«Yo me fui de VOX». 

Manuel I. Cabezas González

Éste fue el título del segundo programa de “Salvados” de esta nueva temporada, (16 de octubre de 2022) en la “Secta”, perdón, en la Sexta. Gonzo, su presentador, puso a VOX en el punto de mira,  entrevistando a cuatro fugitivos o autoexcluidos de este partido. Todos pusieron al descubierto las vergüenzas o lado oscuro del partido de Abascal, al verbalizar los motivos del abandono de sus militancias.

Los entrevistados subrayaron la falta de democracia interna en el partido de Abascal. Este déficit se materializaba en la falta de libertad de expresión y de espíritu crítico en el seno del partido; en la falta de transparencia en lo relativo a la financiación, ya que nunca se rendían cuentas, y a la designación de cargos; en la imposición de las listas electorales por la cúpula de VOX; en las presiones sobre los militantes; y en el chantaje con promesas de recompensas futuras, si pasaban por el aro y comulgaban con ruedas de molino. Además, no se redactaban actas  y nada quedaba por escrito. Por eso, han tildado a VOX de “partido sin papeles”. Acusaron también a VOX de conexiones con los neonazis de la Plataforma per Catalunya de Josep Anglada y de la entrada de éstos en VOX, decidida personalmente por Abascal. Finalmente, para protegerse de los díscolos y “protestantes”, el Comité de Garantías era la Stasi o policía política de Abascal, que controlaba y depuraba a los militantes ovejas negras.

Por otro lado, siempre según los entrevistados por Gonzo, AbascalOrtega Smith y Espinosa de los Monteros, el triunvirato de VOX, son mentirosos, trileros, tahúres y disimuladores. Y Abascal, como jefe máximo de VOX, es descrito como un hombre muy pragmático, con pocas convicciones y valores, preocupado sólo por ganar votos y llegar al poder. Es el líder al que hay que admirar y al que no se puede cuestionar, a pesar de que nunca ha sido elegido por los militantes.

No tengo elementos para contrastar y verificar la veracidad de las confesiones de los cuatro prófugos de VOX. A pesar de esto, creo que no hay que echarlas en saco roto. A mí, los hechos narrados me parecen graves y me han inspirado dos reflexiones complementarias, que voy a verbalizar “ci-dessous”: una, sobre la actitud de la “Secta” —perdón, de la Sexta— hacia VOX, en contraste con la actitud hacia otros partidos políticos; y la otra, sobre las razones de los entrevistados para abandonar la nave de Abascal.

Comportamiento vicario de la “Secta”, perdón, de la Sexta

Me parece muy pertinente que la “Secta” —perdón, la Sexta— haya denunciado, desvelado y difundido los presuntos comportamientos no democráticos que parece que imperan en el día a día del partido de Abascal. Eso lo exige la deontología profesional y el buen hacer de cualquier periodista. Por eso, si es verdad que —en el funcionamiento interno de Vox— la democracia, la transparencia, la crítica constructiva, el respeto,… no son moneda de curso legal, esto es muy importante que lo sepan los ciudadanos. En efecto, para que su voto sea un voto informado, deben tener claro si pueden creer a los líderes de VOX cuando dicen que pretenden dirigir democráticamente nuestros destinos. Muchas veces, en efecto, se cumple el refrán que reza así: en casa del herrero cuchillo de palo. 

Ahora bien, explicitado esto, me gustaría que esta denuncia y desenmascaramiento, hechos por la “Secta” —perdón, La Sexta— no fuera flor de un día o algo excepcional. Por eso, para demostrarlo y abrir los ojos a los votantes, la “Secta” —perdón, La Sexta— debería preparar una serie de programas  titulados: ‘Yo me fui de C’s’, ‘Yo me fui del PP’, ‘Yo me fui del PSOE’, ‘Yo me fui de…’. Y veríamos que en todos los partidos cuecen habas a toneladas. ¿Lo hará la “Secta”, perdón, la Sexta? No lo verán nuestros ojos ni lo escucharán nuestros oídos. En efecto, como pontificó Rafael Correa, “desde que se inventó la imprenta, la libertad de prensa es la voluntad del dueño de la imprenta”. Y, como hubiera apostillado el Dr. Cum Fraude, Pedro Sánchez, “pues eso”. De ahí el manipulador comportamiento vicario de la “Secta” —perdón, de la Sexta— que denota una moral y una deontología profesional a geometría variable (“à la tête du client”, como dicen los franceses)  y distraída, como las hubiera calificado el viejo profesor Tierno Galván.

 Las razones de los entrevistados para abandonar la nave de Abascal

Precisado esto, en el contenido del programa “Salvados”, de ser cierto, no vi nada extraordinario. Las razones de los entrevistados para abandonar VOX es el pan nuestro de cada día en todos los partidos políticos. En efecto, si se entrevistara a prófugos de otros partidos (C’s, UPyD, PP, Podemos, PSOE, etc.), los entrevistados dirían más o menos lo mismo que los que abandonaron VOX.

El que suscribe puede testimoniar de su salida-expulsión de C’s y de UPyD, los dos únicos partidos donde fue militante de base. En ambos casos, le expulsaron testicular y arbitrariamente, sin seguir el protocolo previsto en los estatutos, por practicar la “honestidad radical”, por exigir transparencia, democracia interna, respeto a la Ley de Partidos Políticos y a los estatutos del partido,… “Que sais-je encore?”. Y por denunciarlo intramuros y extramuros. El tiempo, que da o quita razones sin pedírselas, ha llevado el agua a su molino: UPyD, el cortijo de Rosa Díez, y C’s, el chiringuito de Rivera, Arrimadas y sus lacayos, han desaparecido, dejando a cientos de miles o millones de ciudadanos engañados, defraudados, frustrados y reacios a implicarse, en el futuro, en la actividad política partidista y en esas subastas engañosas y de mercadillo de las elecciones.

Moraleja

A partir de los hechos narrados, relativos a VOX o a cualquier otro partido, todos cortados por el mismo patrón, podemos concluir que los líderes de los mismos van a lo suyo. Y se comportan como genuinos dictadores, pastoreando a sus huestes lanares, ya que —como dijo Alfonso Guerra— “el que se mueve no sale en la foto” e “illico” es excretado del partido. Siendo esto muy grave, lo realmente preocupante es que los ciudadanos, entre los que me incluyo, que se han acercado a la política para arrimar el hombro de forma altruista, han perdido la fe tanto en esta despreciable casta política, que nos desgobierna, como en esta degradada y prostituida democracia formal que padecemos.

Por eso, como he escrito en otro lugar, los ciudadanos deberíamos reaccionar y, para empezar, preguntarnos para qué les pagamos el suelto; deberíamos obligarles a que cumplan con lo que juraron o prometieron al tomar posesión de sus cargos; pero, como la cabra siempre tira al monte, deberíamos propalar hasta la saciedad, urbi et orbi, y materializar el mantra de Catón el Viejo:  “delenda est”, no referido a Cartago sino a esta casta política “desgobernante”. Ahora bien, como escribe David Trueba en su última novela (“Queridos niños”), “la democracia sólo tiene un punto débil. Depende de la gente”. Y, como la gente no suele depositar, en la urna, un “voto informado”, elige a individuos, que se han acercado a la política, no comidos sino sólo poder para “comer, medrar y robar”. Y, luego, pasa lo que pasa y lo que todos sabemos.

Manuel I. Cabezas González 

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