Síndrome post traumático en el horror de la DANA -gota fría- en Valencia

PILAR ENJAMIO

El temporal de Dana en Valencia provocó devastación y pérdidas humanas. La empatía y la ayuda son esenciales para sanar y reconstruir

Las imágenes del temporal de Dana en Valencia son tan expresivas que constituyen una auténtica película de terror. Coches amontonados, unos encima de otros y lo trágico de la pérdida de vidas humanas que son irrecuperables. Las pérdidas materiales son susceptibles de cambiar y empezar de cero, pero los que han desaparecido no regresarán. Familia, amigos, conocidos y el pensamiento de su sufrimiento cuando su coche o su casa, con ellos dentro, se vieron inundados o arrastrados por el agua.

El panorama es desolador para cualquier persona y más aún para quien lo vivió de cerca. Las GIPCEs o grupos de intervención psicológica en catástrofes y emergencias son cruciales. Los psicólogos que tenemos preparación en esta área profesional conocemos el alcance de la afectación psíquica de este dolor y desgracia que durará en el tiempo en forma de síndrome postraumático. Recordamos el accidente del tren Alvia en Compostela, donde todo el mundo ejerció una labor psicológica con las víctimas, y eso es la empatía.

Empatía de todo un pueblo, Angrois, que ayudaba con mantas, agua, comida y de bomberos, policías. Existe lo que se denomina en estos casos el síndrome de la huida, el de marcharse a otro lugar y no regresar al sitio que tanto hace revivir la tragedia. Se habla de recuerdos de valor sentimental perdidos, pero no son tan trascendentes porque el sentimiento está tatuado en el corazón y en la piel. Prima la vida y hay que empezar de cero. Requerirá mucho tiempo y ayudas estatales para crear nuevas viviendas y reconstruir todo un pueblo. Pero hay que curar la salud mental que se verá afectada.

Las pesadillas, el recordar las inundaciones al simple correr del agua de un grifo, el insomnio, la furia y la depresión posterior a la tragedia. Es normal un estado de alerta magnificado que durará un tiempo y debe ser tratado. La terrible sensación de no poder auxiliar a un ser querido está grabada en la mente, con el pensamiento dañino de que la víctima murió sola y desamparada. Los psicólogos sabemos que, aun sin ser creyentes, muchos buscan el refugio de la fe y la creencia religiosa antes inexistente. Todo lo que ayude a sanar el alma es un rayo de energía y positividad. El afecto del entorno más íntimo y la terapia del abrazo, tan gratificante, obrarán milagros.

Acurrucarse con el otro, sintiéndose protegido en sus brazos, es una terapia de vuelta a la esperanza y al construir y reconstruir juntos codo con codo, mano con mano. El miedo a la repetición de la misma situación está presente, pero con la mentalidad de prevención ante algo similar e inesperado. Empatizamos totalmente y nos ponemos en el lugar del que sufre; siente su propia piel sin haberlo vivido. Este síndrome postraumático suele durar un año, aunque a veces las secuelas se extienden en el tiempo. Hay una variedad de problemas externos que producen un avance o retroceso en este síndrome postraumático.

Además, hay que valorar si hay antecedentes de trastornos depresivos o enfermedad para atajarlos. No vale la foto del político, sino la realidad de las ayudas prometidas. Recordemos el pasado volcán de La Palma y las ayudas que nunca llegaban. Tiene que existir un compromiso serio de los gobiernos y cumplirse. Mención especial a la UME, Unidad Militar de Emergencias, que expone su vida por el bienestar común y son auténticos héroes.

Poco a poco se levantará lo hundido porque existe la fortuna de lo trascendente. VIDA con mayúsculas y las ganas de salir adelante y nacer de nuevo.

FUENTE: https://oknewsm.substack.com/p/sindrome-post-traumatico-en-el-horror?utm_source=post-email-title&publication_id=2382663&post_id=151057190&utm_campaign=email-post-title&isFreemail=false&r=4botrf&triedRedirect=true&utm_medium=email