Proteccionismo frente a Libre Comercio… la estrategia arancelaria de Donald Trump y sus posibles repercusiones.

El debate entre proteccionismo y libre comercio ha adquirido una relevancia enorme en el escenario internacional, particularmente a raíz de la política arancelaria adoptada por la administración Trump en su segundo mandato. Mientras algunos defienden el proteccionismo como un mecanismo para proteger sectores estratégicos y garantizar estándares de calidad, otros sostienen que esta práctica empobrece a la economía y frena el desarrollo. La imposición de aranceles a la llegada de productos del extranjero es una práctica común en casi todas las naciones, incluida la Unión Europea (UE), donde se utiliza para proteger la producción local frente a competidores con menores costes o productos de calidad inferior, establecidos por la burocracia de Bruselas.

La estrategia de Trump y sus repercusiones

El 2 de abril de 2025, es lo que Donald Trump y su equipo denominan el «Día de la Liberación». En el «Jardín de las Rosas», el presidente anunció la firma de un paquete de aranceles recíprocos que, según su secretario de prensa, «revertirán las prácticas comerciales desleales que han estado perjudicando a los EEUU durante décadas». Esta medida implica la imposición de nuevos impuestos sobre bienes, capital y recursos importados, lo que ha provocado pánico en los mercados financieros, evidenciado por la reciente caída bursátil.

Trump ha declarado, sin reparos, que «no le importa en lo más mínimo» si los precios de los automóviles suben, pues asegura que los estadounidenses se verán obligados a comprar vehículos nacionales más caros. Esta postura ha sido criticada por economistas de la Escuela Austriaca, quienes sostienen que los aranceles, como cualquier impuesto, encarecen la producción, reducen la oferta y elevan los precios, afectando especialmente a las empresas que operan con márgenes estrechos. Con el tiempo, la reducción en la oferta y el aumento de precios generan un círculo vicioso que afecta al conjunto de la economía.

Impacto en la Unión Europea y la práctica global del proteccionismo

Europa en general- y la UE en particular – no es ajena a estas prácticas. Desde hace siglos, se han aplicado aranceles y barreras comerciales para proteger las industrias locales. Curiosamente, muchos de los teóricos del libre comercio de antaño, que abogaban por eliminar el proteccionismo, no criticaban abiertamente que sus propios países impusieran aranceles. Hoy en día, ocurre lo mismo: la UE utiliza aranceles, cuotas de importación y barreras administrativas para salvaguardar sectores estratégicos, como la agricultura, la automoción y la tecnología, evitando la entrada de productos de países con menores costos y estándares menos exigentes.

Estas medidas proteccionistas tienen dos caras: por un lado, protegen a los productores locales, fomentan la creación de empleo y aseguran la calidad de los bienes. Por otro, encarecen los productos para los consumidores, limitan la competencia y, en última instancia, empobrecen la economía. La experiencia histórica lo demuestra; en la segunda mitad del siglo XIX, políticas proteccionistas excesivas contribuyeron a la generación de tensiones internacionales que desembocaron en grandes conflictos.

En el siglo XX, la Ley Smoot-Hawley en Estados Unidos mostró cómo el proteccionismo puede agravar una crisis económica.  La Ley de Aranceles Hawley-Smoot, fue una ley aprobada en Estados Unidos el 17 de junio de 1930, propuesta por los senadores Reed Smoot y Willis C. Hawley, que elevó unilateralmente los aranceles estadounidenses a los productos importados, para intentar mitigar los efectos de la Gran Depresión de 1929.

Si bien los primeros efectos de la Ley Hawley-Smoot beneficiaron a corto plazo a las industrias estadounidenses y a los agricultores, con el transcurso de los meses se apreció que las represalias arancelarias del resto del mundo perjudicaban el comercio internacional y particularmente la exportación de productos estadounidenses, causando perjuicios a su industria. De igual forma, el deterioro de la economía de EE. UU. como resultado de la Gran Depresión hizo que la barrera arancelaria acabara siendo ineficaz aunque supuestamente pretendiera defender los precios de productos agrícolas, pues, los mismos continuaron disminuyendo al no crecer la demanda.

La nueva administración de Franklin D. Roosevelt, sucesor de Hoover desde enero de 1933, decidió no continuar copn la política arancelaria que había resultado perjudicial y desde 1934 redujeron sustancialmente las tasas arancelarias fijadas en la Ley Hawley-Smoot, perdiendo así su fuerza como barrera proteccionista. Tras la Segunda Guerra Mundial, en los Acuerdos de Bretton Woods en 1944, se pactó no fijar aranceles unilaterales como los establecidos en la Ley Hawley-Smoot.

La estrategia de Trump y el debate sobre aranceles

La estrategia arancelaria de Trump se presenta como una herramienta de negociación para eliminar barreras comerciales, con la idea de llegar a un acuerdo global sin aranceles. Sin embargo, los efectos de los aranceles son bien conocidos por los más expertos economistas: imponen un nuevo costo a los productores que se acaba trasladando a los consumidores, generando escasez y elevación de precios. Según esta visión, si los fabricantes estadounidenses incrementan sus precios para compensar el coste adicional, los consumidores verán mermado su poder adquisitivo, y si no lo hacen, las empresas pueden enfrentarse a pérdidas económicas que las obliguen a abandonar el mercado.

Economistas como el catedrático Rafael Pampillón han señalado la necesidad de que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, presente un «tablero» de aranceles similar al de Trump para evidenciar la situación. Por otro lado, el también conomista Daniel Lacalle recuerda que la UE también impone aranceles a productos estadounidenses, lo que invita a una negociación equilibrada. El profesor José Ramón Pin Arboledas advierte que un aumento de aranceles podría tener efectos negativos sobre la economía europea, especialmente en países clave como Alemania, motor de la Unión Europea en la actualidad.

Proteccionismo vs. Libre Comercio: Lecciones Históricas y Perspectivas Actuales

El proteccionismo ha sido históricamente una herramienta utilizada para estimular industrias emergentes. Por ejemplo, en el siglo XIV, el rey Eduardo III de Inglaterra prohibió la importación de telas de lana para proteger la industria textil local, lo que transformó al país en el mayor productor mundial de lana. Durante la Revolución Industrial, varias naciones adoptaron medidas similares para proteger sus sectores estratégicos. Sin embargo, la experiencia del siglo XX acabó demostrando que el proteccionismo excesivo puede conducir a desequilibrios económicos y conflictos internacionales.

Hoy, se debate intensamente si la UE debería adoptar una postura más liberal. Ante la subida arancelaria de Trump, ¿qué debería hacer la UE? Algunas propuestas, como las expresadas por el economista español Manuel Lamas, sugieren que la UE debería eliminar todos los aranceles y barreras comerciales, eliminar el nefasto Pacto Verde y las absurdas regulaciones que asfixian la industria, a la tecnología y a las inversiones, y rebajar sustancialmente los impuestos.

También, Javier Milei, presidente de Argentina, ha señalado que un acuerdo comercial con Estados Unidos, en el que los aranceles sean apenas un mal recuerdo del pasado, podría ser la clave para un crecimiento duradero, perdurable…

Reinventarse y romper con el proteccionismo excesivo

Europa debe reinventarse para ser competitiva. Esto implica reducir la burocracia, disminuir el número de empleados públicos y eliminar regulaciones y gastos ideológicos innecesarios que, por ejemplo, se esconden bajo la etiqueta de la Agenda 2030. Es necesario abandonar propuestas infundadas como la obsesión por energías «limpias» o la pretensión de controlar el clima, políticas que solo encarecen los productos y distorsionan el mercado. Europa debe apostar por un modelo que favorezca la apertura comercial, la especialización y la innovación, reduciendo los aranceles y facilitando la libre circulación de bienes y capital.

Asimismo, es fundamental que la UE refuerce su independencia en sectores estratégicos como la industria, la energía y las nuevas tecnologías, para no depender de países externos. Solo a través de una verdadera apertura, la reducción de impuestos y la modernización industrial se podrá asegurar un crecimiento perdurable en un mundo cada vez más interconectado.

Conclusión

El proteccionismo, a pesar de sus aparentes ventajas para proteger industrias locales, es empobrecedor a largo plazo. La historia y la experiencia demuestran que la prosperidad económica se alcanza mediante la apertura comercial, la especialización y condiciones de intercambio justas. Mientras Estados Unidos, bajo la administración Trump, utiliza aranceles como instrumento de negociación, la UE se enfrenta a la necesidad de equilibrar la protección de sus sectores estratégicos con la competitividad global.

Frente a la crisis actual, es imperativo que Europa abandone medidas proteccionistas excesivas, reduzca la burocracia y elimine gastos innecesarios. La solución no radica en levantar barreras, sino en derribarlas para construir puentes de cooperación, innovación y desarrollo. La UE debe reinventarse, adoptando políticas que fomenten la libertad comercial y la eficiencia económica, garantizando así un futuro próspero y competitivo para sus ciudadanos.

En definitiva, el proteccionismo no es la respuesta. Como han señalado multitud de economistas a lo largo de la historia, y como se evidencia en las lecciones del siglo XIX, XX y lo que va del XXI la verdadera prosperidad se logra a través de la apertura de mercados, la eliminación de aranceles innecesarios y la puesta en funcionamiento de políticas que impulsen la innovación y el desarrollo perdurable.

Europa tiene la oportunidad de liderar este cambio, siempre y cuando decida liberarse de las restricciones que, lejos de proteger, impiden el progreso, la prosperidad y la generación de riqueza.

Spread the love
Carlos Aurelio Caldito Aunión

Entradas recientes

Locura arancelaria

Fernando del Pino Calvo-Sotelo La imposición unilateral de aranceles desorbitados por parte de la Administración…

1 día hace

Acerca del contoneo arrogante y el «tumbao» al caminar del presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, y lo que denota de él psíquicamente

CAROLUS AURELIUS CALIDUS UNIONIS. En la escenografía política del sanchismo, cada gesto cuenta. Pedro Sánchez…

1 día hace

Delitos de pensamiento en la España de Sánchez: el caso de Begoña Gerpe – ¡Que le corten la cabeza…!» – y la erosión de la libertad de expresión.

CAROLUS AURELIUS CALIDUS UNIONIS “¡Que le corten la cabeza!”, ordenaba con furia la Reina de…

1 día hace

La okupación en España: el asalto a la propiedad privada con aval institucional

CAROLUS AURELIUS CALIDUS UNIONIS Okupación: crónica de un derrumbe jurídico En una de sus últimas…

2 días hace

LA REGULARIZACIÓN DE MEDIO MILLÓN DE INMIGRANTES: La paradoja del desempleo masivo -4 millones de españoles en paro- y la regularización de extranjeros

CAROLUS AURELIUS CALIDUS UNIONIS En un momento en que más de cuatro millones de españoles…

3 días hace

La encrucijada de Gaza: entre el retorno imposible de la Autoridad Palestina y el dominio de Hamás

CAROLUS AURELIUS CALIDUS UNIONIS La Franja de Gaza, epicentro de tensiones geopolíticas y humanitarias, vuelve…

3 días hace