Robert Tracinski
FUENTE: https://objetivismo.org/que-se-necesitaria-para-demostrar-el-calentamiento-global/
Respuesta al desafío de los alarmistas de izquierdas. ¿Qué haría falta para convencer tanto a conservadores como a social-demócratas de que el calentamiento global es real?
«Si el aumento general de las temperaturas, la disminución de las diferencias en la temperatura diurna, el derretimiento del hielo en el mar y los glaciares, una menor extensión de las nevadas, las tormentas más fuertes, y el calentamiento de los océanos no son suficientes para convencerte de que ese cambio climático producido por el hombre está ocurriendo, ¿qué evidencia te convencería?»
Esto ha sido usado por Jonathan Adler en su blog de tendencia derechista en el Washington Post, la Conspiración Volokh. No hay presión: Bailey y Adler sólo insinúan que tú eres un «oscurantista» – o sea, que odias nuevos conocimientos – si no estás de acuerdo.
No sabemos si el calentamiento actual se aparta de la variación natural, y tampoco los científicos han demostrado los mecanismos subyacentes a través de los cuales los seres humanos podrían estar causando tal aumento.
Eso, por cierto – esa insistencia pesada de los alarmistas del calentamiento global en presentarse como la encarnación del conocimiento científico como tal – es una de las razones por las que dejé de tomarles en serio. De hecho, he pensado en qué se necesitaría para convencerme de que el calentamiento global es real. Y está claro que quien no ha pensado en ello es Bailey.Y, desde luego, no lo ha hecho. Él ha pensado mucho sobre las diversas afirmaciones científicas hechas por quienes insisten en que el calentamiento global es una catástrofe causada por el hombre. Pero no ha pensado en el resultado de esas afirmaciones o en qué tendrían que resultar para ser convincentes. El escrito de Bailey se reduce a esto: aquí tienes una larga lista de afirmaciones que parecen apoyar la amenaza del calentamiento global; ¿hasta qué altura tengo que apilar esas afirmaciones para que te convenzas?
Nada indica que para demostrar la realidad del calentamiento global haya que seguir algún método sistemático, un método que exija que se resuelvan obstáculos específicos en etapas específicas. Lo cual revela una forma de pensar que no es nada científica.
Cuando hablo de «calentamiento global», y cuando Bailey y Adler hablan de ello, ese término es un sustituto, no sólo de la afirmación trivial de que las temperaturas medias globales están aumentando, sino de «calentamiento global antropogénico catastrófico»: es decir, las temperaturas globales están aumentando, la culpa es nuestra, y todos vamos a morir.
Hace mucho tiempo que llevo esbozando las etapas que serían necesarias para demostrar que los seres humanos son quienes están causando el aumento de las temperaturas globales, y eso sin considerar la afirmación mucho más dudosa aún de que un clima más cálido vaya a ser una catástrofe. Voy a expandir en todo esto ahora.
Hay tres requisitos principales.
1) Un claro entendimiento de las temperaturas históricas.
Los partidarios del calentamiento – los “calentistas” – no sólo tienen que mostrar que las temperaturas están siendo cada vez más altas, puesto las variaciones son normales. Eso es lo que hace que «cambio climático» sea un eufemismo tan increíblemente estúpido. El clima siempre está cambiando. Los ecologistas son los verdaderos «negacionistas» del cambio climático, porque básicamente quieren que las temperaturas globales se mantengan inalteradas con relación a 1970. . . y no es coincidencia que ese fuera el momento en el que los ecologistas empezaron a prestarle atención al tema.
Así que para demostrar el calentamiento global causado por el hombre, tendríamos que tener un registro de temperaturas a largo plazo que nos permitiera aislar la línea de base normal, para así poder saber qué aspecto tiene una variación natural y poder identificar cualquier efecto no-natural, hecho por el hombre. Gran parte del problema es que sólo tenemos mediciones precisas globales con termómetros para los últimos 135 años, un abrir y cerrar de ojos dentro de las escalas de tiempo que son relevantes para determinar las variaciones naturales de temperatura. Dentro de eso, sólo tenemos unas pocas décadas de calentamiento que puedan ser atribuidas a las emisiones humanas de dióxido de carbono: una subida mínima de temperaturas desde la década de 1970 hasta finales de 1990. A partir de ahí, el calentamiento se ha estabilizado (a pesar de los denodados intentos por mostrar lo contrario). En base a eso, me parece imposible que se pueda siquiera afirmar que sabemos cuál es la variación natural de la temperatura, y mucho menos demostrar que nos hemos desviado de ella.
(Estoy dejando de lado las dudas sobre si los ajustes que les han hecho a los registros de temperatura, necesarios para tener en cuenta cosas como cambios en la ubicación de estaciones meteorológicas, han conseguido eliminar los efectos «isla de calor urbano», o si han sido sesgados para exagerar el grado de calentamiento.)
Varias tentativas de los ecologistas para crear un gráfico de «palo de hockey» que haga que las temperaturas actuales parezcan anormales han sido vergonzosos fracasos, y han incluido problemas como el mezclar de forma inadecuada mediciones recientes de temperaturas con mediciones menos precisas que estiman temperaturas más antiguas. Esto confirma mi posición de que los calentistas son creyentes en la inmovilidad climática. Todos los gráficos de palo de hockey asumen que la temperatura global ha sido básicamente plana durante dos mil o diez mil años, y que el pequeño calentamiento reciente parece ser un cambio radical. ¿Quién está realmente negando el cambio climático?
Y si nos fijamos en las temperaturas a gran escala, todos estamos tratando de ganar tiempo hasta que llegue la próxima edad de hielo.
Suponiendo que en algún momento podamos compilar un registro de temperaturas lo suficientemente amplio y lo suficientemente confiable para poder distinguir el efecto de la actividad humana de una variación natural, entonces también tendríamos que entender cómo los seres humanos están causando ese efecto. Lo que nos lleva al segundo gran requisito.
2) Una comprensión completa de los mecanismos físicos subyacentes.
Tenemos que saber qué mecanismos físicos determinan las temperaturas globales, y cómo interactúan. La cosa más irresponsable dicha por los ecologistas – y la prueba de que quien lo dice no entiende de ciencia – es que el calentamiento global causado por los humanos es «física básica», porque todos sabemos que el dióxido de carbono es un gas de efecto invernadero. El dióxido de carbono es un gas de efecto invernadero muy débil y no hay ninguna teoría que afirme que él solo pueda causar un calentamiento desbocado. La teoría de los calentistas requiere mecanismos de retroalimentación que amplifiquen el efecto del dióxido de carbono. Sin eso, no hay calentamiento global causado por el hombre. Pero esos mecanismos de retroalimentación son suposiciones dudosas y sin demostrar.
Las preguntas básicas sobre la «sensibilidad» del clima al dióxido de carbono nunca han sido contestadas. Incluso Bailey admite esto.
«En los últimos años ha habido un montón de idas y vueltas entre investigadores tratando de perfeccionar sus estimaciones de la sensibilidad climática. En el extremo inferior, algunos investigadores piensan que las temperaturas aumentarían una cantidad relativamente trivial de 1,5 grados centígrados; en el extremo superior, algunos temen que podrían llegar a alcanzar los 6 grados centígrados. . . En un artículo del 2014 en la revista Geophysical Research Letters, un grupo de investigadores calculó que se necesitarían otros 20 años de observaciones de temperatura para estar seguros de que la sensibilidad climática está en la gama baja, y más de 50 años de datos para confirmar la gama más alta de las proyecciones».
Vale, muy bien. Entonces ¿está bien si esperamos? (No, no lo está, y hablaré de las implicaciones de eso en un momento.)
Y esto ignora la posibilidad de que la sensibilidad del clima al dióxido de carbono sea aún más baja, de que otros mecanismos como la formación de nubes sirvan para amortiguar los aumentos de temperatura.
Recientemente, me hizo gracia la noticia de que la nueva ciencia está desmitificando la dieta de moda del «bajo en sodio» que existió en las últimas décadas. Resulta que «los bajos niveles de sal recomendados por el gobierno en realidad pueden ser peligrosos» (lo que no hace tanta gracia). Esto parece ser una advertencia oportuna. Al igual que el cuerpo humano, el clima global es un sistema sumamente complejo con un montón de factores interactuando entre sí. No estamos ni remotamente cerca de entenderlo todo, y que el gobierno se plante y se ponga del lado de unos puede acabar cimentando un «consenso» prematuro.
La inmensa e indomable complejidad del clima queda reflejada en los pobres resultados de los modelos climáticos computarizados, lo que nos lleva a nuestro último obstáculo importante para demostrar la teoría del calentamiento global.
3) La capacidad de hacer modelos de predicción con un historial de predicciones exactas sobre el muy largo plazo.
No sabemos si el calentamiento actual se aparta de la variación natural, y tampoco los científicos han demostrado los mecanismos subyacentes a través de los cuales los seres humanos podrían estar causando tal aumento. Pero aunque supiéramos esas cosas, tendríamos que ser capaces de predecir con una exactitud razonable cuán grande el efecto va a ser. Un calentamiento muy pequeño puede no ser perceptible o incluso puede tener efectos saludables en su mayor parte, tales como una temporada de cosechas un poco más larga, mientras que el impacto de un calentamiento mucho mayor probablemente cause una perturbación más seria.
También debo señalar que lo «catastrófico» del «calentamiento global antropogénico catastrófico» es una cuestión mucho más amplia y aún más difícil de pronosticar. Por ejemplo, el calentamiento global es lo que supuestamente causa más huracanes, razón por la cual los posters de Una verdad incómoda de Al Gore mostraban un huracán emergiendo de una chimenea industrial. Pero a partir de entonces la actividad de huracanes en el Atlántico retrocedió rápidamente a mínimos históricos.
Está bastante claro que los científicos siguen sin tener ni idea de cómo hacer predicciones climáticas globales. Las temperaturas actuales están al nivel o por debajo del menor nivel de todos los modelos climáticos. Nadie predijo el reciente plateau de temperatura que ha durado 17 años. Y aunque pueden dar explicaciones coyunturales una vez ocurrido el hecho de por qué los datos no encajan con sus modelos, la razón de hacer un pronóstico es ser capaz de obtener la respuesta correcta antes de que los datos estén disponibles.
Dado el pésimo historial de los pronósticos climáticos, debemos decirles a los calentistas que se reagrupen y hagan un nuevo conjunto de predicciones, y que vuelvan dentro de unos 20 ó 30 años y nos digan si esas predicciones se cumplieron o no. Y entonces hablaremos.
Ah, pero no nos van a permitir que esperemos. Y esa es una de las cosas que es profundamente anti-científica en la histeria del calentamiento global. El clima es un tema que, por su naturaleza, requiere un estudio detallado de acontecimientos que necesitan muchas décadas para desarrollarse. Es un campo en el que la única forma de adquirir conocimiento es a través de una extrema paciencia: hay que recoger minuciosamente datos precisos durante un período de siglos, luego ponerse a hacer predicciones, darse cuenta 20 años después que esas predicciones fracasaron, tratar de descubrir por qué fracasaron, y entonces empezar desde cero con un nuevo conjunto de predicciones y esperar otros 20 años. Es el tipo de terreno en el que un profesional serio trabajará pensando que tal vez en algún siglo futuro quienes vengan después de él podrán finalmente entender de qué se trata todo ello.
Y sin embargo, ese es el campo que de repente se ha visto imbuido con la Feroz Urgencia del Ahora. Tenemos que saber ahora lo que el clima va a hacer en los próximos 100 años, tenemos que decidir ahora, tenemos que actuar ahora. Es así como todas las reglas de la buena ciencia son pisoteadas en la estampida. Y eso es lo que explica la brecha partidista en este asunto, porque todos sabemos qué lado del debate político se va a beneficiar de la estampida. Y no es la derecha.
Pues sí, sé exactamente qué se necesitaría para convencerme de que el calentamiento global antropogénico catastrófico realmente está sucediendo. Y no, los calentistas ni aparecen en la discusión.
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Robert Tracinski
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