Yo también estuve en Auschwitz… pero no estuve en el bosque de Katyn

No se asusten ustedes, no soy tan longevo; no estuve prisionero en Auschwitz cuando las tropas de Hitler invadieron Polonia, después del acuerdo de éste con Stalin para repartirse el país.

En los últimos días, y semanas, ha habido asuntos de los que se ha hablado en los medios de información, periódicos, radios, televisiones que, me han traído a la memoria mi visita al campo de exterminio nazi de Auschwitz, hace unos años… Entre otros estos han sido:

Hace pocos días que se cumplió el 529 Aniversario de la firma del Decreto del Edicto de Expulsión de los Judíos de los reino de Castilla y León, y Aragón por los Reyes Católicos. El edicto fue publicado el 29 de Abril de 1492. Decretaba que ningún judío tenía permiso de permanecer en el reino de España y que todos los judíos que quisieran convertirse se les permitiría quedarse en Sefarad… Los judíos españoles tuvieron que elegir, en un plazo de cuatro meses (hasta el 31 de julio) entre la conversión al cristianismo o el exilio. Se ha calculado que los que eligieron el exilio fueron unas 70.000 personas,… el resto decidió quedarse y bautizarse.

EL destino de estos sefardíes emigraron a Portugal, donde no serían mejor tratados y de donde saltarían a América y el Norte de África y las repúblicas italianas. Al final se acabarían asentando en ambas riberas del mediterráneo, sobre todo en las zonas ocupadas por los turcos y musulmanes.

Es importante subrayar que el Edicto no fue contra un grupo étnico, sino contra una determinada religión; no había «razones racistas» tal como muchos han afirmado y siguen afirmando en la actualidad. Los judíos que se convirtieron, se fundieron paulatinamente con el resto de la población española, llegando a ocupar altos puestos políticos y eclesiásticos y de todo tipo. Sus familias entroncaron con las de más rancio abolengo e incluso con la alta nobleza; lo cual no impidió que, en la España de entonces, y durante mucho tiempo, se hablara de cristianos viejos respecto a los cristianos nuevos, conversos, en tono despectivo…

Edicto de Expulsión de los Judíos de los reino de Castilla y León, y Aragón por los Reyes Católicos.

También, no hace mucho que tuvo lugar, un año más, el Día Internacional de Conmemoración del Holocausto, en memoria de las víctimas del Holocausto y contra el antisemitismo, el racismo y toda otra forma de intolerancia que pueda conducir a actos violentos contra determinados grupos humanos. El 27 de enero se conmemoró la liberación en 1945, por las tropas soviéticas del campo de concentración y exterminio nazi de Auschwitz-Birkenau.

El Holocausto no solo afectó profundamente a los países donde se cometieron crímenes nazis, también repercutió en muchos otros lugares del mundo. Los Estados Miembros de las Organización de Naciones Unidas poseen el compromiso y comparten la responsabilidad colectiva de abordar los traumas, las secuelas todavía existentes, mantener medidas que permitan una conmemoración eficaz, cuidar de los lugares históricos y promover la educación, la documentación y la investigación. Esta responsabilidad obliga a educar sobre las causas, las consecuencias y la dinámica de tales delitos, así como a fortalecer la resiliencia de los jóvenes contra las ideologías de odio. Debido a que los genocidios y otros crímenes atroces siguen ocurriendo en algunas regiones del mundo, y que desgraciadamente estamos asistiendo a un enorme aumento del antisemitismo en el mundo y de los discursos de odio, y de banalización de la violencia…

Inevitablemente, también han sido muchos los que se han acordado del acuerdo del Parlamento Europeo mediante el que se condenaban todos -TODOS- los crímenes y genocidios del COMUNISMO…

El dieciocho de septiembre del año 2019, el Parlamento Europeo aprobó una resolución común sobre la importancia de la memoria histórica europea para el futuro del continente, en la que se condena expresamente los horribles crímenes cometidos por los comunistas en toda Europa sin excepción.

Esta iniciativa normativa europea fue promovida por eurodiputados cuyas naciones han vivido durante décadas bajo la tiranía comunista (las de Europa del Este), pero sin duda acaba afectando jurídicamente a toda la Unión Europea, y es además una resolución que nace al albor de un nuevo aniversario del Tratado internacional entre Ribbentrop y Molotov, esto es, entre los nazis y los comunistas para repartirse Polonia en 1939, pues los comunistas se sumaron de forma entusiasta a las ambiciones nazis de ampliar sus zonas de influencia hacia el Este y aunque en España hoy esto se mantenga intencionadamente en silencio, más allá de los Pirineos se trata de una verdad incuestionable.

El Parlamento Europeo pide a todos los Estados miembros de la Unión, incluida España, que hagan una evaluación clara de los crímenes y los actos de agresión perpetrados por los regímenes comunistas y pide a todos los Estados miembros que conmemoren el 23 de agosto como Día Europeo Conmemorativo de las Víctimas del Estalinismo y del Nazismo a escala tanto nacional como de la Unión, además de señalar que en algunos Estados miembros siguen existiendo en espacios públicos (parques, plazas, calles, etc.), monumentos y lugares conmemorativos que ensalzan los regímenes comunistas.

En España, habiendo sufrido lo que es el terror comunista en una amplia parte de nuestro territorio bajo el Frente Popular durante el periodo 1936-1939, nunca se tenía que haber legalizado el Partido Comunista durante la transición, por desestabilizador y violento, ni tampoco ninguna agrupación política terrorista o filo-terrorista, como son las marcas políticas de la ETA, de clara inspiración comunista.

Allí donde hay Comunismo, acaba habiendo crímenes, odio, disgregación y desestabilización, y eso lo saben especialmente las Naciones Europeas del Este, que son las que han sacado adelante esta resolución del Parlamento Europeo y que además tienen en sus respectivos territorios la prohibición de existencia de partidos comunistas.

Pues sí, todo ello me trasladó a Polonia…
Hace aproximadamente cinco años, durante las vacaciones de Semana Santa, tuve la oportunidad de visitar Polonia, fui con una amiga, con el pretexto de visitar a uno de sus hijos que ha tenido la feliz ocurrencia de ennoviarse con una mujer polaca… cosas de las llamadas “Becas Erasmus”.
Anduvimos allá aproximadamente una semana, visitamos Varsovia, Cracovia… y por supuesto, estuvimos en Auschwitz…
El campo de concentración de Auschwitz, situado a unos 43 km al oeste de Cracovia, fue el mayor centro de exterminio de la historia del nazismo, al mismo se calcula que fueron enviadas cerca de un millón trescientas mil personas, de las cuales murieron un millón cien mil, la gran mayoría de ellas judías (el 90 %, aproximadamente un millón).

Auschwitz


Estuvimos en el campo de exterminio nazi más famoso, un día absolutamente desapacible, de aire, frío y nieve; fue un día difícil de olvidar. Y por supuesto más inolvidable es lo que uno ve, siente, percibe cuando está inmerso en semejante infierno, pues el campo de exterminio sigue en pie, como museo del horror, para que nunca se olvide todo lo que allí sucedió, para que las futuras generaciones sepan de lo que son capaces los humanos cuando intentan poner en práctica determinado proyectos políticos, determinadas ideologías y utopías bienintencionadas.
Tengo que reconocer que cuando se me propuso ir al campo de exterminio, fui en principio bastante reticente, pues me decía a mí mismo que ya sabía suficiente del genocidio cometido por los nazis, y que estaba de más realizar una visita a semejante museo del terror. Pero, después de haber estado allí me inclino a pensar que debería ser una visita obligada para todos los que aún piensan que es posible rediseñar la sociedad, imponerles su ayuda, por su bien, y crear o apoyar a regímenes y gobiernos totalitarios, liberticidas, prohibicionistas, etc. De veras que no es para contarlo, sino para verlo, olerlo, percibirlo con todos los sentidos. No para disfrutarlo, por supuesto, sino para disuadir a cualquier mortal de tentaciones totalitarias, de ingeniería social, de simpatizar o apoyar proyectos liberticidas…
En mi visita a Polonia también tuve la oportunidad de conocer más de cerca un asunto del que apenas había oído o leído, y al que no había mostrado demasiada atención:
La masacre de Katyn (de la que se cumplirá muy pronto el aniversario septuagésimo octavo… sí, 78 años) también conocida como la masacre del bosque de Katyn, es el nombre por el que se denomina a una serie de asesinatos en masa de oficiales del ejército, policías, intelectuales y otros civiles polacos llevada a cabo por el Comisariado del Pueblo para Asuntos Internos (NKVD) —la policía secreta soviética dirigida por Lavrenti Beria— entre abril y mayo de 1940, tras la invasión de Polonia por parte de los soviéticos poco después del inicio de la Segunda Guerra Mundial. Durante la invasión soviética a Polonia en 1939, unos 14.500 oficiales polacos fueron capturados e internados en tres campos de concentración en la Unión Soviética.
Posteriormente, entre los meses de Abril y Mayo de 1940, durante cinco semanas, la NKVD (germen de la terrible KGB) estuvo transportando prisioneros polacos desde campos de concentración en Starobielsk, Kozelsk y Ostashkow hacia un lugar en la carretera Smolensk-Vitebsk. La orden directa de Stalin era eliminar a los prisioneros.
La URSS asesinó en 1940 a la élite polaca, en su mayoría oficiales del Ejército: más de 25.000 muertos con tiros en las nucas, por orden del camarada Stalin, en nombre del socialismo de la libertad.
La Unión Soviética detuvo a alrededor de 230.000 polacos. De ellos, aproximadamente 25.000 fueron encerrados en campos de concentración y, posteriormente, liquidados en bosques cercanos, uno por uno, y enterrados en fosas comunes.


Los primeros cadáveres fueron descubiertos accidentalmente en los bosques de Katyn, cerca de Smolensk. No cabe otra calificación que la de genocidio para tamaña masacre, de la élite, la gente más formada de la sociedad polaca de aquellos momentos, los más preparados murieron, y este episodio ha marcado para siempre,  las relaciones de Polonia con Rusia.
La novia polaca del hijo de mi amiga, ha estado de visita en España desde entonces en varias ocasiones. Recuerdo que una de las veces coincidió con aquellos días en los que se debatía en el Congreso de los Diputados la envestidura fallida del señor Pedro Sánchez… La novia polaca del hijo de mi amiga no salía de su asombro al descubrir que en España había un partido político con representación en el parlamento, con el apoyo de más de cinco millones de ciudadanos, que se inspira en la ideología de quienes provocaron la muerte de tantos miles de polacos, de la creme de la creme de la sociedad polaca de hace casi ocho décadas … Se quedó absolutamente estupefacta.
Sirvan estas palabras para alertar a quienes aún diferencian entre totalitarismos buenos y totalitarismos malos, y consideran que hay regímenes liberticidas que son aceptables, deseables, apetecibles; y que afirman sin rubor que hay víctimas de diversas categorías, dependiendo de quién sea la víctima y el victimario… y que hay violencia revolucionaria, en el sentido positivo del vocablo “revolucionaria”, y por tanto aceptable y soportable… Sirva mi artículo de llamada de atención a quienes hacen elogios de gente como el argentino aquel, el de la boina (y no me refiero a Carlos Gardel) que acompañó a los hermanos Castro en Cuba y que justifican sus métodos y sus objetivos, pues aspiraba a la bondad extrema, tal cual hicieron quienes  trataron de poner en práctica sus ideas de ingeniería social durante décadas, dando como resultado la muerte de cientos de miles de personas (más de 100 y 150 millones según algunos historiadores) y terribles tragedias irremediables para muchísimas más…

Y algunos habrá, todavía, que digan que aquellas gentes no estuvieron acertados a la hora de intentar poner en práctica las maravillosas ideas de un tal Carlos Marx… y que es que no eran verdaderos socialistas, comunistas, gente de izquierda.

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