el gobierno socialcomunista de Peter Pan Sánchez con los significados que le otorgan los diccionarios al vocablo «reconocer» y sus derivados?
Reconocer a otro país significa otorgarle un estatus legal, en este caso, la «estatalidad». Se trata de una decisión política, que por sí misma no crea ese Estado, ni le garantiza su soberanía o integridad.
De facto, tal reconocimiento, anunciado a bombo y platillo, con estruendo, ya de antemano nace muerto, no va más allá de ser un acto simbólico con escasa o nula trascendencia, debido a la actual situación de Oriente Medio y la catastrófica realidad de los musulmanes que viven en la zona. Evidentemente, hay que estar ciego y sordo para no darse cuenta de que existen múltiples factores que impiden que tal «reconocimiento» se traduzca en realidad. Hemos de suponer que Peter Pan Sánchez, consciente de ello, ha vinculado este paso a una retórica vacua, palabrería muy florida, que guarda relación con la supuesta vigencia de la “solución de los dos Estados” y la necesidad de una conferencia internacional de paz.
Todo ello, proviniendo de una mente tan inmadura e infantil como la de Peter Pan Sánchez, era de esperar y con ello sólo consigue hacer ruido, para tratar de entretener al personal y que se olvide por momentos de los escándalos de corrupción en los que está inmersa su esposa y múltiples miembros de su partido e incluso, conseguir arrastrar a algunos potenciales votantes a las elecciones europeas del próximo 9 de junio…
Cuando se utiliza el vocablo RECONOCER en el ámbito de las relaciones diplomáticas es sinónimo de aceptar algo que ya existe.
Está claro que no es el caso del pretendido «Estado palestino», cuya inexistencia, a pesar de los esfuerzos de diversos gobiernos a lo largo de décadas, para intentar hacerlo realidad, es el resultado de la negativa de los propios palestinos a aceptar el reparto del territorio con Israel. Este hecho, evidente para cualquiera que esté medianamente informado sobre el asunto, se intenta ocultar sistemáticamente culpando a Israel de una situación de la que, en realidad, es víctima.
Israel tiene derecho a unas fronteras definitivas, perdurables y seguras y a que sus vecinos que no sean una permanente amenaza a su seguridad y a su supervivencia.
Se sale de ojo que a Peter Pan Sánchez le importa un bledo la existencia, o no, de un Estado Palestino y si los gazatíes y cisjordanos viven o no en situación precaria, o complicada. Peter Pan Sánchez tiene como única intención sacarle el máximo provecho al asunto desde el punto de vista «electoral», tapar trapos sucios y movilizar a potenciales votantes. Como, además a Peter Pan Sánchez, España y los españoles le importan un bledo, no ha dudado en dar tal paso, aunque deje a España en una situación vergonzosa y humillante y que nos puede traer consecuencias bastante desastrosas…
España tiene una antigua y singular relación con Palestina. Aunque todos los gobiernos españoles de las últimas décadas han afirmado que es necesario un Estado palestino como parte de una solución justa y duradera, ninguno ha dado el paso del reconocimiento formal. Palestina solicitó el reconocimiento en 2011 pero, pasado casi tres lustros no ha obtenido una respuesta positiva, a pesar de que, según los diversos estudios de opinión y encuestas al respecto llegan a la conclusión de que opinión pública española es favorable y de que se realizó una Proposición No de Ley en noviembre de 2014 que fue suscrita por todos los partidos con representación en el Congreso de los Diputados.
Durante los gobiernos del Partido Popular (PP) el reconocimiento de Palestina se pospuso, condicionándolo a una posición consensuada europea. Frente a esa postura, la entonces oposición socialista, prometió el reconocimiento en cuanto llegara al gobierno. Con la llegada del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) al gobierno se esperaba que se produjera un cambio, pero no fue así; tampoco con el primer gobierno de coalición, a pesar de las reiteradas promesas, y de que se emprendiera una campaña por el reconocimiento del Estado palestino en la que el gobierno socialcomunista contó con quienes se hacen llamar «movimientos sociales» y sindicatos de izquierda. El gobierno continuó condicionando el reconocimiento a un acuerdo previo entre palestinos e israelíes, y a una respuesta europea consensuada.
A todo lo anterior se añadía el convencimiento de que un reconocimiento individual -por parte de España- tendría poco valor, como cuando lo hizo Suecia en 2014, y que, en la práctica, cambiaría poco las excelentes relaciones bilaterales existentes con los palestinos. A nadie se le escapa que ambas razones han sido pretextos poco creíbles para no dar el paso. Ni los palestinos ni Israel quieren un Estado palestino, los palestinos nunca lo han querido y no ocultan que su objetivo es destruir el Estado de Israel, y los israelíes tampoco lo desean, después de que la política de «paz a cambio de territorios» haya fracasado una vez tras otra, debido a que los palestinos nunca cumplen lo que se acuerda… y, por lo tanto, a estas alturas, esperar un supuesto acuerdo es simplemente concederle a Israel la última palabra. Por otra parte, es impensable que la Unión Europea acabe adoptando una posición común respecto del conflicto a pesar de que nueve de sus Estados miembros ya reconocieron a Palestina en diferentes momentos.
El iluso de Peter Pan Sánchez se piensa que con la decisión que ha tomado, pasará a la Historia por haber desempeñado un papel transcendental para liderar en la Unión Europea los esfuerzos encaminados a conseguir la justicia y la paz en Oriente Medio, avanzando hacia un mundo más inclusivo y respetuoso de los derechos humanos.
«Reconocer» al inexistente estado palestino, en estos momentos significa en realidad respaldar a Hamás, es apoyar a una organización islamista, terrorista, patrocinada por Irán, que rechaza la existencia de Israel y que, también tiene como objetivo eliminar a las agrupaciones palestinas no islamistas.
Hamás forma parte de una coalición que pretende desestabilizar la región llevándose por delante a los gobiernos más moderados, aquellos que mantienen relaciones normales con Occidente.
El que Peter Pan Sánchez haya dado el paso de «reconocer» al inexistente estado palestino no es casual, Hamás está sacrificando a los gazatíes, usándolos como escudos humanos, con la intención de que lo reconozcan como el único representante de los palestinos… es por eso que HAMÁS está enormemente agradecido a Peter Pan Sánchez, ¡faltaría más!
Nuestro presidente, para más INRI ha decidido dibujar un nuevo mapa de Oriente Medio, con nuevas fronteras e incluso decidiendo dónde se situará la capital del inexistente «estado palestino» …
¿Se imagina alguno de mis lectores que el Estado de Israel -éste sí existe- decidiera concederle la independencia a Cataluña y al País Vasco, o trastocar la actual frontera con Francia, o con Portugal, e incluso decidir que Madrid deje de ser la capital de España?
¿Qué autoridad posee Peter Pan Sánchez para decidir sobre Israel, Oriente Medio, los palestinos, etc.? ¿Quién le ha otorgado capacidad de decidir, con qué legitimidad actúa…?
Sin duda, si Peter Pan Sánchez no tuviera una mentalidad infantil, tal como demuestra día tras día, no daría pasos tan estúpidos como el que acaba de dar que, más pronto que tarde acabará perjudicando a España.
Pero, ahí no queda la cosa, al mismo tiempo que toma decisiones caprichosas, estúpidas, a continuación afirma que su deseo es mantener «relaciones normales» con Israel, y para remate del tomate, una vicepresidenta de su gobierno, la estalinista Yolanda Díaz, se manifiesta abiertamente antijudía, acusa a Israel de genocidio y vocea aquello de «del río al mar», como haría cualquier palestino que aspira a destruir el Estado de Israel… Tampoco podemos olvidar que, la Ministro de Defensa, de nombre Margarita, también ha afirmado que Israel es un «estado genocida»…
Si la pretensión de España es desempeñar un papel importante en Oriente Medio, y de paso no perjudicar a los intereses de España, lo que no se puede es apoyar a Hamás y demás promotores del terrorismo islamista, o realizar gestos para buscar su aplauso.
Claro que, si tenemos en cuenta la trayectoria de Peter Pan Sánchez, haciendo todo lo posible para conseguir la amistad de terroristas y separatistas, a los que indulta y amnistía y con los que se alía para destruir España, no es de extrañar que haya dado el paso que ha dado… Todo tiene sentido cuando se trata de alguien, un ególatra adultescente, que pretende seguir en la poltrona presidencial a toda costa, incluso aliándose con el diablo si fuera necesario…
Carolus Aurelius Calidus Unionis, Batalyaws, Taifa del Suroeste, junto a «La Raya»
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