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¡Que le den ya el diploma de femi-socialista de «género» mayor del reino a María Guardiola, la rubia peli teñida de Extremadura!

CARLOS AURELIO CALDITO AUNIÓN

Recuerdo que hasta hace pocos meses no sabía de la existencia de María Guardiola, ni la más remota idea… un buen día supe que los capos del PP habían decidido que fuera la sustituta de José Antonio Monago, aquel que pactó con Pedro Escobar, coordinador regional de IU, la presidencia de la Junta de Extremadura y que pretendió ser más socialista que los socialistas, y más feminista que los y las feministas… pasó a la historia por haber sido el primero en colgar la bandera arco-iris en el edificio del Gobierno de Extremadura, aparte de sus viajes a Canarias, para hacer turismo sexual-afectivo…

Lógicamente, como la gente suele preferir las marcas genuinas a las marcas blancas, Monago no repitió mandato al frente de la Junta de Extremadura. Hace poco me he enterado que su sustituta, María Guardiola, formó parte de su equipo de gobierno. Quizás por ello pretende también, ser más socialista, feminista degenerada y un largo etc. que quien la apadrinó hace años.

Como decía más arriba, hasta hace poco no había oído hablar de la tal Guardiola. Los días aquellos que los capos, oligarcas y caciques y sus aduladores, trovadores, bufones, etc. de los medios de información han dado en llamar «precampaña electoral» supe de ella por primera vez. Me quedé perplejo un día en que leí y oí que se presentaba a las elecciones para presidir el gobierno regional… Pero, lo que me sorprendió especialmente es que no hablaba de los problemas que sufre Extremadura y menos aún de cómo solucionarlos, no hablaba de qué objetivos iba a tratar de conseguir a corto, medio y largo plazo, si lograba auparse a la presidencia de la Junta de Extremadura… No, sólo hablaba de machismo, de violencia de «género», y subrayo especialmente que no tenía intención de compartir tareas de gobierno con VOX.

Cuando por fin entramos en aquello que llaman «campaña electoral» y se acabó la «precampaña» siguió repitiendo los mismos mantras, los mismos tópicos, eslóganes huecos, declaraciones de intenciones socialdemócratas… Yo seguía sin salir de mi asombro y mi sorpresa fue tornándose en estupefacción. La tal Guardiola cada día que pasaba se parecía más a Irene Montero, Pablo Iglesias, Yolanda Díaz, y demás comunistas que se hacían entonces llamar «unidas podemos» y tras su enésima asamblea cambiaron su nombre por el de «sumar»… A pesar de lo cual, siguen siendo estalinistas.

Y llegó el día de las elecciones, el 28 de mayo pasado. La rubia extremeña quedó en segundo lugar, tras Willy Fernández Vara, con una diferencia de aproximadamente 6.000 votos, aunque su partido consiguió el mismo número de diputados regionales que el PSOE, exactamente 28.

En loor de multitudes, desde el mismo instante en que se supo que si sumaba los cinco diputados conseguidos por VOX, podría formar gobierno en la región, tuvo la feliz ocurrencia de afirmar que gobernaría en solitario, sin formar coalición con ningún grupo político de Extremadura y exigió que VOX la apoyara «gratis total» (como diría un redundante), porque «ella lo vale, y se lo merece»…

Al parecer, esta mujer aparte de poseer una increíble soberbia, aún no se ha enterado de que los oligarcas y caciques de VOX ya están escarmentados de haber regalado gobiernos regionales y municipales en el último lustro, de haber apoyado al PP a cambio de nada: en Andalucía cuando el primer gobierno de Moreno, en Madrid cuando Isabel Díaz Ayuso no tenía mayoría suficiente, en multitud de ayuntamientos… apoyos gratis, insisto, a cambio de nada. Es de suponer que VOX no quería participar en nada que supusiera gestionar dineros ajenos, posiblemente por falta de experiencia, de preparación… o sencillamente porque no poseen un programa, un proyecto de gobierno propiamente dicho… lo suyo son las declaraciones de buenas intenciones para regalarles los oídos a sus potenciales votantes, eso sí haciendo sonar el himno de España y envolviéndose en la Bandera Nacional.

Volvamos a la rubia peli teñida: dejó bien claro desde la noche del 28 de mayo que lo suyo es sacar pecho y dejar claro que es una «mujer empoderada» dispuesta a hacer lo que le sale de la entrepierna.

El resultado de su impericia, de su ineptitud, de su cabezonería ha sido regalarle la presidencia del parlamento regional, la Asamblea de Extremadura, al PSOE… ¿Era esa la voluntad del pueblo extremeño?

Cuando esto se produjo, lo primero que pensé es que esta mujer está loca de atar… Claro que, también cabe pensar que se ha equivocado de partido y que debería estar en Podemos, o en Sumar, o algo por el estilo… Si no, no se entiende.

También cabe pensar que esta señora pertenece a la derecha boba, cobarde, acomplejada, que cuando abre la boca lo hace para pedir perdón y que ha asumido el discurso de la izquierda, y está dispuesta a aplicar las mismas políticas que los que se hacen llamar progresistas. Dicen que el PP es idéntico al PSOE, pero con cuatro o cinco años de retraso…

Claro que, tampoco es de extrañar si tenemos en cuenta la trayectoria de su jefe, Alberto Núñez Feijóo al frente de la Junta de Galicia y que, como algunos afirman nunca se sabe si sube o baja la escalera y que ha practicado políticas idénticas, o casi, a las de los separatistas vascos y catalanes, habiéndose significado en la persecución del uso de la Lengua Española en Galicia.

Estamos hablando del Feijóo que afirma, entre otras cuestiones, que el aborto es un «derecho» de las mujeres y lindezas por el estilo.

Quienes, supuestamente, apoyan con su voto al PP, y es de suponer que han votado a la rubia peli teñida extremeña, son personas conservadoras.  “Conservadores” son a los que comúnmente se denomina gente de “derechas”, y entre otras muchas características, todos ellos coinciden en que hay que preservar la vida, la institución familiar, el matrimonio entre hombre y mujer (vamos, “el matrimonio de toda la vida”). Conservadores son quienes consideran que, además del derecho a la vida, los hijos también tienen derecho a poseer un padre y una madre, y en lo posible un hogar completo.

Los conservadores, la gente de derechas también suele coincidir en la idea de que la educación de los hijos (como siempre lo ha sido) es competencia de las familias, de los padres, y que el estado, los gobernantes deben entrometerse lo menos posible, por no decir nada…

La gente de derechas generalmente es cristiana, y en España mayoritariamente católica (aunque algunos afirmen aquel tópico de “católico no practicante”).

La gente de derechas generalmente es partidaria de la economía de libre mercado (eso que algunos denominan despectivamente como “capitalismo”) y partidaria de que el estado se entrometa lo menos posible en la economía (es por ello que muchos que dicen ser de derechas, también se hacen llamar liberal-conservadores)

Igualmente, la gente de derecha es partidaria de que en España haya una estricta separación de los tres poderes, legislativo, ejecutivo y judicial; y además coinciden en que el denominado estado del bienestar es posible gestionarlo de manera más eficaz, haciendo que los bienes y servicios que todos pagamos con nuestros impuestos (los que no defraudan, claro) se gestionen de mejor manera, sean de mayor calidad y nos cuesten lo menos posible.

La gente conservadora, de derechas también suelen coincidir que la unidad de España es algo irrenunciable, y que el “estado de las autonomías” habría que darlo por fracasado, desmantelarlo y recuperar el estado unitario. Por supuesto, la gente de derechas también piensa que es necesario re-centralizar la enseñanza, la sanidad, la justicia y todo cuanto ha sido transferido a los diversos gobiernos regionales en las últimas décadas, puesto que todo ello no ha reportado nada bueno y solamente ha servido para crear más gasto, más despilfarro, más burocracia (más funcionarios) más corrupción. La gente de derechas suele también coincidir en la idea de que lo mejor sería crear una sola, única, oficina de contratación de bienes y servicios, y por supuesto, recuperar la unidad de mercado, de manera que se facilite la posibilidad de contratación y se eliminen todas las trabas actualmente existentes para crear negocios, y que impiden la inversión extranjera.

La gente de derechas considera que hay que evitar por todos los medios legales el acceso a las instituciones, de terroristas, separatistas y demás gente que quiere romper España.

Las gentes de derechas son personas generalmente comprometidas en la lucha contra la corrupción, y es por ello que suelen coincidir en la idea de que los partidos políticos, los sindicatos, organizaciones sindicales, y “oenegés” de toda clase deben mantenerse con las aportaciones dinerarias de sus afiliados o adherentes y no ser subvencionados con dinero público…

De todo esto, y mucho más, la rubia extremeña peli teñida no ha dicho nada de nada, ni antes, ni durante la campaña electoral, ni después del 28 de mayo.

Es por ello que es inevitable, e inaplazable pararse a reflexionar acerca de para qué ha servido apoyar a María Guardiola si ha prometido aplicar en Extremadura las mismas políticas que hasta ahora ha venido aplicando Guillermo Fernández Vara.

El Partido Popular, cuya representante en Extremadura es María Guardiola, ha abandonado hace ya años el humanismo cristiano, y se ha echado en brazos de la perversa, totalitaria, liberticida, «perspectiva de género», cuyo objetivo es acabar con la civilización occidental judeocristiana, empezando por destruir a las familias, apartar a los hijos de sus papás-varones y condenarlos a situaciones de orfandad.

El Partido Popular es un partido proabortista. Tuvo la oportunidad de derogar la ley del aborto aprobada por el Gobierno Socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, y no lo hizo, y para más INRI acabó apoyando una propuesta del partido de Pablo Iglesias para que se generalice el aborto libre y de forma gratuita (o sea en centros hospitalarios sostenidos con fondos públicos).

El Partido Popular ha prometido en múltiples ocasiones reorganizar la administración pública, disminuir la burocracia. También habla, cuando se acercan elecciones, de reformar la administración a escala provincial y local, empezando por la «ley de régimen local» … Y siempre lo ha incumplido.

El Partido Popular también ha prometido intentar acabar con la corrupción, empezando por abrir un debate serio acerca de las diversas subvenciones y subsidios a los partidos, sindicatos, oenegés, asociaciones diversas…. ¿Se atreverá a hacer una auditoría contable en la administración regional María Guardiola, si finalmente acaba aupándose a la presidencia de la Junta de Extremadura?

Los diversos gobiernos del PP han ido demostrando, uno tras otro que, han asumido los postulados de la social democracia que, obligan a un continuo aumento del gasto público, a un mayor endeudamiento y la constante creación y subida de impuestos para satisfacer las demandas crecientes de los ciudadanos, sin cuyos votos, las élites políticas, económicas y mediáticas se verían privadas de su posición de privilegio. No da la impresión de que el PP tenga intención alguna de poner fin a este camino perverso que, ya ha provocado el empobrecimiento de las clases medias, cuya calidad de vida, bienestar y poder adquisitivo han retrocedido a niveles de hace tres décadas. Por el contrario, el PP pretende apuntalar el sistema, maquillarlo y seguir practicando políticas similares a las del gobierno social-comunista.

¿Deben los extremeños decentes perder toda esperanza?

La realidad, la tozuda, la cruda realidad es que los extremeños han votado cambio, le han encargado al PP y a VOX que desalojen al PSOE de la Junta de Extremadura, no para continuar con políticas social-comunistas, sino para acabar de una vez con la situación de postración, de saqueo, de despilfarro, de mal gobierno, de corrupción en Extremadura que, dura ya más de cuatro décadas. Y eso depende tanto del PP como de VOX, y si no la gran mayoría de extremeños que ha votado cambio, se sentirá nuevamente defraudada, engañada, estafada, saqueada… en la idea de que quienes sustituyan a Fernández Vara y sus secuaces son más de lo mismo, y que para poner en marcha un nuevo gobierno socialdemócrata no se necesitaban unas elecciones como las habidas el 28 de mayo, y que mejor hubiera sido darle el apoyo, nuevamente al PSOE para que continúe saqueando Extremadura, como viene haciendo desde hace más de cuarenta años…

Así que, María Guardiola, déjate de mandangas, ponte ya de acuerdo con los mandamases de VOX en Extremadura, y rodéate de personas de probada experiencia y éxito en la gestión de dineros ajenos, y, ponte a manos a la obra, ya, que mañana es tarde.

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Carlos Aurelio Caldito Aunión

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