Por qué Suiza tiene una inflación tan baja en comparación con la UE
José Rosado
Mientras la Unión Europea lucha contra la inflación a base de subir los tipos de interés, las economías de otros países están dando síntomas de recuperación. En Estados Unidos, por ejemplo, han conseguido reducir el alza de precios desde un 10,1 % poco después del comienzo de la invasión de Ucrania a solo un 1,7 %. Pero si hay un país que ha llamado la atención al respecto es Suiza, cuyo máximo no ha superado el 3,3 % en todo este tiempo.
Según los datos del Eurostat, la UE registró un IPC el pasado mes de julio del 6,1 %, muy lejos del objetivo comunitario del 2 %. El de Suiza, por su parte, se colocó en el 2,1 %, tres décimas por encima del mes anterior. Esta baja inflación se debe a varios motivos.
La fortaleza del franco suizo es una de las principales razones para esta estabilidad de precios. Considerada un «refugio seguro», los inversores que deseen depositar su dinero en el país necesitan esta divisa, lo que impulsa su demanda y aumenta su valor. Con una moneda más fuerte que el resto, las importaciones se abaratan frenando la inflación. Sin embargo, esta situación reduce a su vez las oportunidades de exportación, pero eso lo equilibra con la calidad de sus productos, principalmente de la industria química y farmacéutica.
La baja demanda de combustibles fósiles también ayuda. Suiza es un país que cubre sus necesidades eléctricas con energía hidroeléctrica y nuclear. Se trata además de un mercado monopolístico altamente regulado, donde los proveedores deben fijar sus precios de acuerdo con los costos de generación eficiente. Esto permite que los costes marginales no se trasladen a los consumidores.
La energía es, además, un asunto clave en la cesta del IPC, por lo que no afecta de forma tan drástica a la tasa de Suiza en comparación con Europa y Estados Unidos.
Este intervencionismo en los precios no se aplica solo a la energía. De los productos utilizados para calcular la tasa de inflación, un tercio está sujeto a la regulación de precios, algo que no ocurre en ningún otro país de Europa.