Regina Turdulorum: la ciudad romana que no es de nadie, «dejada de la mano de Dios», en el corazón de la provincia de Badajoz…

Sí, han leído bien, la ciudad romana, Regina Turdulorum no es de nadie, carece de dueño.

El patrimonio arqueológico de España es vasto y rico, pero, paradójicamente, también se encuentra marcado por el abandono y la desprotección. Uno de los ejemplos más notables de este olvido es el yacimiento romano de Regina Turdulorum, ubicado en el municipio de Casas de Reina, en la provincia de Badajoz. Pese a la relevancia histórica y cultural que representa, Regina Turdulorum ha sido dejado de lado durante años por las autoridades locales, regionales y nacionales, lo que ha provocado no solo el deterioro de las estructuras, sino también el saqueo sistemático de sus piezas. Este artículo tiene como objetivo explorar el estado actual del yacimiento, la gestión institucional de su conservación y proponer una estrategia de recuperación que devuelva a Regina Turdulorum el lugar que le corresponde en la historia y en la memoria colectiva de España.

El valor histórico y cultural de Regina Turdulorum

Regina Turdulorum fue una ciudad romana de gran importancia estratégica en la Bética, situada en lo que hoy es la provincia de Badajoz. Los hallazgos arqueológicos en el yacimiento incluyen una notable colección de esculturas, cerámica y monedas que atestiguan su desarrollo como un centro comercial y cultural. Además, su ubicación en el cruce de importantes rutas comerciales lo convertía en un enclave esencial para la romanización de la región.

Las excavaciones han permitido descubrir numerosas estatuas de mármol, algunas de las cuales están almacenadas en la Diputación de Badajoz, pero lamentablemente no se han expuesto al público. La ausencia de un espacio adecuado para su exhibición y la falta de conservación en el lugar han puesto en peligro este importante patrimonio.

El saqueo y la falta de protección del yacimiento

Uno de los problemas más graves a los que se enfrenta Regina Turdulorum es el saqueo. Desde hace décadas, el yacimiento ha sufrido expolios continuos, especialmente en el ámbito numismático, con el robo de monedas romanas que circulan en mercados ilícitos. La falta de vigilancia y la escasa o nula presencia de las autoridades en la zona han permitido que el saqueo se perpetúe.

El desinterés de las administraciones competentes por proteger este patrimonio se refleja también en la ausencia de acciones concretas para frenar el saqueo. No se han establecido patrullajes regulares ni se ha invertido en la instalación de sistemas de vigilancia adecuados. Como resultado, el yacimiento sigue siendo un objetivo fácil para los ladrones.

La descoordinación institucional y el abandono de Regina Turdulorum

La gestión del yacimiento de Regina Turdulorum ha sido durante décadas un claro ejemplo de descoordinación entre las administraciones locales, regionales y nacionales. A pesar de la importancia del yacimiento, no se ha desarrollado un plan de conservación ni se ha impulsado un proyecto de recuperación a largo plazo.

El municipio de Casas de Reina, que alberga el yacimiento, no ha sido capaz de coordinarse con la Junta de Extremadura, la Diputación de Badajoz ni el Gobierno de España para destinar los recursos necesarios a la conservación de Regina Tordulorum. Esta falta de colaboración ha derivado en la ausencia de una estrategia coherente que permita tanto la protección del patrimonio como su aprovechamiento para el desarrollo turístico y cultural de la localidad, de la comarca… de la región.

Comparación inevitable con otros yacimientos romanos

La gestión de Regina Turdulorum contrasta negativamente con la de otros yacimientos romanos de la península, como Mérida, Itálica, Segóbriga o Sagunto. Estos lugares han recibido una atención institucional importantísima, enorme, con inversiones en restauración, museos y centros de interpretación. Sin embargo, Regina ha sido relegada a un segundo plano, a pesar de contar con una riqueza arqueológica similar o incluso superior.

El caso de Mérida, con su teatro romano, su anfiteatro y su impresionante Museo Nacional de Arte Romano, demuestra lo que podría haberse logrado con Regina Turdulorum si las administraciones hubieran mostrado el mismo interés. La diferencia radica en la capacidad de las autoridades para priorizar la protección y la valoración del patrimonio, algo que en el caso de Regina ha sido completamente ignorado.

Propuesta de estrategia de recuperación para Regina Turdulorum

Para garantizar un futuro para Regina Turdulorum, es necesario adoptar un enfoque integral que contemple tanto la protección física del yacimiento como su promoción cultural y turística. Entre las acciones que se deberían llevar a cabo se incluyen:

  1. Creación de un plan de conservación y restauración que permita frenar el deterioro de las estructuras y artefactos, especialmente las esculturas almacenadas en condiciones inadecuadas.
  2. Desarrollo de un centro de interpretación que ofrezca a los visitantes una visión completa de la historia del yacimiento, las excavaciones realizadas y los hallazgos más importantes. Este centro podría servir también como base para futuros trabajos de investigación.
  3. Colaboración entre instituciones: La Junta de Extremadura, la Diputación de Badajoz, el Ayuntamiento de Casas de Reina y el Gobierno de España deben establecer un acuerdo de colaboración para coordinar los esfuerzos de conservación y promoción de Regina Tordulorum.
  4. Fomento del turismo cultural: Incorporar el yacimiento en las rutas turísticas de la región, desarrollando estrategias de marketing que destaquen su valor histórico y cultural.

Conclusiones: un futuro posible para Regina Turdulorum

El caso de Regina Turdulorum es una radiografía fiel de la situación del patrimonio histórico en muchas partes de España, donde el abandono y la desidia institucional convierten yacimientos de gran valor cultural en casi una reliquia olvidada. La ausencia de atención y de acciones concretas para preservar y valorar este yacimiento nos enfrenta a una paradoja: la riqueza histórica y cultural de un lugar como Regina es incuestionable, pero su gestión sigue siendo un ejemplo paradigmático de descoordinación, negligencia y falta de compromiso por parte de las administraciones locales, regionales y nacionales.

La comparación con otros yacimientos emblemáticos —como Mérida, Itálica o Segóbriga— deja claro que el potencial de Regina Turdulorum, tanto a nivel turístico como educativo, es enorme. Sin embargo, la falta de infraestructura, el saqueo continuado y la total ausencia de un plan estratégico para su conservación y difusión lo han relegado a un segundo plano. Mientras tanto, yacimientos como El Turuñuelo, a pesar de su menor magnitud, han gozado de una atención mediática y financiera mucho más amplia. Este contraste pone en evidencia la falta de criterio en la gestión del patrimonio cultural en España.

Lo que resulta aún más evidente es la nula preocupación de las autoridades regionales, provinciales y locales, y mucho menos de las nacionales, por darle la importancia que merece al patrimonio cultural de muchos de nuestros municipios. En este sentido, el caso de El Capricho de Cotrina en Los Santos de Maimona (provincia de Badajoz) refleja de forma contundente el cinismo y la falta de compromiso real de los responsables políticos. Mientras las instituciones se apresuran a «hacerse la foto» y tratar de capitalizar políticamente el interés por bienes culturales, como es el caso de El Capricho de Cotrina, la realidad es que la verdadera conservación y valorización del patrimonio sigue sin ser una prioridad. En lugar de iniciativas genuinas para la protección y promoción de estos bienes, lo que prevalece es una gestión orientada únicamente al rédito político-electoral momentáneo, dejando en el olvido y sin recursos aquellos yacimientos y bienes artísticos que no tienen la misma visibilidad mediática.

Este fenómeno de «patrimonio de escaparate», donde las autoridades se limitan a hacer actos simbólicos sin implicarse en la gestión real y la conservación efectiva, es una constante que se refleja tanto en el caso de Regina Turdulorum como en muchos otros enclaves históricos. Mientras tanto, el abandono de estos bienes continúa, y con ello, la pérdida irreparable de nuestra memoria colectiva.

El abandono de Regina Turdulorum no es solo una pérdida cultural, sino también económica. Si se aplicaran estrategias de conservación adecuadas, se podría transformar este yacimiento en un polo de atracción turística y educativa. La creación de un centro de interpretación, la restauración y exposición de las piezas halladas y la creación de rutas temáticas que conecten con otros enclaves romanos como Mérida, Segóbriga e Itálica, pueden ser claves en el desarrollo de una estrategia integral de recuperación.

Sin embargo, esta transformación solo será posible si se lleva a cabo un esfuerzo conjunto entre las instituciones públicas y la sociedad civil. La Junta de Extremadura, el Gobierno de España, la Diputación de Badajoz y el Ayuntamiento de Casas de Reina deben colaborar para reconocer el valor de este yacimiento y articular un plan de acción claro y eficaz para su recuperación. Es imprescindible que Regina Tordulorum deje de ser una ciudad “sin dueño” y pase a formar parte del conjunto de iniciativas culturales y turísticas de la región, como un referente que honre nuestra historia romana y la convierta en un recurso vivo, que pueda ser disfrutado por generaciones futuras.

El caso de Regina Turdulorum debe servir como un aviso sobre la gestión del patrimonio cultural en España. No podemos seguir permitiendo que el patrimonio histórico se pierda entre las grietas de la burocracia, la falta de coordinación y el desinterés. El patrimonio es parte fundamental de nuestra identidad colectiva, y su conservación debe ser considerada una prioridad en la agenda política y social del país.

La tarea es difícil, pero no imposible. A través de una estrategia que combine la protección física del yacimiento, la investigación científica, la colaboración institucional y la participación activa de la sociedad civil, Regina Tordulorum puede renacer. Para ello, es necesario dar el primer paso: reconocer su valor y comprometernos con su conservación y divulgación, no como un lujo o una carga, sino como un derecho fundamental de todos los ciudadanos. La memoria histórica es el cimiento de nuestra identidad y, al protegerla, garantizamos que nuestra cultura perdure en el tiempo.

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