CARLOS AURELIO CALDITO AUNIÓN
Carta abierta y pública, para que se sepa, a todos los empresarios, trabajadores autónomos y profesionales liberales: ¡Salid ya de vuestro estado de confort, de conformismo, mirar para otro lado no os librará de las pretensiones de destruir España que tienen Pedro Sánchez y sus secuaces socialistas, comunistas, etarras y separatistas!
Desde que tengo uso de razón siempre he oído y leído que los empresarios son unos malvados, egoístas irracionales que pretenden esclavizar, oprimir, sacarles la pringue a sus trabajadores… En España los empresarios, trabajadores autónomos y profesionales liberales, aunque son los únicos que crean riqueza y empleo, tienen muy mala prensa. Cualquier persona que no sea empleado público o trabaje por cuenta ajena, cualquiera que pretenda hacer negocio, lucrarse, conseguir beneficios arriesgando su patrimonio, invirtiendo, creando empleo, etc. en España es sospechoso de no se sabe bien qué, pero, aparte de ser envidiado y deseársele casi lo peor, se le considera casi un ladrón, o algo parecido, y además es acusado de estar estafando a la sociedad y defraudando por sistema al fisco, y por tanto privando a sus conciudadanos de «derechos» tales como el acceso a una «vivienda digna», a una enseñanza de calidad, a asistencia sanitaria, etc. No es de extrañar que los españoles sean en la UE los más partidarios de que el Estado los haga felices y les facilite todo lo imaginable, sea en forma de servicios sociales, prestaciones, subsidios, ayudas, becas… y que paguen los ricos, que para eso son los que más tienen…
Siendo así las cosas, es normal que todos los partidos políticos, sin excepción, sean partidarios del llamado «estado del bienestar», y por lo tanto de aplicar políticas socialdemócratas, y todos sean de la idea de que cuantos más impuestos mejor y añadan aquello de «nosotros somos mejores recaudadores y gestores de impuestos… los otros son unos manirrotos y despilfarradores».
Sí, todos los partidos con representación el Congreso de los Diputados y demás instituciones son intervencionistas y, obviamente, contrarios a la economía de mercado, por mucho que algunos afirmen lo contrario. Es por ello que, todos ellos utilizan su tiempo, cuando alcanzan el poder o adquieren cierta capacidad de influencia en crear más y más normas que, aparte de poner obstáculos para poner en marcha cualquier negocio, sirven para expropiar a quienes crean empleo y riqueza y, sobre todo, crean una enorme inseguridad jurídica… Ni que decir tiene que aquello de que un buen gobierno debería procurar, por encima de todo asegurar que se cumplan los pactos entre particulares y librar a los ciudadanos de los delincuentes, no está entre los objetivos de ninguno de los partidos políticos que concurren generalmente a las elecciones, y por supuesto, menos aún tienen en mente librarnos de alguna posible agresión proveniente del exterior, aunque como decía un tal Cicerón hace varios miles de años, lo peor es el enemigo interior.
Así es, el mayor problema que tiene España es el enemigo interior: socialistas, etarras, comunistas y separatistas cuyo objetivo inmediato es destruir lo que aún queda del estado de derecho, lo que aún queda de nuestra forma de vida, de nuestras tradiciones, destruir lo poco que se conserva del derecho a la vida, a la propiedad, a la libertad individual, etc. y hay otro problema añadido: los enemigos de España no tienen oposición ni líderes preparados, con experiencia exitosa en la gestión de dineros ajenos. Esos potenciales líderes, capaces de sacar a España del atolladero están hoy fuera de los partidos, están en la empresa privada, entre los autónomos y los profesionales liberales.
Es cierto que son muchos, quizá demasiados, los empresarios, los trabajadores autónomos, los profesionales liberales que padecen situaciones de «servidumbre» respecto de las diversas autoridades y están sumamente condicionados a la hora de conseguir contratos de obras, de venta de bienes y servicios, gente que ha preferido plegarse a las condiciones mafiosas que les imponen los capos, oligarcas y caciques de los diversos partidos políticos; es normal que sean muchos los que procuran pasar desapercibido para no suscitar las iras de los golfos que nos malgobiernan y recibir represalias, o ser acosados, violentados, acusados falsamente, injuriados y hasta calumniados si se acaban significando públicamente y haciendo frente, en algún grado, de alguna manera a quienes desde hace décadas nos saquean y tienen como único objetivo parasitar, vivir de nuestros impuestos…
Pero, a pesar de todo, es seguro que son muchos los empresarios, autónomos, profesionales liberales a los que «les duele España», no les gusta la actual España a la que nos ha llevado el desgobierno de décadas y les gustaría que la situación cambiara. También son muchos, estoy seguro de ello, los que tienen claro que la terrible situación que sufre España no tiene remedio (y más después de que Don Felipe VI tuviera la ocurrencia de abrirle la puerta a Pedro Sánchez para que sea nuevamente investido como presidente del Gobierno de España) con quienes lideran los partidos que dicen no ser de izquierdas, y que salvo que se refunde la derecha española y se agrupe en un sólo bloque y vaya unida a las próximas elecciones, sean cuando sean; por desgracia tendremos a los socialistas, etarras, comunistas y separatistas para rato.
Sí, si se quiere se puede acabar con la situación de postración, de saqueo, de despilfarro, de mal gobierno, de corrupción socialcomunista en España que, dura ya casi medio siglo; depende única y exclusivamente de que los empresarios decentes, los autónomos decentes, los profesionales decentes -que haberlos haylos- se pongan manos a la obra. Y para que así sea, que se pongan a faenar, es bueno que lo hagan de forma organizada; para empezar es necesario realizar un proyecto de gobierno.
Un proyecto de gobierno debe, en principio hacer un diagnóstico de la situación de partida, lo más próximo a la realidad, a ser posible exento de sesgos ideológicos y otras tentaciones.
Una vez realizado el análisis del punto de partida, hay que enunciar cuáles van a ser los objetivos a conseguir, para arreglar las terribles circunstancias que sufren España y los españoles. Esos objetivos, también deben ser enunciados con realismo, temporalizados, concretando en qué tiempo se prestenden conseguir, ya sea en el corto, en el medio o en el largo plazo, hacer proyectos de futuro a más largo plazo, en principio está de más.
Después de formulados los objetivos, insisto: temporalizados, el siguiente paso es considerar con qué recursos humanos y materiales se cuenta, mediante qué procedimientos… y de qué forma se van a evaluar las acciones que se emprendan para conseguir los objetivos previstos en el proyecto de gobierno. Esto último es importantísimo, pues es la única manera de saber si se está en el camino correcto, o no, y si es necesario rectificar, e incluso volver a la casilla de salida.
Ni que decir tiene que, una vez elaborado el proyecto de gobierno, es imprescindible ser sinceros con los españoles y exponerles cuál es la realidad de partida, qué objetivos se pretenden conseguir (insisto, de manera realista, sin engaños, sin fantasías, sin demagogia populista) y qué renuncias y servidumbres acarrearían para los españoles, por muy impopulares que todas ellas puedan ser.
Si no se hace así, esa gran mayoría de españoles que están deseosos de que se produzca un cambio real en España se sentirá nuevamente defraudada, engañada, estafada, saqueada… en la idea de que quienes sustituyan a los Sánchez, Feijoo, etc. y sus secuaces son más de lo mismo, y que para poner en marcha un nuevo gobierno socialdemócrata no se necesitan unas nuevas elecciones y que mejor sería darle el apoyo, nuevamente a los socialistas, comunistas, etarras y separatistas para que continúen saqueando España, como vienen haciendo desde hace más de cuarenta años…
Permítanme que les diga que, también, es imprescindible que se rodeen ustedes de personas de probada experiencia y éxito en la gestión de dineros ajenos, e insisto: esas personas no están en el PP ni en VOX, pues lo que predomina entre los miembros de ambos partidos (como en el resto de las agrupaciones políticas) es gente mediocre, muy poco preparada, incluso analfabetos funcionales; y de experiencia de gestión, ninguna. Raro es que haya alguien entre los miembros de algún partido que haya sido, por poner un ejemplo, presidente de la comunidad de propietarios y vecinos en la que reside…
Y, hablando de comunidades de propietarios y vecinos, busquen ustedes entre los mejores administradores de fincas, seguro que encontrarán a algunos decentes, exitosos en la gestión de dineros ajenos, acostumbrados a negociar de forma eficaz la contratación de bienes, servicios y obras, procurando que los comuneros cuando tienen que aportar la cuota para el mantenimiento de los elementos comunes les resulte lo menos gravoso posible, y por supuesto, evitando sobrecostes. Ya digo, vayan allí donde hay personas expertas, capaces, y con probado éxito en la gestión de dineros ajenos.
Tampoco se olviden de buscar en sus propias empresas, entre sus buenos empleados, entre los profesionales liberales (aunque, hay que reconocer que todavía quedan algunos funcionarios con vocación de servicio, sobradamente preparados), es allí donde encontrarán buenos gestores, procuren que no estén afiliados a partidos politicos, pues, el que más y el que menos está en política para intentar hacer carrera, crearse un patrimonio, y… vivir de nuestros impuestos; raro es que encuentren a alguno que tenga vocación de servicio, muy al contrario, su intención es servirse de los españoles.
Me voy a permitir también, recordarles que los regímenes democráticos propiamente dichos no participan de la ristra de corrupciones y perversidades como las que sufre España desde hace más dee cuatro décadas, no manipulan los medios de información, no usan de forma arbitraria el presupuesto, no alientan el odio, no desprecian la legalidad vigente, no boicotean la seguridad jurídica, no temen la alternancia, no descalifican groseramente a la oposición, no espantan las inversiones sino que las reciben con los brazos abiertos, se abren al comercio exterior y no distorsionan las estadísticas para engañar a los ciudadanos, e incluso, hasta cuidan las formas.
Permítanme igualmente recordarles que los regímenes que no son socialistas, ni contrarios al libre mercado poseen un mayor nivel de bienestar y de crecimiento, son previsibles e infunden más confianza. Por eso España, los españoles nos vamos quedando en el vagón de cola, los últimos de la fila, en el “trasero de Europa”, pese a las enormes potencialidades que seguimos manteniendo inactivas por responsabilidad del modelo populista-socialdemócrata que hipnotiza, esclaviza y embrutece; modelo del cual participan todos los partidos con presencia en las instituciones.
Para dejar atrás tan oscuro panorama, para romper este círculo vicioso, perverso, para que los españoles vivan mejor y sus recursos se utilicen más eficazmente, sólo cabe una solución: recuperar el estado unitario y desmantelar el denominado “estado de las autonomías” y la recentralización de todas las competencias que nunca debieron ser transferidas a ningún gobierno regional, empezando por la enseñanza, la sanidad y la justicia, y prosiguiendo por recuperar la unidad de mercado, de manera que todos los españoles, independientemente de donde nazcan o vivan, posean los mismos derechos y obligaciones.
Pero, como esto es en estos momentos un imposible, pues a ustedes empresarios, trabajadores autónomos, profesionales liberales, les toca empezar a hincarle el diente a todo lo que les describo; claro que, no pretendo decirles que hay que hacerlo todo de golpe.
Hay que empezar por priorizar, marcarse objetivos realistas, lo primero de todo es que ustedes: profesionales liberales, trabajadores autónomos, empresarios, hablen entre ustedes, con quienes puedan estar receptivos. Es seguro que hay gente patriota entre los empresarios, autónomos y profesionales liberales que comparten lo que se expone en este texto ¿No?
Supongo que coinciden conmigo en que si no se implica gente con una exitosa trayectoria en la gestión de dineros propios y ajenos; lo cual supone también poner dinero, poner en marcha medios de información decentes, etc. no existe ninguna salida a la terrible situación que sufre España.
Y ya para terminar, por favor, sean ustedes decentes, salgan de su estado de confort y den un paso adelante, los españoles se lo agradecerán infinito.
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