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Ultima Cena de Jesús

Mariano Cabanillas

1.- Introducción
Ante la proximidad de la Semana Santa, cumbre del Misterio amoroso de nuestra salvación, han sido
muchas las reflexiones que han invadido mi mente y enardecido el corazón con la lectura de las obras de
Benedicto XVI sobre Jesús de Nazaret.

Por su influencia en mi vida cristiana os hago partícipes de las experimentadas al meditar sobre los capítulos referidos a la Última Cena de Jesús con sus Apóstoles. Estos capítulos los titula así: “El lavatorio de los pies” “La 0ración sacerdotal de Jesús”, “La última Cena” y “La Institución de la Eucaristía”.
2.- Lavatorio de los pies.
Sobre el “Lavatorio de los pies” selecciono estas reflexiones. La primera el coloquio de Jesús con Pedro. Ante la decisión de lavar los pies a los apóstoles San Juan nos cuenta en su Evangelio la respuesta de Pedro. Así lo refiere: “Al llegar a Simón Pedro, éste le dijo: “ Señor ¿tú lavarme a mí los pies?” Jesús le respondió: “ Lo que yo hago ahora tú no lo entiendes, lo entenderás más tarde”. Pedro dijo: “Jamás me lavarás los pies” Jesús le replicó: “Si no te lavo, no tendrás parte conmigo”. Simón Pedro dijo: “Señor no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza”.( Jn.13.6-9).
De esta escena evangélica para mi vida cristiana me he fijado especialmente en lo siguiente: La
imagen de Jesús que se despoja de su esplendor divino ante nosotros, los hombres ,y va y enjuga nuestros pies sucios para hacernos dignos de participar en el banquete.. Esta gran lección de humildad y de amor servicial de Jesús nos viene muy bien para sacarnos de nuestra soberbia y así hacernos capaces de acercarnos a Dios.

De la negación de Pedro a que Jesús le lave, Benedicto proyecta esta acción sobre nuestra conducta con una cita de la primera Carta de San Juan: “Si decimos que no hemos pecado ,le hacemos mentiroso y no poseemos su palabra”( J.1,8). Puesto que los bautizados siguen siendo pecadores, tienen necesidad de la confesión de los pecados que «nos lava de todos nuestros delitos”.
3.- Oración sacerdotal
Sobre la “Oración Sacerdotal de Jesús” de la que nos habla Benedicto XVI en su obra es un tema muy especial para mí , que estuve cerca del sacerdocio ministerial, pero abandoné mis estudios del Seminario después de terminar la Filosofía. Lo que no podemos olvidar nunca es que todos los cristianos somos “Sacerdotes“ en razón de nuestro Bautismo. De ahí la importancia que tienen para mi reflexión las Palabras de Jesús como “SUMO SACERDOTE”.
Estas palabras de la Oración Sacerdotal Benedicto las clasifica en cuatro temas: “Esta es la vida eterna”, “Santifícalos en la verdad”, “Les he dado a conocer tu nombre” y “Para que todos sean uno”. Sobre cada una de ellas os comunico mis reflexiones.
3.1.-Esta es la vida eterna.- Sobre el tema “Esta es la vida eterna” éstas son mis reflexiones. Dar gracias a Dios porque Juan en el cap. 17-3 nos dice: ”Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo”. De acuerdo con esta cita ya vivimos la vida eterna, porque la vida eterna no significa la vida que viene después de la muerte. Significa la vida verdadera, que no se nos arrebata ni con la muerte. Vivamos con alegría esta vida. Jesús así lo expresó también sobre la resurrección de Lázaro: “El que cree en mí aunque haya muerto vivirá; el que está vivo y cree en mi no morirá para siempre.” (Jn.11-25)
3.2.-“Santificados en la en la verdad”.- De este segundo epígrafe tomo estas reflexiones basadas en el cap. 17 de San Juan que nos cita Benedicto XVI: “Conságralos en la verdad: tu Palabra es la verdad. Como Tú me enviaste al mundo, así yo también los envío al mundo a ellos. Por ellos yo me consagro a ti para que también ellos sean consagrados en la verdad”. Nos habla de consagración y misión que forman una única realidad completa. Con estas palabras estamos llamados, como los apóstoles, a participar en la misión sacerdotal de Jesús y se observa la Institución del sacerdocio.
3.3.-“Les he dado a conocer tu nombre”.- Tema fundamental dela Oración Sacerdotal:
“He manifestado tu nombre a los hombres que me diste de en medio del mundo” (J.17,26). Así
Jesús se presenta como el nuevo Moisés.
El Nombre de Dios en el sentido bíblico significa Dios como el que está presente entre los
hombres. Así la revelación es un modo nuevo de la presencia de Dios entre nosotros… en Jesús
Dios entra totalmente en el mundo de los hombres, por eso nos dice Juan : “Quien ve a Jesús
ve al Padre” (Jn.14,9). Así cuando damos a conocer en nuestra misión a Jesús damos a conocer
también al PADRE.
3.4.- “Para que todos sean uno”.- Insiste Jesús, al menos cuatro veces, en este tema de la unidad. Subrayo la cita que hace S. Juan en el versículo 21: “Que todos sean uno como tú, Padre estás en mí y yo en ti, que ellos también sean una sola cosa en nosotros para que el mundo crea que tú me has enviado. Yo le he dado la gloria que tú me diste para que sean uno, como nosotros. Yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectos en la unidad, y así el mundo conozca que tú me has enviado y que los amas como me amas a mí”.
Dada la importancia que tiene la unidad en nuestro ser cristiano para nuestro compromiso misionero he reflexionado en estas palabras de Benedicto XVI: “El Señor ha pedido por esto: por una unidad que sólo es posible a partir de Dios y a través de Cristo, pero una unidad que aparece de una manera tan concreta que deja ver la presencia y la acción de la fuerza de Dios.
Por eso, los esfuerzos por una unidad visible de los discípulos de Cristo siguen siendo una tarea urgente para los cristianos de todo tiempo y lugar. No basta la unidad invisible de la “comunidad”. Más adelante habla sobre la fe: “La fe es más que una palabra, más que una idea: significa entrar en comunión con Jesucristo y, a través de Él, con el Padre. Él es el verdadero fundamento de la comunidad de los discípulos, la base para la unidad de la Iglesia”.

MISTERIO DE LA SANTA CENA, BOLAÑOS DE CALATRAVA (CIUDAD REAL)


Termino estas reflexiones sobre la unidad con el gozo que debemos sentir con estas consideraciones porque la unidad tiene un valor de eternidad ya que estamos unidos todos los cristianos. Unos peregrinando aún en la tierra y otros se han marchado al encuentro con Dios, de ellos unos están ahora purificándose y son objeto de nuestra oración y otros ya glorificados que interceden por nosotros desde la Casa del Padre.
Con estas consideraciones, dejo para hablar en otra ocasión del tema principal de nuestra vida cristiana de la Institución de la Eucaristía.
AMDG et BMAV..-Mariano Cabanillas

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RedaccionVozIberica

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