JAUME VIVES
Ahora resulta que, lo que algunos sospechaban era verdad, y uno de los efectos adversos de las vacunas es la miocarditis grave. Y Dios quiera que no vayan saliendo más «cositas«…
Quizá algún lector todavía recuerde que, no hace muchos años, hubo una pandemia, nos encerraron en casa y nos obligaron a un montón de cosas, muchas de ellas tan grotescas que, al recordarlo, uno siente vergüenza.
Si el asunto hubiera durado un poquito más habrían sacado alguna ley para obligarnos a ir por la calle a la pata coja y con las dos manos sujetándonos las orejas. Algunos se habrían sumado gustosamente a esa nueva forma de caminar.
Y en ese momento aparecieron unas vacunas milagrosas que, algunas personas se negaron a inocularse. Unas por posibles efectos adversos, otras porque consideraban que estaban muy poco testadas y otras tantas porque sencillamente no les salía de las narices dejarse pinchar.
A esas personas se las sometió a una persecución brutal. Vecinos, amigos, compañeros de trabajo y familiares las juzgaron, criticaron, reprendieron y amenazaron. Fue dantesca la situación. Estaba lloviendo y la gente decía que se mojaba porque el vecino no había abierto su paraguas. Lisa y llanamente, de locos.
A los no vacunados se los convirtió en negacionistas, desaprensivos y egoístas. Una panda de insolidarios.
Y a esa persecución social brutal se le sumó una batería de propuestas del Gobierno de la nación y de los gobiernos extranjeros (que pintan bastante más que los tontainas de la Moncloa) para acabar de joder la vida a la gente que no se había vacunado.
Se les prohibió viajar, se les prohibió entrar en bares y restaurantes, se les prohibió acceder a sus lugares de trabajo… Prácticamente lo único que podían hacer era quedarse en casa quietecitos, respirar y gracias.
Y ahora resulta que, lo que algunos sospechaban era verdad, y uno de los efectos adversos de las vacunas es la miocarditis grave. Y Dios quiera que no vayan saliendo más cositas, que todos tenemos familiares y amigos vacunados.
Y claro, ahora el Gobierno dice que se desentiende del tema, que no se hace responsable, que la gente se vacunó libre y voluntariamente y por tanto tiene que asumir las consecuencias.
Pues digo yo que algunos se vacunarían convencidos, pero otros lo hicieron «libre y voluntariamente» por la asfixiante presión social y política. Y creo que estos últimos deberían, libre y voluntariamente, mandar al Gobierno a tomar por donde el sol no entra.
CAROLUS AURELIUS CALIDUS UNIONIS No está de más recordar que ya, hace más de 2.500…
SHIMSHON ZAMIR Quien observa los distintos videos que son publicados en YouTube relacionados con la…
David Gómez FUENTE: https://elordenmundial.com/blitz-trump-nombramientos-politica-exterior-estados-unidos/ Los últimos nombramientos en su gabinete reflejan el camino que seguirá…
Fernando del Pino Calvo-Sotelo La estrategia de los promotores del fraude climático es siempre la…
ALEJO VIDAL QUADRAS Los invito a leer el extraordinario discurso pronunciado por el presidente de la…
José María Rotellar El INE publicó hace unos días los datos de avance de la…