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VIVIR LA MISA… «Sin el domingo no podemos vivir», Benedicto XVI

MARIANO CABANILLAS

INTRODUCCIÓN

Una vez superada la «última ola» de la terrible pandemia de Covid que, a muchos cristianos ha mantenido apartados y ha impedido que pudiéramos acudir al templo, para participar en la Eucaristía, he decidido escribir estas reflexiones en mi nombre y el de todo el nutrido grupo de fieles de mi parroquia que hemos podido acercarnos diariamente, cuando los templos estaban abiertos.

Permítasenme las reflexiones que siguen, de acción de gracias sobre la la importancia de la EUCARISTÍA, -cuyo significado etimológico es «ACCIÓN DE GRACIAS”-, en nuestra vida de cristianos.
Junto a esta oración de Acción de Gracias también pedimos a Dios la pronta incorporación, una vez que la pandemia se ha debilitado, de los hermanos que han seguido la Eucaristía por los
medios de comunicación.

Acerca del asunto de lo medios de comunicación el Papa Benedicto XVI nos decía en su Exhortación Sacramentum Caritatis (de la que en su día anoté las reflexiones que expongo ) “Todos reconocemos con satisfacción que estos instrumentos ofrecen también nuevas posibilidades en lo que se refiere a la celebración eucarística [..] por lo que se refiere al valor de la participación en la Santa Misa que los medios de comunicación hacen posible, quien ve y oye dichas retransmisiones ha de saber que en condiciones normales, no cumple con el precepto dominical […]Si es loable que ancianos y enfermos sigan la Santa Misa a través de TV, no puede decirse lo mismo de quien mediante tales transmisiones, quisiera dispensarse de ir al templo para la celebración eucarística en la asamblea de la Iglesia viva.”
Con esta expresión de “Iglesia VIVA”con que cierro la cita del Papa Benedicto XVI es como
presento mis reflexiones, sacadas, en su día, de dicha Exhortación, cambiando la frase de “oir misa”
por la “VIVIR LA LA MISA “.


2.-Contenido de la Misa.


Para conseguir un estado de gracia de nuestro espíritu examinamos nuestra vida de cristianos, al comenzar el Sacrificio, reflexionando profundamente y pronunciando a viva voz el contenido del
“yo pecador”, que se cierra con la petición de perdón a Dios con el Señor ten piedad.

A continuación sigue la oración Colecta (a la que precede el Gloria en días festivos) donde el
sacerdote recoge nuestras intenciones,como Iglesia.
Después de estos ritos previos, se inicia propiamente la Misa que, está formada por dos partes
que constituyen una UNIDAD:

La mesa de la Palabra de Dios y La Mesa de la Eucaristia.

El Verbo (la palabra) hecho carne CARNE de la mesa de la Palabra , se nos ofrece hecho pan y vino
posteriormente en la Eucaristía.
Terminada la Mesa de la Palabra comienza la Mesa eucarística con la presentación de las ofrendas. Con el humilde gesto de las ofrendas el pan y vino en los que simbolizamos todo nuestro trabajo humano que unimos al Sacrificio Redentor de Cristo, eso es lo que pedimos a Dios que lo realice con la Fuerza del Espíritu Santo. Después de este resumen voy a presentar nuestro vivir la Eucaristía.


3.- ¿ Cómo intento vivir la Eucaristía?

3.1. La mesa de la Palabra.
En esta Mesa de la Palabra como en mis ratos de oración sobre la Biblia siempre intento concentrarme, para evitar que la loca de la casa, nuestra mente, como la llamó la Santa se disperse, uso de la clásica recomendación para hacer oración: la composición de lugar. En este punto considero muy valioso el siguiente texto de San Agustín, que pongo a vuestra consideración:
“Nosotros debemos oir el Evangelio como si el Señor estuviera presente y nos hablase . No
debemos decir:”felices aquellos que pudieron verle” porque muchos de los que lo vieron lo
crucificaron , y muchos de los que no lo vieron creyeron en Él. Las mismas palabras que salían de
la boca del Señor se escribieron y se se conservaron para nosotros”. A la Palabra escuchada respondemos “Te alabamos Señor”y “Gloria a ti Señor Jesús” en el Evangelio, pero ¿cómo te alabamos y glorificamos? Él no quiere una alabanza sólo con palabras quiere también una alabanza con obras”.

Así en las Sagradas Escrituras Dios habla a su pueblo, me habla a mí y no habla en el pasado, sino en nuestro presente. Con el convencimiento pleno de que si profundizamos en el el conocimiento de Cristo a través de su Palabra nos permitirá vivir mejor el Sacrificio Eucarístico.
3.2 .La mesa del Sacrificio Eucarístico.
Una vez preparadas la ofrendas de pan y vino, el Sacerdote invita a los fieles a orar para obtener de Dios los frutos del sacrificio que se va a iniciar y todos contestamos pidiendo a Dios que reciba de las manos del celebrante los dones en alabanza y gloria de Dios y para nuestro bien y y el de toda la Iglesia.
3.3. La Plegaria Eucarística.
Hay varias fórmulas pero todas contienen los siguientes elementos fundamentales: la acción de gracias (como el prefacio) las aclamaciones con el SANCTUS), la invocación del Espíritu Santo sobre las ofrendas, el relato central de la Consagración eucarística, que termina elevando el Sacerdote el Cuerpo y La sangre de Cristo para la adoración de los fieles. Esta acción termina con con estas palabras

“Este es el Misterio de nuestra fe”, a lo que nosotros respondemos con unas palabras de compromiso: “Anunciamos tu Reino, proclamamos tu Resurrección. Ven Señor Jesús.»
La plegaria continúa con la anamnesis o memoria del mandato del Señor, recordando también a nuestros hermanos vivos y difuntos y la doxología conclusiva.
A continuación, cumpliendo el mandato de Cristo de amarnos unos a otros como Él nos amó, lo hacemos con la oración que Él mismo nos enseñó: El Padre nuestro. Así nos sentimos hermanos de la gran Familia: La Iglesia.
El rito de la paz es un símbolo de nuestro deseo de paz para nosotros, para la Iglesia y para toda la familia humana y los manifestamos con el gesto que hacemos con los hermanos y hermanas que, tenemos más próximos.
Después llega el momento de nuestra unión íntima con Jesús en el Sacramento de la Comunión. Es la ocasión de darle gracias desde lo más profundo de nuestro corazón y ofrecernos como hostia inmaculada al servicio de los hermanos.
El rito final de la misa lo compone la oración de acción de gracias comunitaria (Postcomunión), bendición del Sacerdote y la despedida (Ite missa est). Su traducción es “Iros la misa está acabada”.
En la actualidad el Sacerdote utiliza una frase cariñosa: Podéis ir en paz.
El Papa Benedicto XVI señala para el término “missa” además de «acabada», basándose en su etimología nos recuerda nuestra naturaleza misionera, que, como cristianos, no podemos olvidar al salir del templo.
Este espíritu misionero me ha llevado a escribir esta líneas para que, ya que los contagios de la denominada «sexta ola del Covid-19» impidieron a muchos poder vivir la misa en los templos, todos los que hemos tenido la Gracia de poder vivirla seamos capaces de “contagiarles” el deseo de volver a los que, estuvieron impedidos y también a los hermanos alejados .
AMDG et BMV. Mariano Cabanillas.

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